Vicent Bolloré, a la conquista de la hegemonía cultural

Con su OPA sobre Lagardère, Vincent Bolloré se ha hecho con la primera editorial francesa y con un grupo de medios de comunicación. Lo que persigue el empresario no es tanto un objetivo económico como ideológico

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Diciembre 2023 / 119
Vincent Bolloré

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Etienne Laurent

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Es muy tentador comparar a Vincent Bolloré con Rupert Murdoch. El magnate australoestadounidense, de 92 años, está al frente de un imperio mediático que, desde Fox News hasta The Sun, propaga los discursos más conservadores y la peopolisation*  de la vida política. En este sentido, califican a Joe Biden como “El hombre más peligroso del mundo”. 

Un total de 21 años más joven que el presidente estadounidense, Bolloré, al frente del conglomerado Vivendi, ha abandonado sus actividades de logística, sobre todo en África, para centrarse en los medios de comunicación y en la actividad editorial  [Vivendi posee alrededor del 12% del Grupo Prisa en España].

En cada una de sus adquisiciones se observa el mismo escenario: poner rumbo a la derecha, por no decir a la extrema derecha. Cuando toma Canal+ , en 2015, lo primero que hace es suprimir los programas de investigación y de humor. En sus cadenas CNews y C8, los temas sobre seguridad y migración se emiten en bucle. 

Con la OPA de Vivendi sobre el grupo Lagardère, aprobada por la Comisión Europea el pasado 9 de junio, Bolloré se hace con la emisora Europe 1, los semanarios Journal du Dimanche y Paris Match y la editorial Hachette.

El pasado verano, el nombramiento del exjefe de redacción del semanario de extrema derecha Valeurs Actuelles, Geoffroy Lejeune, como director del Journal du dimanche confirma ese giro reaccionario. Pero el investigador Alexis Lévrier, especialista en historia de la prensa, detiene ahí toda comparación entre Bolloré y Murchoch. “Mientras que Murdoch persigue ganar dinero, Bolloré no teme perderlo. Su intención es llevar a cabo una guerra cultural en la que el tema económico es secundario. Murdoch jamás habría cambiado tan brutalmente la línea de una publicación como ha hecho Bolloré en el Journal du dimanche. Me recuerda más a François Coty, quien en el periodo de entreguerras adquirió Le Figaro para propagar la ideología fascista a riesgo de acabar con su fortuna personal y morir en la ruina”.

Las cifras lo atestiguan: excepto CStar, las cadenas controladas por Bolloré (Canal+, C8, CNews) son deficitarias en Francia, y el número de oyentes de Europe1 no deja de desplomarse, con el 3,5% de audiencia acumulada según los resultados publicados en julio por Médiamétrie. En los próximos meses veremos cómo se portan las ventas del nuevo Journal du dimanche.

¿Hacia la censura?

A ello se añade la elevada factura que el empresario bretón se dispone a pagar por los periodistas. El 90% de la redacción se ha ido del Journal du dimanche tras la llegada de Geoffroy Lejeune. “Les han ofrecido un puente de plata: dos meses de indemnización por año trabajado y les ha dado permiso para no ir a trabajar hasta su marcha definitiva”, nos explica Emmanuel Vire, secretario general del sindicato SNJ-CGT, quien prevé también una gran oleada de salidas en Paris Match.

Bolloré puede, así, contratar a periodistas afines a su línea editorial, la mayoría de ellos empleados en sus otros medios. “El dinero en efectivo acumulado con la venta de sus actividades de logística (5.700 millones por la cesión de Bolloré Africa Logistics y 5.000 por la de Bolloré Logistics) le permite abrir las compuertas”, prosigue Emmanuel Vire, que quiere, sin embargo, precisar: “Si bien está dispuesto a gastar lo que haga falta en los medios que tienen influencia política, no es lo mismo en el caso de otros medios como Prisma [que reagrupa a las revistas Voici, Geo, Capital y  NDLR] en el que se muestra mucho más prudente.

La estrategia editorial de Bolloré no se limita a los medios de comunicación. A través de la OPA de Vivendi sobre Lagardère, el empresario se adueña de Hachette, primer grupo editorial francés y tercero a nivel mundial (en 2022, Hachette tuvo una cifra de negocios de 2.750 millones de euros, un 69% en su división internacional).

Sin embargo, la Comisión Europea ha obligado a Bolloré a ceder Editis, el número dos francés del sector editorial, para evitar un abuso de posición dominante. Bruselas también le ha obligado a ceder Gala para obtener Paris Match. El empresario debe, pues, renunciar a su proyecto de crear un gigante del sector editorial con la suma de Hachette y Editis. 

“No es más que la aplicación del reglamento europeo de las concentraciones. El problema supera el simple aspecto económico: lo que en este caso está en juego es, también, la diversidad editorial y cultural, que es crucial”, subraya la abogada Isabelle Wekstein, especialista en derecho mercantil y de la competencia, especialmente en los medios de comunicación. 

“Europa es la salvaguardia, mucho más que la legislación francesa” añade Jean-Yves Mollier, autor de Brève histoire de la concentration dans le monde du libre (Libertalia). “Ya en 2002, cuando Jean-Luc Lagardère quiso hacerse con Vivendi Publishing, y a pesar de que el Ministerio francés de Cultura se felicitaba por la creación de un líder en el sector, Europa le obligó a revender el 60%”. 

Baile de editoriales

Mientras se dispone a vender Gala a Le Figaro, Vivendi piensa vender Editis a una filial del conglomerado CMI de Daniel Kretinsky, propietario de medios como Elle y Marianne y primer accionista de Fnac-Darty. Jean-Yves Mollier dice suspirando: “En los últimos años, Editis no ha dejado de pasar de un grupo a otro: Wendel, Planeta, Vivendi… su valor comercial ha bajado en 3.000 millones de euros y sus equipos están desmotivados”.

¿Es la injerencia de Bolloré en el sector editorial la misma que en la prensa? A primera vista, según se constata en las estanterías, no es tan flagrante. 

Editis, controlada desde hace años por el grupo Vivendi de Bolloré, es dueña de la editorial La Découverte, conocida por publicar ensayos marcadamente de izquierda. Pero entre bastidores se urden unas maniobras mucho más inquietantes. Cuando Albin Michel, filial de Hachette, se negó a publicar el ensayo del polemista de extrema derecha Eric Zemmour, quien se presentaba a las elecciones presidenciales, su editora, Lisse Boël, dejó la editorial. Después fue contratada por …Editis para ser codirectora de Plon.
Lo mismo ha ocurrido en Hachette. En marzo de 2022, Sophie de Closets dejó la dirección de Fayard, una de las editoriales faro del grupo. Fue sustituida por Isabelle Saporta, que, entre otros, ha editado el libro de Cyril Hanouna, presentador estrella de C8. De nuevo nos hallamos ante la sinergia bolloreana, marca de fábrica del grupo. 

Este otoño, Isabelle Saporta ha publicado la continuación de las memorias de Nicolas Sarkozy, quien, desde su puesto en el consejo de vigilancia de Lagardère, estaba en primera fila durante la OPA de Vivendi.
¿Nos encaminamos, entonces, hacia una censura de los libros editados por Hachette? “Con toda seguridad habrá menos libros demasiado de izquierda que no gustarían a la extrema derecha. A riesgo, además, de una autocensura del equipo editorial”, dice Jean-Yves Mollier, quien recuerda un precedente: “Como fundador de Média Participations, que posee grandes editoriales de cómics, Remy Montagne, defendió en los años 1980, una línea católica ultraconservadora”.

Ahora Hachette se enfrenta a la deserción de autores y de editores. Pero el impacto económico es relativo: “La mayor parte del volumen de negocio procede de la distribución y difusión que Hachette gestiona para muchos editores externos”, subraya Mollier. 

Habrá que ver si Vivendi acentúa la diversificación de Hachette, que ha llevado a cabo adquisiciones en el sector de juegos de mesa y videojuegos que, por otra parte, conoce bien Vivendi, propietaria de Gameloft.

Más dureza contra C8 y CNews

“Bolloré posee ahora todas las concentraciones verticales necesarias para tener peso en el paisaje cultural”, constata Alexis Lévier. Pero, tras haber dado su autorización a la OPA, la Comisión Europea decidió, a finales de julio, abrir un procedimiento formal de examen.

“Debe determinar si, cuando adquirió Lagardère, Vivendi infringió la obligación de notificación y de suspensión enunciadas en el reglamento de las concentraciones, así como las condiciones y obligaciones ligadas a la decisión de la Comisión de autorizar la operación Vivendi/Lagardère”, explica Isabelle Wekstein.

Es decir, que Bolloré no habría esperado al veredicto de Bruselas, a comienzos de junio, para hacerse con las acciones de Lagardère. Europa también se verá interpelada por la llegada de Geoffroy Lejeune al Journal de dimanche: ¿no se preparó antes de la decisión europea?

El caso de Paris Match también plantea interrogantes: en julio de 2022, cuando la Vivendi de Bolloré entraba progresivamente en el capital de Lagardère, la portada dedicada al cardenal Sarah, personalidad de los medios católicos conservadores a los que tanto aprecia Bolloré, tenía ya la huella del futuro propietario. Esa portada produjo la salida de la revista del director, Bruno Jeudy, que fue sustituido por Laurence Ferrari, quien también es presentadora en CNews y Europe 1.

Si se confirma la toma de control anticipada, la multa podría alcanzar el 10% del volumen de negocios de Vivendi, es decir, alrededor de 1.000 millones de euros. Es comprensible, pues, que Arnaud Lagardère haya tenido tanto empeño, a través de varios comunicados, en demostrar que el nombramiento era cosa suya. 

“Si tanto desea ayudar a Bolloré, es para negociar su permanencia en la plaza”, deja caer Jean-Yves Mollier.
 

Arnaud Lagardère podría ambicionar ser presidente de Hachette. Señalemos que el grupo Lagardère conserva Retail , que entre otras cosas, gestiona la cadena Relay, creados en su momento por Hachette para vender libros en las estaciones.

Pero, aparte de la multa ¿podría Europa dar marcha atrás en su validación de la OPA? “Solo podría haber una marcha atrás si los remedios propuestos [cesión de Editis y de Gala] no se llevaran a cabo”, dice Isabelle Wekstein, antes de observar que hasta el momento “no se han aplicado”. 

Más firmeza

En el sector audiovisual, otro freno podría proceder de la Autoridad de Regulación de la Comunicación Audiovisual y Digital francesa (Arcom), que tiene previsto renovar las frecuencias en 2025. Según nuestras fuentes, la instancia piensa mostrarse mucho más firme con C8 y CNews.

Pero Vincent Bolloré ve más allá. Su grupo va a ponerse en marcha para acompañar a la derecha radical en las próximas elecciones: las europeas de 2024 y, sobre todo, las presidenciales francesas de 2027… Todas las miradas están puestas, sobre todo, en Paris Match: ¿se utilizará el semanario para peopolizar a los candidatos de la extrema derecha? 

Frente a la apisonadora de Bolloré, los sindicatos de periodistas hacen un llamamiento a nuevas salvaguardas. “La ley de 1986 ha quedado obsoleta. Hoy hay que ir mucho más lejos en lo referente a la concentración y el reconocimiento jurídico de las redacciones. Deben tener derecho a oponerse a la llegada de un nuevo director de la redacción”, dice Emmanuel Vire.

Iniciada a principios de octubre, la Convención sobre la Información, ¿irá más allá de una simple declaración de intenciones? “Si permitimos a Bolloré actuar como lo hace, otros empresarios del sector podrían seguir su ejemplo y mostrarse tan brutales como él”, se teme ya Alexis Lévier.

*La peopolisation,  peoplelisation o farandulización es la propensión de los medios de comunicación a dar importancia a las celebridades y personalidades de la política haciendo pública su vida privada y reduciendo la figura pública al estado de simple persona, familiar, próxima.