Intriga y angustia en Argentina

Milei pone en marcha su drástico plan para reavivar una economía en cuidados intensivos. ¿Funcionará?

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Diciembre 2023 / 119
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Javier Milei

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Ilan Berkenwald

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"El primer presidente liberal-libertario de la humanidad…”. La desmesurada autocalificación del mismísimo Javier Milei, presidente electo de la Argentina, habla por sí sola del tiempo que se ha iniciado aquí tras la victoria que obtuvo en la elecciones del 19 de noviembre. Son días de intrigas, preguntas, hipótesis políticas y mucha, pero mucha angustia en quienes no lo votaron y están esperando lo peor en términos de ajuste y recorte de derechos logrados en gran parte de los últimos 40 años de democracia. Sí, se está reescribiendo la historia argentina. 

El país viene de vivir un largo proceso electoral iniciado el 13 de agosto con las PASO (primarias abiertas simultáneas y obligatorias), ganadas por La Libertad Avanza, el partido de Milei; luego, las elecciones generales del 22 de octubre —en las que resultó ganador Sergio Massa, candidato presidencial de Unión por la Patria (restos del peronismo y del kirchnerismo)— y, finalmente, el balotaje en el que Milei derrotó a Massa por 55,69% a 44,30%. Es decir, pasaron tres meses en los que el país vivió una desgastante batalla. 

El panorama nacional es complicado y asfixiante. Durante 2023 se congelaron las operaciones inmobiliarias; las exportaciones e importaciones quedaron sujetas a los vaivenes del constante aumento del dólar; se profundizó la precariedad laboral; los sueldos continuaron cayendo a niveles irrisorios; la brecha entre ricos y pobres sigue su camino hacia un abismo... Todo al ritmo de la divisa estadounidense, que rige la economía nacional y alimenta la inflación. 

Privatizaciones

¿Y la tan mentada grieta que divide al país? Muy viva. Ahora se le han sumado actores, el odio empieza a tomar características muy preocupantes y la reconciliación de los argentinos queda en una larga lista de deseos para el año próximo. O tal vez el siguiente. 
 

Menos de 24 horas después de haber ganado la segunda vuelta, Milei subrayó que apenas asuma el 10 de diciembre no habrá lugar para el gradualismo. Iniciará una nueva etapa de privatizaciones empezando por la empresa petrolera YPF, la de energía Enarsa y tres medios públicos clave para la comunicación oficial: Canal 7, Radio Nacional y la agencia de noticias Telam. En todos estos lugares y en toda la Administración pública ya están en guardia por la ola de despidos, que se considera un hecho inminente.

Alianza contra el kirchnerismo 

Milei pretende dar la vuelta en un año al más que difícil cuadro que presenta una economía estancada desde hace 10 años. El PIB per cápita está en el nivel que existía después de la gran crisis de 2001. El presidente estima que doblegar la inflación llevará de 18 a 24 meses: el índice pasó del 8% anual en promedio en el periodo 2003-2006 al 50,9% en 2021, al 94,8% en 2022 y al 190% estimado para el cierre de este año. El salario real ha caído el 29,5% desde 2017 y la cuantía de las jubilaciones es de media el 30,6% inferior a la de hace siete años. Los datos catastróficos los brinda la Fundación Capital, conducida por Carlos Pérez. También se sabe que las reservas netas del Banco Central terminarán este año con apenas 10.500 millones de dólares.

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Victoria Villarruel
Victoria Villarruel, nueva vicepresidenta de Argentina. Foto: Wikimedia Commons

La gran pregunta es si Milei seguirá adelante con su promesa —o amenaza— de dolarizar la economía, algo que desaconsejan gran número de economistas argentinos— incluyendo los que van del centro a la derecha—, europeos y estadounidenses. Para arrancar con ese proyecto, llevaría el peso argentino a un valor ínfimo, de este modo, la gran masa laboral pasaría a cobrar salarios ubicados en los últimos escalones del mundo. 

Milei llegó al poder gracias a la alianza electoral que le armó el expresidente Mauricio Macri, que obligó y humilló a Patricia Bullrich a amigarse con el candidato liberal después de que este le recordara constanmente durante la campaña  su pasado en las filas de la organización armada Montoneros, en la década de 1970. Concretamente, la acusaba de haber puesto una bomba en un jardín de infantes. Bullrich no tenía nada que ver con esa acusación. Además, nunca hubo un atentado en una escuela ni nada parecido. Un día después de la elección general, que había ganado Massa, frente a las cámaras de televisión, Milei y Bullrich se abrazaron, perdonaron y sellaron la alianza con el propósito común de hacer desaparecer el kirchnerismo. 

Ahora, cuando Milei está armando la estructura básica de poder y apenas puede avizorar cómo completar su gabinete —reducido— de ministros, aparecen las primeras diferencias parar armar la grilla de funcionarios. Milei no sabe lo que es rosquear, negociar con otros la designación de cargos, y esto ya está generando discusiones en distintos niveles de su partido y con sus socios en el poder. Y le va a costar mucho completar la lista de 90.000 empleados y funcionarios para poner en marcha el Estado nacional.

La influencia ultracatólica

Está tratando de recomponer relaciones. Había calificado al Papa como “representante del maligno”. Sin embargo, fue el mismo Francisco quien lo llamó para felicitarlo y hubo una rápida reconciliación. Probablemente, ese calificativo se lo haya señalado la vicepresidenta electa, Victoria Villarruel. Ella es religiosa, adherente al lefebvrismo, esa corriente católica ultra que suele ubicarse a la derecha del Opus Dei. No es algo habitual. Se calcula que en Argentina hay apenas unos 4.000 adherentes a la corriente del arzobispo francés Marcel Lefebvre, que no reconoció la política de modernización del Concilio Vaticano II y se rebeló contra el Vaticano. Para Villarruel —quien le llevaba diariamente una hostia consagrada al dictador fallecido Jorge Rafael Videla cuando estaba en la cárcel y luego en su prisión domiciliaria—, Bergoglio es comunista. También tiene como prioridad derogar la ley de despenalización del aborto.

Milei había anticipado que no iba a relacionarse con países comunistas como China y Brasil. Ahora aclara que se refería a los vínculos entre Estados y que lo que hagan los privados es asunto de ellos, según explicó después de las elecciones. 

Antes de cumplir 20 años, Milei había probado suerte en el fútbol. Fue arquero en los equipos Chacarita y San Lorenzo. “Se diferenciaba de los demás en que era un atajador, volador, mucho mejor debajo de los tres palos que saliendo”, contó Eduardo Grecco, uno de sus entrenadores. Le decían El Loco del arco. En su aspecto imitaba al Sylvester Stallone de Rambo y de ese personaje copió el método de entrenamiento. Ya se puso el uniforme. Ahora quiere atajar y también atacar.