El dragón asiático apuesta por los coches voladores

La industria china mira al futuro sin complejos y comienza a desarrollar vehículos que podrán circular por el aire, mientras trata de conquistar Europa con sus automóviles eléctricos

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Julio 2024 / 126
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Cohe volador

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Getty images

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“Tomar la iniciativa es asegurar el control del enemigo, mientras que un comportamiento pasivo te lleva a ser dominado por el enemigo”, dice un proverbio chino. Esta máxima puede aplicarse a la ofensiva china para imponer sus automóviles eléctricos en los mercados internacionales en general y el europeo en particular. La apuesta no se refiere solo a este tipo de vehículos, sino que engloba también la industria de los coches voladores y de doble uso, capaces de circular por una autopista y volar.

Parece ciencia ficción, pero el tema lleva camino de convertirse en realidad a tenor de los calendarios que se manejan en Pekín y en Bruselas. La Unión Europea ha fijado para 2035 el fin de las ventas de coches nuevos con motor de combustión, aunque permitirá que circulen hasta el 2050. China, por su parte, quema etapas a una velocidad vertiginosa y quiere aprovechar su ventaja tecnológica en el desarrollo de vehículos eléctricos, incluidas las baterías, para exportar masivamente. A esta ofensiva no es ajena, a ojos de sus dirigentes, la división en las filas europeas sobre la conveniencia de revisar la fecha límite para los motores de combustión y de subir los aranceles a las importaciones de los coches eléctricos procedentes del país asiático. La UE decidió finalmente en junio incrementar esos aranceles: las nuevas tarifas, que oscilan entre el 17,4% y el 38,1% ,dependiendo de la marca, se sumarán a partir del 4 de julio al 10% actualmente vigente para todos los modelos importados de China, sean o no eléctricos.

Como en 'Blade Runner'

La ambición china, sin embargo, va más allá de los coches eléctricos. Una pretensión que se pone de manifiesto en los apoyos oficiales que reciben los fabricantes estatales y privados para desarrollar vehículos de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL, por su sigla en inglés), con especial atención hacia aquellos que también sean capaces de circular como un automóvil, es decir, coches eléctricos voladores. Estos prototipos pueden hacer realidad las imágenes de la película Blade Runner (1982), en la que un joven Harrison Ford aparecía patrullando con un coche volador las autovías aéreas de una contaminada Los Ángeles en el lejano 2019.

La firma Xiaopeng Motors, más conocida como XPeng, es la que está más avanzada en la comercialización de este tipo de vehículos en China. Fundada en 2015 por dos ex altos ejecutivos del grupo de automoción GAC, la empresa se ha dedicado desde el primer día a fabricar coches eléctricos. Es una apuesta segura, pues cuentan con las generosas ayudas que otorga Pekín para fomentar las energías limpias, la innovación y el desarrollo. Dichos apoyos le han permitido presentar el primer coche dual a principios de este año y anunciar su producción masiva a partir de 2025, según el diario japonés Nikkei.

Este modelo de XPeng tiene, por el momento, dos versiones. La primera, denominada XPeng AeroHT Land Aircraft Carrier, se compone de dos módulos: uno para circular por tierra y otro en forma de pequeño helicóptero personal que se puede plegar y colocar dentro del módulo de carretera. La otra versión, el XPeng AeroHT eVOL, incluye unas hélices en la parte superior que se pueden plegar y ocultar en la carrocería del coche y que permiten su despegue y emprender el vuelo como un helicóptero. El precio se situará en torno al millón de yuanes (unos 130.000 euros) y la empresa ya ha anunciado que aceptará pedidos a partir de octubre.

No más atascos

Junto con XPeng, otras firmas como GAC, Geely, EHang, SAIC y Xiaomi también están en la carrera por comercializar sus coches voladores. Los anima el anuncio hecho por el Partido Comunista Chino a finales del 2023 de fomentar con ayudas estatales y locales la “economía de baja altitud”, un concepto que engloba las industrias de fabricación de vehículos eléctricos de despegue y aterrizaje vertical, drones y helicópteros, por ser un sector considerado emergente. Este optimismo se refleja en el hecho de que China produce el 50% de los eVOL de todo el mundo, según un informe de China Merchants Securities; es una cifra muy superior al 18% de EE UU y el 8% de Alemania.

Y es que, en China, políticos y empresarios creen que estos prototipos pueden ser una buena alternativa a los atascos y aspiran a que se conviertan en un medio de transporte alternativo. Su apuesta es que en una primera etapa los adopten las empresas logísticas y de turismo, si bien algunas marcas ya piensan en expandirse a los países del golfo Pérsico, un mercado en el que depositan grandes esperanzas de crecimiento debido a sus bajos niveles de regulación y su elevada receptividad a las nuevas tendencias tecnológicas.

No obstante, los constructores chinos saben que su apuesta de coches voladores es a largo plazo porque persisten muchos obstáculos para su desarrollo, como son la escasez de puntos de despegue y aterrizaje y la falta de normas de circulación para los conductores. Pero creen que el tiempo juega a su favor, ya que disponen de una tecnología más avanzada en el mercado de los vehículos eléctricos asequibles, cuyos avances técnicos son indispensables para los eVOL. Este optimismo lo avala el vertiginoso aumento de las ventas de coches eléctricos chinos en Europa: si en 2019 suponían el 0,4% del total, en 2023 ya había crecido al 7,9%, y los estudios de mercado elevan esa cuota de mercado hasta el 20% en el 2027. El aumento se explica porque estos vehículos son mucho más baratos que los europeos gracias a unas ayudas estatales y a una poderosa industria local de baterías, componente que supone más del 30% del coste de un coche eléctrico y que es el 20% más barata que en Europa y EE UU.

Paso al frente

La evolución de las ventas, los bajos precios y el poco interés de las marcas europeas en desarrollar los eVOL pueden provocar un vuelco en el panorama de la automoción europeo. Los fabricantes chinos así lo han interpretado y ello explica la ofensiva que han desencadenado. Marcas como BYD, Chery, Geely, Great Wall Motors y Nio han anunciado inversiones para fabricar coches eléctricos en la UE. Esta estela es seguida por los principales fabricantes de baterías chinos, que también optan por instalarse en el Viejo Continente, como CATL y EVE Energy, que han invertido,  respectivamente, 7.000 y 1.300 millones de euros en Hungría. El dragón asiático ha tomado la iniciativa y si los constructores europeos no dan un paso al frente, la UE puede perder en pocos años uno de sus principales buques insignias.