Transición ecológica en Cataluña: reconversión industrial y reindustrialización

Es preciso evitar los errores de los años ochenta y noventa, cuando Europa perdió hegemonía en muchos campos por no afrontar los retos de la globalización con la suficiente perspectiva estratégica

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Planta química en Tarragona.

Calafellvalo

El debate sobre la descarbonización ha venido para quedarse. De eso ya no hay ninguna duda. Y esto significa que la transición ecológica implica un futuro libre de energías de origen fósil y por tanto libre de carbono de este origen. Así, la progresiva desfosilización puede poner a diversos sectores industriales en una perspectiva de verdadera situación de crisis por varias razones: por el coste que significará este proceso, por las transformaciones productivas que comportará, por el impacto social y económico que tendrá en la sociedad, especialmente en el empleo y en la severa reestructuración de diversos sectores de la producción y los servicios.

Cuando se prevé una situación de este calibre, las alarmas se disparan cuando estos sectores, además, tienen un peso muy significativo en el PIB de Cataluña. Los sectores más afectados, por su trascendencia económica y social, viven una situación de cierta convulsión, y de ellos destacamos:

El sector de la automoción. Según el informe anual sobre la industria en Cataluña del Departamento de Empresa y Trabajo, este sector tiene un peso específico destacado dentro de la economía catalana, ya que aporta el 9,0% del VAB industrial y el 11,3% de la facturación (unos 2.800 y 14.700 millones de euros, respectivamente), da trabajo a más de 37.000 personas en 365 empresas dedicadas a la fabricación de automóviles y componentes de la cadena de valor y representa sobre el 8% del PIB.

El sector químico. Según las mismas fuentes, este sector tiene también un peso específico muy destacado dentro de la economía catalana, ya que aporta el 11,9% del VAB industrial y el 12,7% de la facturación (unos 3.750 y 16.600 millones de euros, respectivamente), dando trabajo a unas 37.200 personas, siendo el asociado al sector energético (petroquímico) un 50% del total del sector químico y el 60% del tráfico portuario.

El sector de la logística y del transporte. Según datos del Observatorio de la Logística, realizado por CIMALSA, y corroborado por los departamentos de Territorio y de Presidencia de la Generalitat, el sector del transporte y la logística representa el 14,4% del PIB en Cataluña y da trabajo a 170.000 personas.

La construcción, con cementeras y la propia actividad constructora, que se ve fuertemente afectada por la descarbonización del sector, es uno de los otros campos que deben plantearse una fuerte revisión estructural para seguir siendo competitivos y dinamizadores de la economía del país, representando un 7% tanto del PIB como de la gente que está ocupada en el sector.

La situación en España no es diferente, y las preocupaciones importantes deberían formar parte, de manera urgente, la agenda política del país.

La situación impuesta por la lucha por el cambio climático se convierte en crítica al necesitar cambiar el modelo energético en que se ha basado el desarrollo de la sociedad tal como el conocimiento desde los años del desarrollismo en España en la segunda mitad del siglo XX. Así, pues, el sector de automoción debe redefinirse para encaminarse hacia la movilidad eléctrica. El sector químico, especialmente el petroquímico, debe construirse de nuevo en base a disponer de una química sin petróleo si la consigna es ir hacia una sociedad sin fuentes energéticas fósiles. El sector de la movilidad debe reconvertirse hacia la electrificación (baterías y/o hidrógeno) y, quizás de manera transitoria, utilizar combustibles libres de emisiones de fósiles como el biometano. La construcción y la logística estarán también muy afectadas.

Todos tendrán aspectos comunes que provocarán una verdadera transformación de su sistema productivo a raíz de sus necesidades de descarbonización que afectará a procesos de diversa naturaleza y que se ven principalmente revelados por cualquier empresa y/o entidad cuando intente hacer el ensayo de la declaración de huella de carbono. Fuentes energéticas y transporte/distribución de sus productos se convierten en sus principales fuentes de emisiones de CO2 que precisan :

— La descarbonización propiamente dicha. Es decir, acelerar el proceso de electrificación de los sistemas de producción industriales o de sustitución por renovables en relación a la fuente energética que se utiliza.

— El acompañamiento de los proyectos de implantación de infraestructuras con apoyo del Estado, sea gobierno central o autonomías, necesario para contar con una red eléctrica lo suficientemente fuerte para que pueda transportar la demanda de las nuevas necesidades energéticas. La capacidad de transporte y distribución de energía eléctrica debe multiplicarse por más de tres.

— El apoyo para garantizar la estabilidad en el suministro de energías renovables facilitando la capacidad de almacenamiento de energía.

— Cambios a movilidad sostenible para transportar y distribuir los productos fabricados y las mercancías procesadas.

— La incorporación de todo lo que deriva de la industria 4.0 que afectará a muchos procesos de la propia organización del trabajo, con la formación y adaptación de personas y estructuras y un significativo cambio en sistemas de producción que, en muchos casos, serán altamente intensivos en consumo energético. (digitalización, big data, centro de datos, IoT, inteligencia artificial...)

Ya en el pasado ha habido situaciones equivalentes, conocidas como reconversiones industriales, en las que fue necesario renovar y modernizar diversos sectores industriales para seguir siendo efectivos, no perder rentabilidad, ser competitivos y seguir aportando riqueza a la sociedad. La magnitud del problema sobrepasa el entorno de una empresa y hay que considerarla como un problema de Estado, aunque, obviamente, el desarrollo de las medidas requiere una fuerte colaboración público-privada para hacerlas más efectivas y encarrilar las acciones de las ayudas estatales en una misma dirección para asegurar las infraestructuras necesarias.  Otras acciones son propias a las iniciativas de cada entidad y/o empresa. En la presente situación, por su urgencia y papel impulsor en el desarrollo de las medidas de la transición ecológica, hay que indicar actuaciones en los siguientes campos:

— Desplegar nuevas cadenas de producción de automóviles y vehículos eléctricos de todo tipo, abandonando los motores de combustión interna.

— Desplegar una nueva química sostenible del carbono sin utilizar fuentes energéticas de origen fósil readaptando o disponiendo de plantas para los nuevos procesos evitando las emisiones de CO2 de este sector.

— Desplegar la logística y el transporte en base a vehículos y fuentes de energía sostenibles disponiendo de las infraestructuras necesarias, garantizando costes y evitando también las emisiones de CO2 y de otros gases de efecto invernadero.

De hecho, la situación implica un proceso de reindustrialización mediante la modernización tecnológica, incorporando nueva tecnología y funcionalidad de valor añadido así como la creación de actividades de futuro que diversifiquen o reinventen en la industria, en la línea de lo que se denomina industria 4.0.

Estas actuaciones hay que abordarlas con ayudas estatales, financieras, fiscales y laborales adaptadas a una estrategia que se podría llamar SUR (Sectores de Urgente Reindustrialización) en que diferentes departamentos de la Generalitat y ministerios (Medio Ambiente, Energía, Territorio, Empresa, Trabajo, Industria, Transición Ecológica, Hacienda.....) siguiendo en parte la experiencia de las ZUR en su día (Zonas de Urgente Reindustrialización) deben coordinarse para optimizar la aplicación de los recursos económicos.

La problemática real, no es el hidrógeno, ni el CO2, ni los métodos de descarbonización, ni los combustibles sintéticos, ni si se deben activar acciones de I+D+i para que se conviertan o contribuyan a salvar a la industria. Todos y cada uno de estos aspectos son herramientas y/o instrumentos de actuación o acompañantes de la situación pero no el problema y hasta ahora más bien enmascaran la identificación de la verdadera realidad.

El verdadero problema es otro. Es el replanteamiento de los sectores económicos sin fuentes energéticas fósiles. Es necesario definir una estrategia a medio y largo plazo, con un plan político concreto, un plan de actuación coordinado con todo el gobierno, dibujando una hoja de ruta con metas y objetivos para abordar la crisis industrial y económica de los sectores que contribuyen al PIB del país, buscando las colaboraciones públicas y privadas para llevar a cabo de forma urgente y consensuada con los sectores la reindustrialización y si ésta no es factible, la reconversión industrial, tal y como vienen haciendo algunas empresas ya desde hace años.

Si esta reindustrialización precisa apoyo, ayudas o contribuciones del sistema I+D+i, afortunadamente el actual sistema tanto universitario, como de centros de investigación y centros tecnológicos como del CSIC extendido por toda Cataluña puede aportar sus conocimientos y capacidades para llevar a cabo los proyectos ad hoc necesarios acompañado a los sectores afectados para enriquecer el abanico de opciones con procesos que incrementen TRL de plausibles y futuras soluciones tecnológicas.

Pero la urgencia y gravedad del problema de los sectores expuestos requiere de rápidas decisiones a partir de alternativas ya comerciales o precomerciales de relativamente rápida implementación. El año 2030 está prácticamente aquí y todos estos sectores precisan, con el liderazgo de los gobiernos del Estado y Cataluña de todos los departamentos implicados, entrar de lleno en un plan de reestructuración.

El hecho a destacar es que la novedad no es otra que el problema de la desfosilización impactará de raíz a todo el sistema productivo de los sectores afectados, implicando una nueva cultura del trabajo, nuevos procesos productivos, nuevos esquemas de intervención en los mercados, nuevas formas de tratamiento de la productividad, nuevos sistemas de captación de recursos para la inversión.

Aparte de esta tarea, las autoridades también deben contemplar dentro de la hoja de ruta a establecer y dentro de las ayudas para los sectores SUR, la definición de un plan para el despliegue de infraestructuras apropiadas sobre lo que basar la confianza de las vías tecnológicas de la reestructuración del sector.

Los dos hitos, impulso de las infraestructuras necesarias, apoyo a la reconversión de los sectores estratégicos de país son elementos claves y que deben ir en paralelo. El riesgo de no promover este cambio puede significar un retroceso en la capacidad del país. No se puede reproducir la situación de los años 80-90 en las que en Europa, de manera general, no se atacó los problemas con la suficiente perspectiva estratégica, lo que provocó que amplios sectores de la industria no pudieran alcanzar los retos que la globalización les presentaba y se perdió la hegemonía en muchos campos. Ahora corresponde afrontar la realidad con una nueva perspectiva que sume los retos ambientales con las necesidades de una economía pujante que pueda garantizar el bienestar y la calidad de vida que nuestra sociedad necesita.