El declive del imperio africano de Bolloré

El sector del transporte marítimo se concentra aún más con la salida del magnate francés, decidido a centrarse en los medios de comunicación. Es una renuncia especialmente sensible en el África subsahariana

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Julio 2023 / 115
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Bollore

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Andrea Bosch

Es todo un símbolo: el nombre de Vincent Bolloré desaparece del sector de los puertos y de la logística. El empresario aceptó, el pasado 8 de mayo, la oferta de compra del armador francés CMA CGM, que se hace con Bolloré Logistics por 5.000 millones de euros. La empresa se había convertido en uno de los cinco principales operadores de transporte de mercancías en Europa, ya sea por flete marítimo, aéreo o terrestre. Esta operación sigue a otra cesión por parte del empresario bretón: su rama africana de logística, Bolloré Africa Logistics, fue vendida el pasado 22 de diciembre al armador italo-suizo MSC. El monto de esta transacción fue aún mayor: 5.700 millones de euros

Hasta el último kilómetro

“Bolloré decidió vender mediante desmantelamiento de activos. Las cantidades son significativas, pero ¿las valen realmente?”, se pregunta Paul Tourret, director del Instituto Superior de Economía (Isemar) francés. “En cualquier caso, se beneficia de que los armadores tienen dinero y quieren convertirse en grupos de transporte de múltiples actividades”, añade. Los gigantes del flete marítimo han salido, en efecto, fortalecidos de la crisis sanitaria, debido fundamentalmente al aumento de consumo estadounidense. El grupo CMA CGM, número tres mundial, tuvo en 2022 un resultado de 25.000 millones de dólares (MSC, número uno, no hace públicas sus cifras). Su finalidad es no limitarse a los portacontenedores. “El transporte marítimo es cíclico, tiene alzas, como la actual, pero también sufre bajas. Y estos grupos quieren estabilizar sus ingresos diversificándose”, señala Cyrille P. Coutansais, director de investigación en el Centro de Estudios Estratégicos de la Marina (CESM en sus siglas en francés) y autor de L’empire des mers (CNRS éditions), con un objetivo final: controlar mediante esas adquisiciones toda la cadena de valor para supervisar la logística hasta el último kilómetro.

Para Nicolas Vescovacci, coautor de Vincent tout-puissant (JC Lattès), “no hay que ver a Bolloré como un industrial que edifica un imperio, al estilo de un Bernard Arnault, sino como un hombre del mundo de las finanzas que se dedica a hacer operaciones financieras. Y se ha dado cuenta de que era el momento ideal para vender”. También se trata de un cálculo estratégico: “La logística es una actividad rentable, pero exige mucha inversión. Y Bolloré tendría que haber aportado más dinero”, observa Cyrille P. Coutansais.

En cualquier caso, estas compras acentúan aún más el fenómeno de concentración del transporte marítimo en manos de empresas familiares europeas (la italo-suiza MSC, la francesa CMA CGM, la danesa Maersk y la alemana Hapag-Lloyd). ¿Ha vigilado de cerca el Elíseo estas transacciones? Se trata de un tema sensible… El pasado septiembre, Alexis Koher, secretario general del Elíseo, fue investigado por ser sospechoso de haber participado en decisiones relativas a MSC, empresa en la que participan miembros de su familia. La Unión Europea, por su parte, se muestra asombrosamente conciliadora y permite que el sector del transporte marítimo se beneficie de exenciones a las normas de la competencia. 

“Heredero del imperio colonial”

En el África subsahariana es donde más se ha notado el cambio de rumbo del grupo Bolloré. “Se pasa una página”, observa Cyrille P. de Coutansais. “El grupo Bolloré, que había comprado las actividades de la compañía Delmas, era, en cierto modo, el heredero del imperio colonial francés. Con toda seguridad, este cambio va a tener un impacto sobre Francia en lo que a influencia se refiere”. En el continente, MSC está a la cabeza de 22 concesiones portuarias y ferroviarias, de 66 puertos secos* y de cerca de 250 oficinas locales. Si el armador italo-suizo ha aceptado pagar un precio tan alto es también por las posibilidades que ofrece el mercado africano. “El África subsahariana tiene una importancia marginal en el transporte marítimo comparada con la de Asia y Europa, pero es un mercado rentable. Los precios no están por los suelos porque no hay un exceso de competitividad entre actores”, explica Paul Tourret. Se exportan productos tropicales, madera y cacao, y se importan productos made in Europe como los de mantenimiento y el alcohol y, evidentemente, productos chinos.

Una cosa está clara: en el África subsahariana nadie llora la partida del hombre de negocios bretón. En Camerún, el nombre Bolloré sigue estando vinculado a la catástrofe ferroviaria de Eseka, que, en octubre de 2016, causó oficialmente 79 muertos, una cifra que muchos consideran por debajo de la realidad. Las críticas hacia ese hombre se oyen tanto en la calle como en el seno del Estado. “Cuando Bolloré se hizo en 1999 con la gestión de la empresa ferroviaria camerunesa Camrail, prometió modernizarla. Pero no hizo nada, ni siquiera garantizar la seguridad”, nos dice Denis Omgba Bomba, director del Observatorio Nacional de Medios de Comunicación y Opinión Pública, perteneciente al Ministerio de Comunicación camerunés. Y se alegra al saber que Vincent Bolloré perdió, por un fallo del Tribunal de Apelación de París del 10 de enero de 2023, su querella contra el puerto de Duala. Bolloré, que gestionó, de 2004 a 2029, la concesión portuaria, se querelló contra el puerto por habérsela quitado en 2019 y adjudicársela a Terminal Investment, filial… del grupo MSC.

¿Han influido las contrariedades jurídicas a la hora de recoger velas en el continente? En opinión de Nicolas Vescovacci, “Bolloré se da cuenta de que el viento está cambiando. Obsesionado por su imagen, tiene sobre todo miedo al juicio que se le sigue por corrupción”. En el caso de la adjudicación de las concesiones portuarias de Lomé y de Conakri, es sospechoso de haber efectuado labores de comunicación subfacturadas, a través de su filial Havas, para ayudar a la reelección de los jefes de Estado togolés y guineano a cambio de la gestión de los puertos. El pasado mes de marzo, el juzgado de instrucción del Tribunal de Apelación de París abrió la vía a la celebración de un juicio público. Muchas asociaciones pretenden aprovechar la ocasión para llevar a cabo el juicio africano a Bolloré. 

El clima político ha cambiado. Vincent Bolloré ya no puede contar con la cercanía de algunos dirigentes africanos. En Guinea, un golpe de Estado depuso a Alpha Condé en 2021. En Camerún, se prepara la sucesión de Paul Biya, quien acaba de festejar sus 90 años. Mientras se acumulan las tensiones geopolíticas, en el África subsahariana aumenta el sentimiento antifrancés. “Un sentimiento al que ha contribuido Vincent Bolloré”, dice el artista camerunés Blick Bassy, quien, a petición de Emmanuel Macron, codirige la comisión sobre la guerra de independencia en Camerún. “No hay más que mirar sus medios de comunicación, como C8 o CNews: son abiertamente anticameruneses”. 

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África

Sin embargo, Vincent Bolloré pretende conservar, a través de Vivendi, su actividad audiovisual en el continente. El grupo afirma, incluso oficialmente, que quiere centrarse en los medios de comunicación.
Además de Canal+, Vivendi cuenta con Hachette, Prisma y Havas [en España tiene el 12% del Grupo Prisa]. Y son muchos los que hoy apuestan por un aumento del grupo Bolloré en el capital de Vivendi.

Canal+ tiene 7,6 millones de abonados en África (frente a 9,5 en Francia). Y mientras que el número de abonados no deja de bajar desde hace tiempo en Francia, por el contrario, en el África subsahariana ha registrado un fuerte aumento. Pero, también en este caso, los tiempos cambian. Canal+ debe enfrentarse a la competencia china, con la llegada del operador StarTimes, que cuenta con 13 millones de abonados en África, así como con el desarrollo de empresas locales. Por esa razón, el grupo francés se ha convertido en el primer accionista de la sociedad surafricana MultiChoice. 

Canal+ también se ha visto obligada a bajar sus tarifas para hacer frente a ese aumento de la oferta.  Yacine Diagne, investigadora de la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar, observa: “Los contenidos en lengua francesa tienen cada vez menos éxito. En Senegal, por ejemplo, la gente quiere ver programas en wolof. Si algunos siguen abonados a Canal+ es únicamente por la retransmisión de los partidos. Si Canal+ perdiera los derechos de las retransmisiones deportivas, podría cerrar en África”. 

Pasar página

A ello se añade un problema político. Canal+ ha eliminado de su paquete la cadena africana Afrique Media, sospechosa de ser prorrusa. Pero esta cadena sigue estando disponible en StarTimes. “Canal+ ha eliminado esa cadena por la presión diplomática de Francia”, nos asegura Denis Ombga Bomba. Y ello provoca en la población el sentimiento de que el grupo está sometido a Francia.

En el ámbito de las industrias culturales, Vincent Bolloré había previsto abrir en el continente un centenar de Canal Olympia, unas instalaciones que funcionarían como salas de cine y de concierto. Es una iniciativa muy loable, ya que la mayoría de las salas de cine han cerrado en los últimos años, pero hoy solo se han construido 18 salas, y no todas están en funcionamiento. En la Universidad de Yaundé, oficialmente Canal Olimpia está cerrada “por razones técnicas”. Imposible saber cuándo se reabrirá. “La causa de su cierre es un contencioso con la Universidad”, nos revela una persona cercana al caso. En el campus, los Bluebus, los autobuses eléctricos ofrecidos también por Bolloré, tampoco funcionan. El empresario deja en herencia una sala abandonada y unas paradas de autobús desiertas. 

Pero en el campus de la universidad camerunesa, a los estudiantes no les importa. Quieren pasar la página Bolloré. “Estamos hartos de la injerencia de Francia”, nos dice de inmediato uno de ellos. En las manifestaciones bajo el lema Francia lárgate, sobre todo en Senegal, el nombre de Bolloré se repite sin cesar. Se ha convertido en el arquetipo de las derivas de la Francáfrica. “Para los manifestantes, el colonialismo pervive a través de esas empresas”, puntualiza Yacine Diagne.

¿La aventura africana de Vincent Bolloré está llegando, pues, a su fin? También cuenta la estrategia interna: el empresario vende sus activos africanos en el momento en que cede las riendas del grupo a sus dos hijos, Cyrille y Yannick. Se trataría de organizar su sucesión concentrándose, sobre todo, en los medios de comunicación franceses, muy lejos de los puertos africanos.
 

Un megaproyecto ferroviario que descarrila 

Vicent Bolloré abandona sus actividades de logística en el África subsahariana tras haber sufrido algunos fracasos en el continente. Uno de los más emblemáticos es el relativo al proyecto de bucle ferroviario en África Occidental. El empresario francés soñaba con conectar Costa de Marfil y Benín pasando por Burkina Faso y Níger. ¿Para qué? Para transportar pasajeros, pero, sobre todo, mercancías desde las minas de manganeso del hinterland hasta el Golfo de Guinea. Era un proyecto de cerca de 3.000 millones de euros que implicaba la construcción de 1.000 kilómetros de nuevas líneas y la renovación de vías ya existentes, especialmente el tramo entre Abiyán y Uagadugu, gestionado por Bolloré a través de Sitarail.

En 2014 Bolloré comenzó las obras en Níger. Un centenar de kilómetros de vías… hoy abandonadas en medio del desierto. El proyecto tuvo que pararse debido a la oposición de una serie de empresarios benineses y franceses y, sobre todo, por la injerencia de China. En 2018 Benín se unió a China para relanzar su red ferroviaria. “Bolloré tenía grandes proyectos para África, ¿pero tenía también el capital suficiente?”, se pregunta Cyrille P. Coutansais, director de investigación del CESM. Queda otra pregunta: ¿Qué va a hacer el grupo italo-suizo MSC con los tramos del bucle que le ha vendido Bolloré?