Un Nobel en reconocimiento a la investigación sobre brechas de género

Claudia Goldin, que ha estudiado la participación de las mujeres en el mercado de trabajo, es la tercera mujer distinguida con el premio de Economía

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Goldin

Si no cambian las cosas de forma radical, al ritmo actual de avances se estima que se tardará 131 años en que se cierre la brecha de género, lapso de tiempo que se ampliará a 162 años si se pone el foco en las diferencias referidas a la capacidad económica entre hombres y mujeres, según los cálculos del Foro Económico Mundial en su el Informe Global sobre la Brecha de Género 2023. Los avances son muy lentos y lo único que se ha hecho, en realidad, es volver a los niveles previos a la pandemia.

Así las cosas, y con el nuevo mundo digital que se está prefigurando, con clara infrarrepresentación de las mujeres, es una señal la distinción de Claudia Goldin como el popularmente conocido como “Nobel de Economía”. La científica y economista ha sido galardonada este año con el premio creado por el Banco Central de Suecia en memoria de Alfred Nobel como reconocimiento a su intenso trabajo en busca de explicaciones de las discriminaciones de género tanto en ingresos salariales como en participación laboral.

Techos de cristal, brechas salariales, menores oportunidades laborales, participación en el mercado de trabajo, aspiraciones profesionales. Son temas centrales en el trabajo de Goldin, autora del libro Understanding the gender gap (Entendiendo la brecha de género), que publicó hace ya veintitrés años.

El castigo salarial de ser madre

Goldin ha documentado la penalización de la maternidad. Tener hijos castiga. Según los estudios de la profesora de Economía la Universidad de Harvard, hasta que una mujer es madre por primera vez, las brechas de ingresos en empleos similares no son tan amplias. Tener descendencia es la primera vuelta de llave en el estrechamiento de oportunidades profesionales, como corroboran múltiples investigaciones. Existe una larga tradición de investigaciones al respecto. El año de la pandemia, 2020, el Banco de España publicó The Child Penalty in Spain que, si al tener un hijos, los salarios se distanciaban en un 11%, al cabo de una década, la brecha puede superar el 28% respecto del hombre, en el caso de una pareja heterosexual. Otros estudios incrementan este porcentaje al 34%. De ahí que el acceso a la píldora anticonceptiva fuera en su momento un cambio de etapa, en la medida en que las mujeres profesionales ganaron margen para planificar su carrera.

 

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Ilustración de Johan Jarnestad

Goldin, que según la BBC fue la primera mujer en recibir la oferta de ocupar un puesto titular en el Departamento de Economía de Harvard, ha analizado otros aspectos, más allá de la maternidad, como son la elección a una edad temprana de decisiones en materia educativa que condicionarán las futuras oportunidades en el mercado laboral. El resultado se ve moldeado por las expectativas que, ya de pequeñas, tienen las niñas sobre su futuro. Pero las dificultades para la conciliación entre la vida personal y familiar, por una parte, y la profesional por el otro, están presentes como hilo conductor en su trabajo.

La tercera ‘Nobel’ de Economía

La profesora es la tercera mujer premiada con el Nobel de Economía, después de Elinor Ostrom y Esther Duflo. No hay más en la historia de un premio en memoria de Alfred Nobel que impulsó el Sveriges Riksbank o el banco central de Suecia, en 1969.

En el caso de Goldin, la Real Academia de Ciencias sueca ha destacado que “ha hecho avanzar nuestra comprensión de los resultados de las mujeres en el mercado laboral”, con “el primer relato completo de los ingresos de las mujeres y su participación en el mercado laboral a lo largo de los siglos”. “Las mujeres están ampliamente infrrarepresentadas en el mercado laboral”, señala la institución, como también subraya que “cuando sí trabajan, cobran menos que los hombres”.

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Claudia Goldin

“Comprender el papel de la mujer en el trabajo es importante para la sociedad”, señaló tras el nuncio el presidente del Comité del Premio de Ciencias Económicas, Jakob Svensson, quien subrayó los “factores subyacentes” y de la brecha de género que el trabajo de Goldin ha contribuido a comprender, así como “los obstáculos que pueden tenerse que abordar en el futuro”.

Tras estudiar el mercado laboral y la participación de las mujeres en él durante dos siglos, la profesora concluyó que había esta había seguido una forma de U. El primer cambio lo provocó la transición de una sociedad agraria a otra industrial –se hundió la participación femenina–. El auge del sector servicios, ya en el siglo XX, cambió la tendencia. Se trata de un cambio estructura, acompañado de “una evolución de las normas sociales en su relación con las responsabilidades de la mujer en el hogar y la familia”. Si la conciliación no existía y no había más que decidir entre un empleo para subsistir o una familia, en la década de 1920 se empezó a anteponer el trabajo, tímidamente. Pero no fue hasta los años setenta cuando la mujer combinó trabajo y carrera profesional.

Fue el inicio de la doble carga. De ahí la importancia de la conciliación como aspecto que atañe al conjunto de la sociedad, y de que los discursos sobre la necesidad de "poner la vida en el centro" no sean palabras huecas ni buenos propósitos. La reconfiguración del trabajo y de la organización social ocupan un lugar central en este envite, de modo que la economía feminista urge en tanto que impulsa un cambio global.