La Viena Roja, capital de la vivienda social

Entre 1919 y 1934, la alcaldía socialista de la capital austriaca desarrolló un innovador programa de hábitat social financiado con un impuesto a los más ricos

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Diciembre 2023 / 119
Viena roja
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El 62% de los 1,9 millones de vieneses disfrutan hoy de un alquiler a un precio módico. Y, a diferencia de muchas viviendas sociales del resto del mundo, las de Viena no constiuyen guetos de pobres. Todo aquel que lleve viviendo en la ciudad al menos dos años y no gane más de 3.317,86 euros netos al mes tiene derecho a acceder a una de las 440.000 viviendas municipales, cuyo alquiler va de 300 a 750 euros mensuales. Además, debido a su fuerte competición con los alquileres privados, la abundancia de hábitat municipal presiona a la baja sobre el nivel general de los precios. 

Los socialdemócratas, al frente de la alcaldía desde 1945, han continuado con la política de los socialistas austromarxistas que, antes de que la extrema derecha y, más tarde, los nazis, se apoderaran del país (1934-1945), estuvieron en la alcaldía vienesa de 1919 a 1934, en la época de la denominada Viena Roja. 

Revolucionarios 'reformistas'

En mayo de 1919, las elecciones municipales llevan a los socialistas al poder en la ciudad, por lo que se creó un islote socialdemócrata en un país totalmente gobernado por los conservadores. Esos socialdemócratas, denominados austromarxistas, rechazan el bolchevismo, pero profesan un reformismo radical que ambiciona revolucionar la sociedad. Quieren hacer de Viena un modelo cuyo objetivo es “la construcción cotidiana de la revolución”, basado en una enérgica política de vivienda social para la clase obrera y la clase media baja cuya situación es, en efecto, muy precaria. A finales de la Gran Guerra, el 73% del parque inmobiliario vienés se compone de viviendas minúsculas, superpobladas e insalubres. La escasez de vivienda hace que se disparen los precios y una fuerte inflación agrava aún más la situación. Es urgente tomar medidas.

Mediante un decreto, la alcaldía nacionaliza 44.838 viviendas, promulga una ley que establece un techo para los alquileres y permite que la ciudad compre pisos. En 1923, administra 66.270 viviendas. Pero solo es el comienzo, porque la alcaldía se dota de medios para financiar un ambicioso proyecto.

Hacer pagar a los ricos

Desde el momento en que ganan las elecciones, los socialistas vieneses establecen un impuesto sobre las “manifestaciones aparentes de lujo” que, en esa antigua ciudad imperial, demuestra ser muy lucrativo. Se gravan con impuestos los coches, las viviendas, los caballos de carreras, etcétera.

A comienzos de 1923, una reforma fiscal establece impuestos sobre los alquileres y sobre los edificios de nueva construcción. De este modo, en 1929, los impuestos sobre 600.000 viviendas privadas permiten financiar el 40% de las nuevas construcciones municipales. A ello se añade otro impuesto sobre los terrenos edificables en manos privadas, que empuja a sus propietarios a vendérselos a la alcaldía, incluso a precios bajos, lo que permite a esta adquirir un importante patrimonio en terrenos y construir 5.000 nuevas viviendas anuales. Todo ello se traduce en que, entre confiscaciones, compras y nuevas construcciones, la ciudad administra más de 500.000 viviendas en 1934 (frente a 66.000 en 1923).

Esa política se enfrentará a resistencias. En 1922, los propietarios de bienes inmobiliarios amenazan con ponerse en huelga de impuestos, suspender el suministro de agua y luz por la noche en las escaleras y pasillos, suprimir las direcciones postales… En respuesta, el SPÖ (Sozialdemokratische Partei Österreichs) organiza a los inquilinos en comités de edificios que toman en sus manos la gestión de los mismos. La huelga de los propietarios fracasa. Las elecciones municipales de 1923 son un gran éxito de los socialistas. Los electores apoyan la nueva política urbana. Lo mismo pasa en 1927, cuando el problema de la vivienda se convierte en el tema central de la campaña electoral hasta el punto de que algunos adversarios de los socialistas ironizan rebautizando al SPÖ como “partido socialdemócrata de los inquilinos austriacos”. 

Normas precisas

En un primer momento, la ciudad fomenta la creación de cooperativas de construcción de interés general poniendo a su disposición terrenos y materiales. Pero las casitas individuales con jardincito de la periferia son muy insuficientes para resolver el problema de la vivienda y la ciudad opta por una idea urbana que engloba barrios con inmuebles colectivos, espacios verdes y servicios múltiples: red de transportes colectivos, escuelas, guarderías, bibliotecas, dispensarios, dentistas, gimnasios, servicios sociales que comprenden centros donde se aconseja sobre salud e higiene, parques, huertos urbanos, etcétera.

Las viviendas deben responder a normas precisas. Los diferentes pisos construidos o subvencionados por la alcaldía están obligados a tener una superficie mínima de 28 m2 para una pareja sin hijos y 36 m2 para una pareja con hijos. Deben constar de entrada, WC, cocina y dos dormitorios. Todas las habitaciones tendrán al menos una ventana. Las viviendas deben disponer también de luz eléctrica, agua corriente, gas y estar equipados con una cocina de gas, un fregadero y una bañera. 

El centro histórico de la ciudad se ve, así, rodeado de viviendas sociales. El Karl-Marx-Hof (1927-1930), el mayor complejo de los que se llevan a cabo, es emblemático de esa política. Sus 1.382 viviendas, dotadas con todo el confort moderno, se extienden sobre más de un kilómetro. El complejo incluye guarderías, lavanderías colectivas, tiendas, una clínica, varios parques, una biblioteca y oficinas. De sus 16 hectáreas, únicamente el 18,5% está ocupado por edificios; el resto son espacios verdes.

Paralelamente a la resolución del problema de la vivienda, el SPÖ reduce el paro de la posguerra creando empleos en el sector de la construcción y de las obras públicas. Desde el punto de vista político, provoca un acercamiento entre el mundo obrero y la clase media baja, que ven cómo convergen sus intereses y son apoyados por unos equipos municipales, reelegidos con regularidad, en un país en el que Viena y algunos centros industriales se perciben como islotes de resistencia frente al auge de la extrema derecha, que toma el poder en 1934. Durante la breve guerra civil en la que los socialistas intentan resistir, el Karl-Marx-Hof es bombardeado. La experiencia vienesa llega a su fin. Se reanudará a partir de 1945