Vapuleo antiecologista a todo tren

Los Verdes son el blanco de una ola de escepticismo climático que viene de la extrema derecha y se expande

Comparte
Pertenece a la revista
Junio 2024 / 125
Alemania

Ilustración
Furiaaaaa

Audioplayer Icon
Escucha el artículo

Los Verdes alemanes, Die Grünen, se han convertido en el blanco número uno de ataques políticos en Alemania. El 43% de las víctimas de los 3.357 ataques contra diputados y sus equipos registrados en el Bundestag o Parlamento alemán —el 82% más de los sufridos en 2022— fueron parlamentarios electos ecologistas. La estrategia del partido de extrema derecha Alternativas por Alemania (AfD) contra la política climática alemana no es ajena a esta nueva realidad.

Al final del mandato de Angela Merkel, los Verdes alemanes estaban en una especie de nube. Y cuando en 2021 se formó la coalición liderada por Olaf Scholz, el partido ecologista acordó con los socialdemócratas del SPD y los liberales del FPD una política ecológica alineada con el Pacto Verde Europeo.Una primera grieta se abrió en la primavera del año pasado, cuando los Verdes se negaron, frente a sus dos aliados, a posponer la fecha de cierre de las últimas centrales nucleares, a pesar de la guerra en Ucrania.

La calefacción como punto de inflexión

Todo cambió un poco más tarde, con una ley sobre calefacción que se debatió en 2023. El ministro de Economía y vicecanciller, Robert Habeck, quiere poner en marcha la transición a sistemas de calefacción que utilicen al menos el 65% de energía renovable en el horizonte de 2045. Actualmente, el 48% de los hogares se calientan con gas y otro 30% con petróleo, de modo que fácilmente cunde la idea de que los hogares desfavorecidos y de colectivos de mayores van a tener que cambiar de calefacción y de que se encontrarán endeudados hasta el cuello. Los ultra de la AfD se  apresuraron a dar ese paso, a pesar de que el proyecto no se había acabado de definir.

Al final, solo los edificios nuevos tendrán que equiparse con un sistema nuevo de calefacción a partir de 2024, en lugar de la totalidad de viviendas que se decía inicialmente. ¿Bastará para que vuelva la calma? Eso sin tener en cuenta la coincidencia de una decisión del Tribunal Constitucional que, a mediados de noviembre pasado, invalidó el Fondo Especial para la Protección del Clima, al considerar que este  no estaba conforme con la ley fundamental de la República, que limita de forma estricta el recurso a la deuda. A resultas de esta decisión, se ha desvanecido la promesa de 60.000 millones de euros destinados a la transición energética, lo que limita las posibilidades de mitigar las consecuencias sociales de tal transición.

Sobre esta cuestión, Sahra Wagenknecht —quien ha abandonado el partido de izquierda radical Die Linke para crear su propia formación— insiste en un discurso que hace diana, sobre todo en el este de Alemania. Los Verdes intensifican su presión a favor de la puesta en marcha de una ayuda compensatoria de entre 150 y 250 euros cada año que se financiaría gravando el CO2.

Aprovechando este contexto, Alternativa por Alemania acentúa estos últimos meses su estrategia climatoescéptica, iniciada en 2019 en dirección de los perdedores de la transformación ecológica. Ha hecho de ello un argumento mayor de campaña electoral de cara a los comicios europeos. Por una parte, el Pacto Verde Europeo le gusta a AfD cuando se trata de defender los bosques, pero no cuando quiere transformar la agricultura o mejorar la eficiencia energética de los edificios. El partido se ha opuesto igualmente a cualquier prohibición de los coches con motor de combustión, porque, dice, destruiría la industria alemana.

El último sondeo hasta ahora de cara a las europeas atribuye el 15% de la intención de voto a la AfD, el 14% para los Verdes y el 34% para los conservadores, que, desde la pasada primavera, se han vuelto muy activos también en el vapuleo antiecologista. Friedrich Merz, jefe del partido conservador, asume: “los principales adversarios políticos de la CDU son los ecologistas”.