La política del agua debe cambiar

Las sequías van a ser mucho peores. Tenemos el cóctel perfecto para el desastre, y el abastecimiento humano está en riesgo

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Enero 2023 / 109

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Getty images

En la península ibérica las sequías son un fenómeno natural y recurrente que llevan produciéndose desde hace miles de años. También que las lluvias desde que tenemos registro fiables (desde 1961) han fluctuado entre máximos de 903 mm (en 1963) a mínimos de 468 mm (en 2017). Esto significa que estamos en una amplia horquilla de precipitaciones. Pero también es cierto que algo ha cambiado y va a cambiar más y va a hacer que las sequías sean mucho peores que las vividas hasta ahora.
 
El factor que más influye en este problema es la cada vez menor disponibilidad de agua como consecuencia de la incesante demanda. En España la política hídrica ha ido encaminada a satisfacer cualquier demanda de agua, por insostenible que fuera (trasvases, embalses, desaladoras, pozos…). El otro problema es, sin lugar a dudas, la consecuencia del cambio climático que auguran para nuestro país más calor y menores precipitaciones. Es el cóctel perfecto para el desastre.,
 
Cada gesto cuenta y gota a gota se llena un vaso. Sigue siendo positivo ahorrar agua en nuestros hogares y en nuestros hábitos cotidianos, incluyendo los hábitos de compra (productos de temporada, de cercanía, ecológicos, etc.). Pero no, la gran culpa no es de tu ducha: hay que recordar que más del 80% del agua se lo lleva el regadío intensivo e industrial en España. Es paradójico que nuestros responsables políticos apoyen y autoricen seguir aumentando las superficies de riegos industriales, en contraposición a la agricultura tradicional y familiar. No podemos seguir cambiando nuestros cultivos de secano por regadíos infinitos ni por cultivos tropicales como maíz, mangos y aguacates.

 

Por eso, y porque nos va el agua (la vida) en ello, la ciudadanía tenemos que exigir a nuestros políticos que se sienten con la ciencia y empiecen a diseñar un futuro real donde el agua será más escasa. Si lo hacemos bien y a tiempo, podremos garantizar un modelo económico y social más sostenible y equitativo para todos.

El propio Gobierno reconoce que el 40% de las masas de agua superficial (ríos, lagos y aguas costeras) y el 45% de las masas de agua subterránea no se encuentran en buen estado (Estrategia España 2050). Por eso, es urgente trabajar y actuar para revertir esta situación. De lo contrario, se pone en grave riesgo el abastecimiento humano, la producción de alimentos y la supervivencia de muchos de los ecosistemas de nuestro país.

Si no queremos lamentar, estamos a tiempo de revertir la situación y adaptarnos para garantizarnos el acceso al agua en cantidad y calidad suficiente. Para ello, las administraciones responsables en la gestión y cuidado del agua deben:

  • Cambiar la política hidráulica tradicional centrada en la ejecución de grandes obras.
  • Luchar contra el grave estado de contaminación que sufren nuestras aguas continentales (superficiales, subterráneas y costeras).
  • Implantar regímenes de caudales ecológicos científicamente establecidos.
  • Cerrar el más de millón de pozos ilegales repartidos por todo el territorio.
  • Adaptar las políticas forestales a las necesidades del país más árido de Europa.
  • Aumentar el presupuesto de gestión forestal que tenga como centro de la planificación, la protección de los recursos hídricos (ecohidrológica) como medida efectiva de adaptación de los bosques mediterráneos al cambio climático y, por tanto, para la protección de suelo y agua.
  • Establecer una hoja de ruta de cara a incrementar la superficie dedicada a la agricultura ecológica y el uso de variedades locales adaptadas al clima.
  • Reconvertir el regadío intensivo y superintensivo en explotaciones sostenibles, diversificadas y de bajo consumo de agua.
  • Prohibir los nuevos proyectos de ganadería industrial y apoyar la producción extensiva, local, de calidad y ecológica.
  • Reducir la cabaña ganadera en intensivo en un 50% para 2030.