Las carencias de la “agenda progresista”

Hay que escuchar las voces que cuestionan a una izquierda desligada de la base de la pirámide social ante la apatía y el auge del populismo reaccionario

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Septiembre 2024 / 127
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Puños

Ilustración
Pedro Strukelj

Conviene admitir que el auge tanto de la abstención como de la ultraderecha en estratos de la base de la pirámide social solo pueden explicarse por la obsolescencia del discurso hegemónico de la política europea, estructurado en bloques de centro derecha y de izquierda.

Al menos cuatro pilares pilares progresistas han entrado en crisis.

En primer lugar, la igualdad de oportunidades mediante el empleo, el estado del bienestar y el acceso a la vivienda, ya que el desarme fiscal y la desindustrialización acentúan las desigualdades.

Un segundo pilar en crisis es el concepto de Europa como árbitro eficaz de la paz en su hinterland (¿evita Europa hoy guerras?).

Aunque la sostenibilidad medioambiental es igualmente clave, su agenda no ha considerado el impacto en el empleo y en el coste de la vida de la gente.

Por último, cabe hablar de pluralismo político e informativo, en la medida en la que la concentración de los medios junto al tecnofeudalismo de las plataformas digitales socavan dicho pluralismo.

 

Causas

Un ejercicio sano de autocrítica exige un análisis de las causas raíz.

  • El estancamiento del crecimiento junto con la caída de ingresos reales de la base de la pirámide social sería la primera de ellas. Un ejemplo: la inflación de alquileres es muy superior al IPC.
  • También lo es la pérdida de capacidad de negociación de las capas más vulnerables de la población, debido a la atomización productiva (se rompe así el círculo virtuoso del crecimiento y del reparto). La automatización y el bajo crecimiento acaban anulando el efecto neto creador de empleo.
  • El desarme fiscal generado en la década de 1990 y 2000. A pesar de anuncios pospandemia como el tipo mínimo del 15% del impuesto de sociedades acordado por la OCDE, estos presentan demasiados agujeros. A su vez, el impuesto del patrimonio penaliza más a ejecutivos que a grandes fortunas.
  • La financiarización de la economía, que se traduce en un enriquecimiento basado en la apropiación (no en la generación) de rentas y en la creciente concentración de la riqueza en la cúspide de la pirámide. En la posguerra mundial, los líderes europeos defendieron intereses industriales nacionales. Hoy, gran parte de la industria europea bien está en manos de fondos transatlánticos bien ha desaparecido.
  • Las privatizaciones, a veces encubiertas, han sido regresivas en toda Europa, España incluida.
  • El ecologismo elitista también explica lo ocurrido. Los votantes verdes suelen tener niveles de ingresos superiores a la media.  Determinadas agendas mal diseñadas han generado rechazo. Penalizar al agricultor sin reformar los mercados de insumos y de distribución es ahogar la agricultura. Penalizar al trabajador que circula en coche diésel de ocasión que no tiene acceso al tren es ceder terreno a la ultraderecha.
  • Además, la izquierda intelectual ha minusvalorado la importancia del orden público para las clases trabajadoras, y ha regalado el balón a la ultraderecha.

Por mucho que el Gobierno actual actúe para reforzar el estado del bienestar después de una década de desarme social, si la distribución previa a los estabilizadores sociales continúa degradándose (al ser destruidos empleos en los estratos intermedios mientras se concentran en los extremos de la misma), el ascensor social continuará bloqueado.

De ahí que la agenda de reindustrialización limpia constituya un objetivo social clave. Sin una agenda de reindustrialización es casi imposible mejorar el ingreso medio de la ciudadanía.

Se hace necesario un nuevo pacto entre capital y trabajo, que grave la riqueza pasiva y desgrave la inversión en reindustrialización limpia.

El papel de la fiscalidad

Si bien en España aumenta la inversión en capital riesgo, lo hace proporcionalmente menos en nuevas tecnologías (1).

Pese al auge de una clase emprendedora joven, la cultura de nuestras élites sigue siendo, en gran medida, rentista. Por tanto, acompañar la progresividad fiscal con desgravaciones de la inversión productiva es una palanca importante de activación de la cohesión social, no solo de mejora del ingreso per cápita.

Además de la fiscalidad, urge intensificar el uso de instrumentos directos de promoción público-privada. Pese a que el Gobierno actual actúa en dicha dirección —mediante el capital riesgo APP o las incubadoras de microempresas —, serán necesarios 10 años más de esfuerzos transversales.

Sostenibilidad

La sostenibilidad debe contemplarse como vehículo creador de empleo, más que como agenda de un grupo identitario.

Los modelos de negocio para conseguirlo (2) han sido identificados por, entre otros, economistas como Enric Tello, y están en curso de lenta adopción (3).

Es clave el derecho a reparar como instrumento de actividad económica.

Pocas fuentes científicas cuestionan la tendencia al agotamiento paulatino de recursos energéticos y minerales sin mutar el estilo de vida (4), pero es necesario integrar el discurso ambiental y el ocupacional.

Emancipación activa

Considerando los retos, urge implementar la propuesta de Thomas Piketty consistente en dotar a cada joven de un capital (financiado con cargo al impuesto a la riqueza) de emprendimiento o formación continuada. ¡Sorprende que la derecha defensora del capitalismo no aplauda dicha propuesta!

Por otro lado, algunos sectores de la izquierda se equivocan al subestimar la importancia de la cultura de trabajo. Tanto más cuando la automatización está creando un lumpenproletariado urbano (5), lo que favorece el desarraigo y la delincuencia. En dicho contexto, la emancipación activa debe apoyarse en el apoyo a oficios y a la creación de empresas incluyendo ámbitos que aportan soluciones a retos sociales y ambientales (como la integración de inmigrantes, la minería urbana, la reparación, la rehabilitación o la agricultura próxima) y convertir a los afectados en protagonistas.

El cooperativismo y las sociedades laborales ya representan el 10% del PIB español (el 12,5% del empleo). Dado que España es el noveno país del mundo en peso del cooperativismo en el empleo, hay espacio para fomentarlo más.

Vivienda asequible

Sin una agenda agresiva de acceso a la vivienda asequible, aumentará la brecha entre el discurso políticamente correcto y la apatía.

Pese a esfuerzos de última hora, los poderes públicos están demostrando ser lentos en aportar soluciones de oferta. Estudios recientes (véase el de la Fundación ICO) (6) demuestran que la combinación entre tecnologías constructivas industrializadas circulares (que suponen el 50% en los países nórdicos) y el desarrollo de suelo público permiten ofrecer alquileres no superiores al 30% de la renta promedio y remuneran a inversores.

En definitiva, surgen poco a poco en Europa elementos progresistas que cuestionan a una izquierda desligada de la base de la pirámide social a los que hay que escuchar más.

1. The Venture Capital and Private Equity Country Attractiveness Index 2021.

2. Economía Circular España (11 sectores, 100 empresas).

3. Entrevista a Enric Tello en Alternativas económicas, número 125 (junio 2024).

4. Sin energía, de Antonio Turiel.

5. 21 lecciones para el siglo XXI, de Yuval Noah Harari.

6. La construcción industrializada: palanca para la sostenibilidad y asequibilidad de la vivienda, de AFI  para 
la Fundación ICO.