A por un millón de empleos

Los expertos creen posible bajar del 10% de paro de aquí a 2026, pero advierten de que la inflación puede dar al traste con los objetivos del Gobierno

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Junio 2023 / 114
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Andrea Bosch

Algo está cambiando en el mercado laboral español. Desde enero de 2020, antes de que estallara la pandemia de coronavirus, se han creado más de un millón de puestos de trabajo, la contratación temporal se ha desplomado a niveles históricos y cada vez más mujeres y jóvenes se incorporan a la población activa ante las perspectivas de encontrar un empleo. En este conexto, el Plan de Estabilidad 2023-2026 enviado por el Gobierno a Bruselas contempla la creación de 1,1 millones de puestos de trabajo adicionales en los próximos cuatro años y que la tasa de paro baje del 10% de la población activa al final del periodo. ¿Son realistas estas previsiones? Los expertos consultados por Alternativas económicas opinan que sí, siempre que el actual periodo inflacionario no se prolongue demasiado y que nuevas subidas de los tipos de interés no frenen en seco la actividad económica.

Son unos objetivos ambiciosos para un país que no baja del 10% de paro desde hace 15 años y que padece un retraso histórico con respecto a sus socios europeos en materia de empleo. Una vez recuperado el producto interior bruto (PIB) previo a la pandemia, para alcanzarlos será esencial que la economía mantenga un ritmo de crecimiento sólido. Las previsiones del Gobierno, de la Comisión Europea y de los institutos de análisis indican que España va a ser de los países de la UE que más avance en los dos próximos años gracias a la fortaleza de su mercado laboral, la pujanza del consumo privado y las inversiones financiadas con los fondos Next Generation EU. El Programa de Estabilidad prevé que el PIB crezca el 2,1% este año y el 2,4% en 2024, para ralentizar su avance hasta el 1,8% en 2025 y el 1,7% en 2026.

Antoni Cunyat, profesor de Economía y Empresa de la UOC y del Departamento de Análisis Económico de la Universitat de València, apunta que el plan del Gobierno podrá hacerse realidad si se dan una serie de factores externos que no contribuyan a la destrucción de empleo: “El más importante sería que los precios de la energía sigan moderándose y no haya un factor externo que los incremente, como pasó con la guerra de Ucrania. En segundo lugar, que la política monetaria del BCE no sea excesivamente restrictiva y, por último, que no se produzca una nueva crisis financiera y aparezcan más casos de quiebras en bancos”.
Alberto Montero, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, cree posible alcanzar los objetivos del Ejecutivo si se consolida el "cambio estructural" que vive el mercado laboral español y que, a su juicio, se caracteriza por:

  • El auge de la economía de los servicios y de la economía de los cuidados.
  • La reducción de la temporalidad gracias a la reforma laboral.
  • El trabajo en negro que ha salido a la superficie.
  • El efecto de los fondos europeos.
  • La transformación del tejido productivo como consecuencia del cambio climático, en especial el sector energético, y el auge de la economía verde y de la economía circular.
  • La digitalización de la economía. A pesar de que algunos puestos de trabajo pueden desaparecer, se crearán nuevos empleos vinculados a los avances tecnológicos.

Carlos Martín Urriza, director del Gabinete Económico de CC OO, destaca que, por primera vez en mucho tiempo, el país tiene un plan de estabilización económica y que ello ha generado “un entorno desconocido en la economía española, con fuerte viento de cola”. Recuerda que con la pandemia se aprobaron los ERTE, se pusieron en marcha políticas de apoyo a los ciudadanos más necesitados y se concedieron créditos ICO para sostener a las empresas, medidas que han ayudado a redistribuir los recursos y han abonado el terreno para el crecimiento. “Por fin alguien está aplicando un modelo keynesiano completo”, afirma. 
Para Ángel Muñiz, profesor de Economía y Empresa de la Universidad Europea, la estabilidad económica va a ser el factor más importante a la hora de crear ese millón de empleos. “Una estabilidad que minimice el riesgo y, sobre todo, el nivel de incertidumbre para recibir inversiones y generar actividad”, subraya. A su juicio, mantener un nivel elevado de gasto público ayudaría a que se cumplieran las previsiones del Gobierno, pues ello supondría un estímulo al crecimiento económico. 

Cambio estructural

Los datos más recientes confirman el cambio estructural en el mercado laboral español. El más significativo quizás sea el del número de afiliados a la Seguridad Social, que alcanzó los 20,6 millones en abril. Nunca ha habido más gente trabajando en España, pues se han superado las cifras anteriores a la pandemia e, incluso, las del periodo de fuerte crecimiento que precedió al estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera de 2008. El número de ocupados creció a un ritmo anual del 1,8% en el primer trimestre de este año, lo que supone 368.000 nuevos empleos en 12 meses. Son ya ocho trimestres consecutivos de incrementos anuales. De continuar esta tendencia, el objetivo de los 1,1 millones de empleos en 2026 no parece descabellado.

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Niveles de ocupación

El paro subió en el primer trimestre hasta el 13,26%, después de tres trimestres seguidos de caídas, pero ello se debe, fundamentalmente, a que mucha gente se está incorporando al mercado laboral porque tiene expectativas de encontrar trabajo, en especial mujeres y jóvenes. Es otro dato que confirma el dinamismo del mercado laboral español. La población activa, integrada por aquellas personas que trabajan o buscan trabajo, creció en el primer trimestre en 92.700 personas. La incorporación de las mujeres al mercado laboral es un fenómeno al alza: de los 368.000 nuevos empleos creados en el último año, 234.000 corresponden a mujeres.

Un efecto positivo del incremento de los afiliados a la Seguridad Social es que en España hay 3,31 trabajadores por cada jubilado con pensión contributiva, un buen augurio para la sostenibilidad del sistema de pensiones. La ratio no era tan alta desde el año 2012. La caída de la tasa de temporalidad tras la entrada en vigor de la reforma laboral de 2021 es otro dato que ilustra el aumento de la calidad del empleo y la convergencia del mercado laboral español con las grandes economías de la eurozona. Uno de cada dos nuevos puestos de trabajo es indefinido. La temporalidad cayó hasta el 17,3% en el primer trimestre, su nivel mínimo en los últimos 35 años.

Pese a los avances, España sigue lejos de los niveles de empleo de sus principales socios y duplica la tasa de paro de la zona euro. Alemania cerró el primer trimestre en el 2,8%, lo que significa pleno empleo, mientras que Francia e Italia se acercan a la media (6,5%). En su Informe Anual 2022, el Banco de España subraya que la alta tasa de desempleo en comparación con otros países tiene “un elevado componente estructural”, lo que significa que hay motivos de fondo para que esa diferencia sea tan persistente. Incluso durante la fase de rápida expansión económica de 2000-2007, la tasa de paro apenas bajó del 8%. Es lo más cerca que España ha estado del pleno empleo en este siglo.

Para el BdE, la baja tasa de empleo (la proporción de personas empleadas respecto a la población en edad de trabajar) es “el otro gran factor” que explica las dificultades que el país tiene para acercarse a la media europea en renta per cápita.  A pesar de que la diferencia se ha ido reduciendo en los últimos años, la tasa de empleo española es todavía 4,7 puntos porcentuales inferior a la media europea. Si España mantuviese un ritmo de crecimiento económico constante, sostiene el Banco de España, “cerrar esta brecha podría suponer aumentar el empleo en 1,3 millones de puestos de trabajo adicionales”.

Peligros

El gran nubarrón en el horizonte es el de los precios. Si el periodo inflacionario se prolonga demasiado y los tipos de interés siguen subiendo, advierten los expertos, el crecimiento económico podría frenarse en seco, y con él la creación de empleo. Las previsiones más recientes de la Comisión Europea invitan al optimismo: los precios subirán en España el 4% en el conjunto de 2023 —más de la mitad que el año pasado y cuatro décimas menos que lo calculado anteriormente— y el año que viene lo harán el 2,7%. La posición de España es significativamente mejor que la mayoría de sus socios, pues Bruselas pronostica una inflación del 5,8% para el conjunto de la eurozona este año.

Antoni Cunyat, de la UOC, cree oportuno continuar en la senda de la reforma laboral de 2021 y llegar a acuerdos de rentas entre los agentes sociales y el Gobierno para que los salarios no se indexen al índice de precios de consumo (IPC), lo que podría iniciar una espiral inflacionista y afectar a la creación de empleo. Martín Urriza , de CC OO,  califica de “cosa del pasado” la política de subida de tipos de interés que están practicando los bancos centrales y recuerda que hay muchas familias hipotecadas con interés variable que cada vez deben destinar una proporción mayor de sus ingresos a pagar sus préstamos. En su opinión, las empresas están trasladando las subidas de los costes a los precios, capturando así los ahorros acumulados por los consumidores durante la pandemia. En su opinión, la fuerte devaluación salarial ocurrida tras la crisis financiera de 2008 ha permitido a las empresas desendeudarse e incrementar unos beneficios que han invertido, principalmente, en la economía financiera mediante la recompra de acciones y otros instrumentos. “Por eso son tan importantes medidas como el aumento del salario mínimo interprofesional, que ha devuelto el dinero a la economía real y ha aumentado el consumo. Es, fundamentalmente, que el dinero vaya a la economía real y no a la especulativa, que genera más empleo”, afirma. Urriza apunta a otro peligro: que vuelvan los excesos en el sector inmobiliario, “donde se asumen pocos riesgos y no se crea valor”.

Otro aspecto en el que coinciden los expertos es el efecto positivo que los fondos Next Generation EU van a tener en la modernización del aparato productivo español y en la creación de empleo, especialmente entre trabajadores de cualificación media y alta en los sectores de mayor componente tecnológico. Cunyat cree que el sector sociosanitario va a estar entre los que demande más trabajadores en los próximos años: “A raíz de la pandemia y de la saturación del sistema de sanidad pública, cada vez hay más demanda de profesionales de la sanidad. También el progresivo envejecimiento de la población aumentará la demanda de profesionales para el cuidado de personas mayores”. El profesor de la UOC recuerda que el mercado de trabajo español está formado mayoritariamente por trabajadores con salarios medios y bajos y una minoría con salarios altos, y pronostica que de aquí a 2026 esa va a seguir siendo la tendencia: “Se crearán mayoritariamente empleos con salarios bajos, aunque es de prever que aumente la proporción de puestos de trabajo con salarios altos”.

Para Alberto Montero, de la Universidad de Málaga, lo importante no es el empleo en sí, sino las condiciones detrabajo y el valor social que se les otorgue. “Esos trabajos, que ahora se hacen mucho en negro, mal pagados, tendrán que revalorizarse”, opina. Montero pone como ejemplo la escasez de camareros por las malas condiciones que se les ofrecen. “El valor social que le demos al trabajo es lo que va a determinar si este es precario o no”, afirma.

Ángel Muñiz, de la Universidad Europea, apunta que el boom de la inteligencia artificial muestra que estamos ante un cambio de paradigma que llevará consigo una reestructuración del mercado laboral. “Esto no sucede de la noche a la mañana, por supuesto, es un cambio dinámico”, subraya. “Ciertos empleos se destruirán para dar paso a unos nuevos. De la misma manera que la aparición del motor de combustión o Internet supuso una desaparición de determinados puestos de trabajo y la creación de otros, la IA actuará de una manera similar. De hecho, el desarrollo tecnológico está siendo tan rápido que puede que sí veamos un cambio significativo en el mercado laboral de aquí a un par de años. La regulación de esta tecnología tendrá un papel importante también”.

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Evolución ocupación

Montero cree que, por ahora, la inteligencia artificial es “más noticia que realidad” y que aún no estamos “ante un salto cualitativo en términos productivos”. Cunyat subraya que el impacto de la IA en el medio plazo sobre el mercado de trabajo va a ser escaso: “Creo que hay una burbuja de expectativas, aunque, si es de prever que tenga un impacto significativo en este, hará falta tiempo para que esta se pueda implementar de forma generalizada en el funcionamiento de las empresas”.

¿Faltan trabajadores?

Con el mercado laboral en plena transformación, hay empresarios que se quejan de que no encuentran trabajadores. “Asistimos a la constatación, aparentemente contradictoria, de que, con las cifras de desempleo más altas de nuestro entorno, nuestras empresas tienen dificultades extraordinarias para cubrir necesidades de personal en todo el abanico de la cadena productiva”, afirmó el presidente del Instituto de la Empresa Familiar, Andrés Sendagorta, y presidente de la multinacional de ingeniería y tecnología Sener, en la última asamblea de los socios de la organización. “No hay un solo sector de actividad que no se vea afectado por este problema, que llega a todos los sectores y a todos los niveles de cualificación”. La hostelería, el transporte y la construcción son  los sectores con más dificultades para encontrar mano de obra.

El Banco de España apunta en la misma dirección. Su Informe Anual 2022 subraya: “Hay signos de recalentamiento en el mercado laboral español” por el aumento de los puestos de trabajo que se quedan vacantes y la escasez de demandantes de empleo en algunos sectores. Un dato positivo que podría contribuir a paliar esa falta de trabajadores es que el aumento de los nacimientos durante la burbuja inmobiliaria, incluyendo los hijos de los inmigrantes, está provocando un crecimiento de la población joven que se incorpora al mercado de trabajo, como destaca el Observatorio trimestral del mercado de trabajo, que elaboran conjuntamente el  Instituto. EY-Sagardoy de Talento de Innovación, BBVA Research y Fedea. La última encuesta de población activa (EPA) muestra que la creación de empleo entre los españoles de entre 20 y 35 años fue especialmente intensa en el primer trimestre.

La gran asignatura pendiente es la subida del poder adquisitivo de los asalariados, muy mermada por la crisis financiera de 2008 y la pandemia. El acuerdo firmado por los sindicatos y la patronal incluye una subida salarial del 10% en los tres próximos años. No es solo una cuestión de equidad: mejorar la retribución a los trabajadores impulsa el consumo, el crecimiento económico y, finalmente, la creación de empleo. Porque tan importante como crear un millón de puestos de trabajo es mejorar las condiciones laborales de las futuras generaciones. En juego está nada más y nada menos que la reducción de las desigualdades, la modernización del tejido productivo español y la ansiada convergencia con los principales países de la eurozona en materia de renta.