Las ETT resisten pese a la caída de la temporalidad

Las empresas de trabajo temporal capean la reforma laboral contra la precariedad gracias, en buena parte, a los contratos fijos discontinuos, que van a más

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Septiembre 2024 / 127
Limpieza jardinera

Fotografía
Mariona Gil

La temporalidad, una de las caras de la precariedad, ha bajado radicalmente en España desde la última reforma laboral, que solo contempla la contratación indefinida salvo para sustituir a alguien un tiempo o debido a puntas de trabajo. El contrato por obra o servicio, del que tanto se había abusado para cubrir puestos estructurales, no existe ya. La temporalidad se sitúa en el 15,9%, según la última Encuesta de Población Activa (EPA), cuando veníamos de valores superiores al 20% (y hasta del 34% en la década de 2000, aunque entre las personas más jóvenes sigue superando el 30%). Y, sin embargo, las empresas de trabajo temporal (ETT) resisten y hasta avanzan. Parece un dato contraintuitivo, pues estas agencias contratan a personas en paro y las ceden vía contrato mercantil a empresas clientas a las que les surja una vacante durante un tiempo acotado. En contra de la debacle augurada desde el propio sector, la cantidad de los contratos firmados a través de ETT se mantuvo estable en 2023 y va claramente al alza en lo que llevamos de 2024.

La principal razón de esta aparente paradoja reside en los contratos fijos discontinuos. "Es así, nos ocupamos del 14,3% de todos los que se firman en España”, explica Andreu Cruañas, presidente de la patronal del sector, Asempleo. La reforma laboral autorizó a las ETT a ocuparse de estos contratos, que, pese a ser una parte pequeña del total, se han disparado. Las empresas los utilizan para cubrir sus necesidades temporales cíclicas, y computan como indefinidos. En 2023, supusieron el 40% de todos los contratos de puesta a disposición por las ETT, según datos del Ministerio de Trabajo. Y en 2024, la tendencia sigue al alza. En abril se habían firmado 161.356 fijos discontinuos, el 62% más respecto a los contabilizados en abril de 2023.

Subida clara en 2024

¿En qué se nota que a las ETT les va bien? En 2023, el número de contratos de puesta a disposición (CPD) —los que las ETT firman con empresas usuarias que buscan mano de obra temporal— aumentó ligeramente (+0,4%, hasta los 3,68 millones) en comparación el de 2022, cuando empezó a aplicarse la reforma laboral, según la estadística de ETT del Ministerio de Trabajo. Pero en 2024, el avance está siendo más claro aún. El número de contratos CPD se incrementó el 18% entre enero y abril en relación con el mismo periodo de 2023. El último dato, de mayo, apuntó al 13,8% más. Hasta junio, un 12,1%. Cabe tener en cuenta que la reforma laboral solo entró en vigor a partir del 1 de abril de 2022. Además, hasta el 1 de octubre aún se permitían los contratos de obra y servicio.

Otro de los termómetros del sector es el número de personas trabajadoras con contrato registrado en los servicios públicos de empleo controlados por ETT. En 2023, la cifra retrocedió el 13%, hasta los 702.623 trabajadores, respecto de 2022. Ello se explica, según Cruañas, “porque realizamos una media de seis llamamientos por cada contrato fijo discontinuo”. Se coloca en una empresa distinta al mismo trabajador. Sin embargo, entre enero y abril de 2024, el mismo dato se incrementó el 5% respecto del mismo periodo en 2023 (el 3,5% de mayo a mayo).

Estigma y marcaje

Las ETT no se regularon hasta mediados de la década de 1990 y, ante al estigma que arrastran sobre las condiciones de los trabajadores que aportan, poco a poco se las ha ido marcando. Para operar, ahora requieren una autorización administrativa y una garantía financiera para pagar al trabajador si la empresa usuaria no lo hiciera. El cambio clave: los trabajadores vía ETT deben cobrar lo mismo que los contratados de forma directa por la empresa, además de que no cubran necesidades fijas.

Aun así, en 2023 la Inspección de Trabajo forzó la contratación directa de cerca de 10.000 trabajadores, tras detectar que vía ETT diversas empresas estaban cubriendo puestos estables.

 

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Evolución contratos ETT

¿Trampolín o trampa?

Y hay algo más. Un trabajo reciente de Raquel Carrasco, Ismael Gálvez-Iniesta y Belén Jerez(1) sobre qué sucede después de tener un contrato temporal a través de una ETT alerta de que, más que “trampolín”, trabajar vía ETT puede ser “una trampa”, sobre todo en el caso de trabajadores de categorías profesionales más bajas, pues los no cualificados “tienen más probabilidades de verse atrapados en un ciclo de contratos cortos e inestables”. Los que lo tienen peor si van al paro se aferran, sin embargo, a estos contratos, casi a modo de “autoselección”. Esta investigación apunta también que trabajar vía ETT aumenta la probabilidad de pasar al paro, lo que se atribuye a “la naturaleza de los puestos de trabajo (de baja calidad, duración o productividad)”. En la muestra del trabajo académico —centrada en varones de 25 a 47 años, el perfil más frecuente  de trabajador de ETT, entre 2005 y 2017—, es “infrecuente” el paso a un contrato indefinido. Aun así, apunta que aún se tienen menos probabilidades de esta transición si se viene de un contrato temporal directo.

De hecho, Asempleo saca pecho porque un tercio de las personas puestas a disposición de las empresas se acaba quedando en plantilla. Y también por sus resultados en comparación con los servicios públicos de empleo (SPE), que suelen lidiar con personas en paro de larga duración más difíciles de recolocar. En este sentido, un análisis del profesor de la Universitat de Barcelona (UB) Juan Antonio Alujas Ruiz (2) publicado en octubre por el propio servicio de empleo (SEPE) constata “la escasa eficacia” de la intermediación de los servicios de empleo autonómicos. La atribuye a que las empresas con vacantes los usan de forma “limitada”. Pide que compartan información con el sector privado y que mejoren la cualificación y la motivación de los demandantes. Y subraya que deben digitalizarse. En 2022, la cuota de mercado media de los servicios públicos fue del 2,2%. La de las ETT, del 19,1%. Por ley, una Agencia Española (en sustitución del SEPE) deberá agilizar y mejorar la prestación de servicios públicos.

Para una empresa, recurrir a una ETT conlleva un sobrecoste del 18% respecto de unacontratación directa. A cambio, no tiene que preocuparse de buscar y seleccionar a la persona ni de gestionar su contratación. Si cae enferma, se le envía a otra. No hay que formarla en prevención de riesgos laborales.

El presidente de Asempleo se muestra cauto sobre el futuro. “Nuestro negocio va bien… pero puede no ir bien. Las empresas que por celo ante la reforma laboral hayan internalizado trabajadores no estructurales pueden tener que prescindir de ellos. Y el pasivo laboral, lamento decirlo así, es nuestro”.

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Evolución contratos ETT

(1) Do temporary help agencies help?  De Raquel Carrasco, Ismael Gálvez-Iniesta 
y Bélen Jerez (2024).

(2) La intermediación laboral a nivel autonómico: servicios públicos de empleo versus empresas de trabajo temporal, por Juan Antonio Alujas Ruiz (2024, SEPE).