Para salvar el clima, ¡abramos las minas!

La demanda de litio y de tierras raras no deja de crecer. Aumentar su extracción implica destruir entornos naturales y biodiversidad

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Julio 2024 / 126
Mina de litio

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Getty images

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El proyecto de abrir la primera mina de litio en el departamento francés de Allier y las tensiones que ha provocado en el debate público son un reflejo de las contradicciones de la transición energética y ecológica en marcha.

Con el resurgir actual de un espíritu industrial en Francia y en Europa, se reafirman a la vez la necesidad de soberanía y los objetivos de descarbonización. Los productores se están volviendo ecológicos. Apoyada por políticas públicas que financian con grandes subvenciones los sectores vinculados a la transición ecológica y el desarrollo de fuentes de energía sin carbono, la demanda de metales y de las llamadas tierras raras sigue aumentando.

La minería, en fuerte expansión desde la década de 1950, alcanza hoy nuevas cimas con previsiones al alza tanto a corto como a largo plazo. El litio es un buen ejemplo.

Según la Oficina de Investigación Geológica y Minera (BRGM), el consumo de tierras raras crecerá cerca del 8% al año por el aumento en la producción de turbinas eólicas y coches eléctricos e híbridos.

Según el Instituto Mondor, el volumen de mercado de elementos de tierras raras se estima en 175,03 kilotones en 2024 y se espera que alcance los 214,89 kilotones en 2029, con un crecimiento del 4,19% anual entre 2024 y 2029. En paralelo, el consumo mundial de energía primaria podría aumentar casi la mitad entre 2020 y 2050, según el escenario de referencia de la Agencia Internacional de Energía (AIE).

En definitiva, el establecimiento de una una economía más verde, más sostenible y más ecológica es el argumento que justifica la apertura de nuevas minas en un mundo seguirá consumiendo la misma energía y las mismas materias primas.

Autores como Célia Izoard y Jean-Baptiste Fressoz han subrayado los riesgos de este extractivismo. Abrir nuevas minas de litio o de tierras raras implica la destrucción entornos naturales y su biodiversidad. A esto se le suma la contaminación por el derrame de productos químicos que degradan la calidad del agua y de las capas freáticas. Aunque estos impactos son conocidos, las acciones para limitarlos son poco ambiciosas.

Difícil reciclaje

Por eso  la Ley Europea de Materias Primas Fundamentales, publicada el 16 de marzo de 2023, fija el objetivo de incrementar en un 15% las capacidades de reciclaje de los materiales críticos para 2030, incluidas las tierras raras, lo que correspondería solo al 10% del consumo anual de la Unión Europea.

Los especialistas en reciclaje destacan que lograr este objetivo será difícil porque los materiales raros están presentes en varios productos en pequeñas cantidades y sería complejo y costoso separarlos de otros metales. Por otro lado, una buena parte de los productos que nos conciernen, en particular los electrodomésticos, son de larga duración y no están listos para ser reciclados.

Además, todavía hay que mejorar el funcionamiento de la recolección de residuos. Por tanto, el crecimiento que se espera en el consumo de tierras raras superará con creces posibilidades de reciclaje. La única salida es centrarse en la primera R del trío reducir, reutilizar, reciclar. Entrar en una economía circular que reduzca la cantidad de materias primas consumidas y promueva  la durabilidad de los productos exige una reflexión colectiva sobre nuestras necesidades.