Las causas del retraso tecnológico europeo

La distancia entre las inversiones en tecnologías de la información y la comunicación de EE UU y la Unión Europea se ha convertido en abismal

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Abril 2024 / 123
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Martillo tecnología

Ilustración
Pedro Strukelj

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Es una constatación compartida: Europa está perdiendo la batalla tecnológica mundial. “Superar la brecha tecnológica de la eurozona se ha vuelto más urgente que nunca”, ha declarado Isabel Schnabel, miembro del directorio del Banco Central Europeo (BCE). En una reciente entrevista, esboza un panorama alarmista, preciso e instructivo sobre las causas de este retraso.

Primera observación: a lo largo de los últimos 30 años, la distancia entre las inversiones en tecnologías de la información y la comunicación (TIC) de Europa y  EE UU se ha convertido en abismal. Si partimos de una base de 100 en 1995, el stock de capital en estas tecnologías en EE UU ha pasado a 900, mientras que en el país europeo donde más ha aumentado, que es España, se sitúa en 450.

La dinámica empresarial europea en este ámbito ha sido extremadamente débil. Isabel Schnabel lo ilustra con algunos datos originales. La vida de las empresas industriales europeas de alta tecnología ha aumentado, de media, el 50% con respecto al periodo anterior a la crisis financiera, y duplica la de las empresas de servicios. La situación de escasa renovación suele ir acompañada de una menor capacidad de innovación.

Es más, aunque las start-ups están de moda, un examen más detenido del origen de las innovaciones disruptivas muestra que tienden a originarse en la órbita de grandes grupos. En EE UU, las empresas de más de 250 empleados representan casi el 60% del empleo, mientras que esta proporción oscila entre el 12% y el 37% en los países de la zona euro.

Llegados a este punto, los liberales —y Bruno Le Maire [ministro francés de Economía] con su proyecto de simplificación, que se supone decisivo para resolver todos los problemas — argumentarán que las empresas europeas son víctimas de un exceso de regulación.

Los datos presentados por Isabel Schnabel apuntan en otro sentido: las multinacionales estadounidenses establecidas en Europa registran aumentos de productividad relacionados con las TIC muy superiores a los de sus competidoras europeas. Sin embargo, todas operan dentro del mismo marco regulador...

Gestión participativa

Solo el 30% de las empresas europeas aumentan su productividad tras la inversión digital. Para las demás, el impacto es prácticamente nulo. Las nuevas tecnologías no bastan por sí solas para aumentar la eficacia productiva. Como señalan los estudios sociológicos, se necesitan directivos y empleados comprometidos con el cambio, lo que exige una gestión participativa y no vertical, un gran problema en Francia, por ejemplo.

El análisis de Isabel Schnabel muestra hasta qué punto los líderes empresariales europeos no han sabido desarrollar los espíritus animales de la innovación en las últimas décadas, dejando a Europa en desventaja tecnológica.

Sin embargo, responde a este problema microeconómico con los conjuros liberales habituales. ¡Ay, si hubiera más competencia y menos regulación! ¡Ay, si nuestro mercado interior de bienes y servicios estuviera más liberalizado! Es difícil ver cómo esto podría resolver los problemas antes señalados.

Al final de su discurso tocó un último tema: Europa va muy por detrás de EE UU en términos de inversión pública, y lleva en esta posición rezagada desde 2014. A todos aquellos que se oponen al dinamismo económico privado y público, no podemos sino concluir con Isabel Schnabel: "Pasar de rezagado a líder requiere iniciar un círculo virtuoso entre inversión pública y privada". Por desgracia, Europa se está quedando rezagada en ambos aspectos.