Cómo blindar las empresas periodísticas

Las sociedades editoras de Francia ensayan fórmulas innovadoras para asegurar su viabilidad y la calidad de la información

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Junio 2024 / 125
Prensa

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Getty images // Adrian Hancu

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¿Cómo se puede evitar que las empresas de medios de comunicación dependan de los intereses comerciales de sus accionistas? El poder mediático concentrado en manos de magnates cuestiona los cimientos mismos de la democracia.

En los últimos años han surgido varias propuestas, como aumentar la presencia de periodistas en el capital de la sociedad editora —con fórmulas como el polo de independencia de periodistas, que controla el 25% de Le Monde—, optar por el estatus de empresa cooperativa, como decidió hace años Alternatives économiques o lanzar instrumentos participativos como el crowdfunding, como intentó Le Monde en 2021 para que los ciudadanos se incorporaran al capital de la empresa editora.

Otra opción consiste en otorgar a los periodistas derechos de control para aprobar la dirección o cambios accionariales, como históricamente sucedía en Le Monde, y en septiembre de 2023 se presentó en la asamblea un proyecto de ley para condicionar las ayudas públicas a que los periodistas deban aprobar el nombramiento de la dirección.

Más recientemente, algunos de los principales medios franceses, como Libération, Le Monde y Mediapart, han avanzado hacia fórmulas que refuerzan su independencia a través de la creación de un fondo de dotación que hace intransferible parte de su capital.

‘The Guardian’ como ejemplo

Esta fórmula está inspirada en el británico The Guardian, propiedad del Scott Trust desde 1932, una especie de fundación cuya misión es garantizar su independencia financiera y editorial a perpetuidad.

En Francia, los fondos de dotación han ido en aumento desde su creación, en 2008, pero el diseño de este modelo no es perfecto. Julia Cagé, economista de los medios, y Benoît Huet, abogado, subrayan de entrada que los fundadores pueden mantener el control del fondo en la medida en que nombran al presidente y pueden destituirlo. Tampoco hay garantía de que los medios no vayan a depender de otros accionistas en el futuro, por ejemplo tras una recapitalización. Además, el fondo de dotación también puede invertir en valores distintos al inicialmente previsto sin tener ninguna obligación de lealtad o fidelidad al título inicial. De ahí que la herramienta más adecuada para las sociedades de medios de comunicación quizá sea la de empresa con misión, una nueva figura legal en Francia creada en 2019 que permite a cualquier sociedad definir su propósito, así como objetivos sociales y ambientales. Al incluirlos en sus estatutos, estos objetivos son vinculantes para su gestión y su cumplimiento está controlado por un comité de misión, separado del consejo de administración y por un auditor externo.

El estatus de empresa con misión ya ha sido adoptado por Bayard Presse, cuya misión reafirma su identidad como editorial católica y tiene como objetivo particular extender la educación al mayor número posible de personas. En los grupos de prensa cuya independencia está amenazada, podría permitir consagrar un principio de independencia editorial en los estatutos (respecto a los accionistas y también a la publicidad), así como normas para el nombramiento de la dirección editorial.

Los estatutos también podrían especificar que la misión no puede ser modificada sin el acuerdo de los editores, independientemente de los futuros accionistas. En una empresa con misión, la entrada y la salida son libres, pero presuponen que los accionistas se adhieran a los estatutos.

Por supuesto, los accionistas conservan el control del consejo de administración, pero las decisiones de los directivos son supervisadas: el comité de misión, con al menos a un periodista, evalúa si es respetada. Con la empresa con misión, ya no es el accionista quien tiene un propósito, sino la sociedad misma, sin, por ello, renunciar a repartir beneficios.