El sur saca de la recesión a la eurozona

La economía de la eurozona da, por fin, señales de recuperación. Tras un 2023 para olvidar en la mayoría de los países, el PIB de la unión monetaria registró un avance del 0,3% en el primer trimestre del año con respecto al trimestre anterior. La caída de los costes de la energía, la moderación de la inflación, el incremento de los salarios reales y las perspectivas de una rebaja de los tipos de interés impulsaron  la producción de bienes y servicios por encima de lo previsto.

Las 10 subidas de tipos de interés efectuadas por el Banco Central Europeo (BCE) desde el verano de 2022 atajaron la subida de los precios, pero también frenaron en seco la actividad económica en la mayoría de los países del euro. El PIB de la eurozona comenzó el año técnicamente en recesión tras haber retrocedido en los dos últimos trimestres de 2023.

Pese al incremento de los costes de producción, y a diferencia de crisis anteriores, gran parte de las empresas europeas han optado esta vez por no recortar ni salarios ni plantillas. El dato más positivo es, precisamente, el crecimiento del empleo (el 0,3% en el primer trimestre), señal clara de que la recuperación ha comenzado.  La mayoría de los gabinetes de análisis económico vaticinan que la actividad irá ganando brío a medida que avance el año, pero advierten de que la recuperación va a ser lenta.

Una buena noticia es que la inflación de la eurozona parece bajo control: en abril subió a un ritmo anual del 2,4%, igual que en marzo. El incremento de los precios está, por tanto,muy próximo al objetivo del 2% marcado por el BCE y augura una primera bajada de los tipos de interés antes del verano. La inflación de la unión monetaria llegó a subir el 10,6% en octubre de 2022 como consecuencia de la crisis energética desatada por la invasión rusa de Ucrania.

Ventaja de EE UU

El estancamiento de la economía europea contrasta con el fuerte avance de la actividad en EE UU. Impulsado por el consumo de los hogares y la fuerte creación de empleo, el PIB de la primera economía mundial cerró el año 2023 con un crecimiento del 2,5% frente al 0,4% de la zona euro.

Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de Funcas, el centro de análisis de las cajas de ahorros, opina que Europa no acaba de encontrar la respuesta adecuada a la nueva etapa de la globalización, caracterizada por la proliferación de barreras comerciales entre las grandes economías y la reorganización de las cadenas productivas. “Las señales de un deterioro europeo son inequívocas, si bien no son irreversibles, y en el caso de España se compensan en parte por el buen desempeño de sus intercambios en el mercado único”, apuntó Torres en su blog.

La excepción española

A diferencia también de anteriores recesiones, la recuperación europea está siendo impulsada por los países del sur, principalmente España y Portugal, que  registraron sendos avances del 0,7% entre enero y marzo. A pesar de que Alemania y Francia crecieron por encima de lo esperado (el 0,2% en ambos casos), las dos mayores economías de la eurozona no acaban de encontrar el tono.

Por el contrario, la buena marcha de la economía española ha llevado a los analistas y a los organismos internacionales a elevar sus previsiones de crecimiento para este año y el que viene. La Comisión Europea calcula que el PIB español cerrará 2024 con un avance del 2,1%, más del doble que la media de la eurozona (0,8%).

¿A qué se debe el hecho diferencial español? Los economistas apuntan varios motivos. El primero es el vigor mostrado por las exportaciones, particularmente las del sector de los servicios. El año pasado se batieron récords de ingresos por turismo y los primeros datos de 2024 apuntan a una temporada de verano tan buena como la anterior. Otras exportaciones de servicios —consultoría, tecnologías de la información, servicios financieros...— también muestran una clara tendencia al alza.

Además, la consistente creación de empleo ha contribuido a sostener el consumo de los hogares y la llegada de los fondos europeos ha tenido un efecto muy positivo en la actividad. El talón de Aquiles de España sigue siendo su alto nivel de desempleo. Según las previsiones de primavera de la Comisión, la tasa de paro cerrará 2024 en el 11,6% de la población activa (desde el 12,29% actual), por lo que seguirá siendo el país con mayor índice de desempleo de toda eurozona