El Gobierno tira de la cantera

Sánchez promueve a un equipo joven, de perfil tecnócrata y bien conectado con la UE para blindar sus reformas

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Febrero 2024 / 121
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Posesión Carlos Cuerpo

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La Moncloa

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha levantado, incluso en Davos —gran símbolo del capitalismo globalizado—, la bandera de la socialdemocracia y ha señalado al Gobierno de coalición de izquierdas que encabeza como uno de los principales bastiones progresistas en la Unión Europea (UE) frente a la ola reaccionaria que recorre el continente y que, muy probablemente, se agrandará todavía más en las próximas elecciones a la Eurocámara, previstas para junio.

En consecuencia, ha nombrado para la nueva etapa que arranca a un equipo económico ortodoxo y tecnócrata, con predominio de técnicos comerciales y economistas del Estado —los tecos, un cuerpo de élite particularmente apegado a la ortodoxia—, que haría las delicias de Miguel Boyer y Carlos Solchaga, símbolos del sector más neoliberal en el Gobierno de Felipe González en la década de 1980.

¿Una flagrante contradicción? No necesariamente, al menos según el muy particular esquema que se ensayó la pasada legislatura con la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, también teco y hoy al frente del Banco Europeo de Inversiones (BEI): un núcleo económico ortodoxo y bien conectado con las autoridades europeas resultó la mejor garantía para que las reformas de matriz socialdemócrata —presupuestos expansivos, aumento sustancial del salario mínimo, reforma laboral y de las pensiones, ingreso mínimo vital, etc.— salieran adelante con el imprescindible visto bueno de la UE, a pesar del creciente predominio del centroderecha en Bruselas. 

Pulso en el Ejecutivo

El inicio de la legislatura pasada arrancó muy lastrada por la pugna entre los ministros de Unidas Podemos —y, muy singularmente, de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz— y el equipo económico, teco y ortodoxo, liderado por Calviño. El choque amenazó incluso con hacer descarrilar muy pronto al primer Gobierno de coalición de izquierdas desde la II República hasta que todas las partes se dieron cuenta de que era justamente esta dialéctica la que podía propiciar la cuadratura del círculo que ayudaría a distinguir este gobierno de todos los Ejecutivos progresistas anteriores, que siempre habían sido monocolores del PSOE e inspirados por el libro de recetas económicas heredado de Boyer y Solchaga.

En esta nueva dinámica, que hacía de la necesidad, virtud, Unidos Podemos trataba de estirar la cuerda lo más hacia la izquierda posible dentro de un marco fijado por el equipo de Calviño, con la garantía de que el punto de encuentro iba a ser aceptado por Bruselas. 

Varias fuentes coinciden en que el momento decisivo para transformar en positivo esta mecánica endiablada fue la aprobación de la reforma laboral, que Yolanda Díaz consiguió sacar adelante con el aval no solo de los sindicatos, sino también de la patronal CEOE.

El tira y afloja constante entre las representantes de los dos polos económicos antagonistas que conviven en el Gobierno de coalición duró literalmente hasta el último día de Calviño en el Ejecutivo —con la reforma del subsidio de desempleo—, pero sin que se viera ya necesariamente como un lastre, sino como el método que mejor garantizaba el impulso de un programa reformista que, al mismo tiempo, contara con el imprescindible visto bueno de la UE. 

La marcha de Calviño al BEI ha supuesto el fin de este ciclo y ha obligado a reabrir el debate sobre el equipo económico, con la posibilidad de nombrar al frente de Economía a un peso pesado que contribuyera a aportar lustre y credibilidad al Ejecutivo en un momento especialmente complicado, ante la creciente presión del poder económico y de la propia UE por por dejar atrás el marco excepcional ante la pandemia y la guerra de Ucrania y recuperar la disciplina fiscal y la ortodoxia. Entre los nombres con este perfil que Sánchez barajó destacan dos  exsecretarios de Estado de Economía con José Luis Rodríguez Zapatero: David Vegara —hoy consejero del Banco Sabadell— y José Manuel Campa, que preside la Autoridad Bancaria Europea. Y también Ángel Ubide, economista del fondo estadounidense Citadel, entre otros.

Contactos internacionales

Ante las dificultades para cerrar un gran fichaje, Sánchez optó por la opción que mejor aseguraba el mantenimiento del esquema que se consideró exitoso en la legislatura pasada para acompasar los intereses opuestos de Díaz —ahora líder de Sumar— y el área económica del PSOE, más liberal, asegurándose con ello el aval posterior de Bruselas: ha tirado de la cantera para promover un nuevo equipo de tecnócratas jóvenes, vinculados a la Administración socialista y con buenos contactos internacionales y, especialmente, en la UE.

El esquema se reedita con un matiz: ahora el peso de la negociación con Sumar recaerá no en Economía, sino en la responsable de Hacienda, María Jesús Montero, vicesecretaria general del PSOE desde 2022 y ahora aupada también a la vicepresidencia primera del Gobierno y que hereda, pues, parte de las funciones de Calviño.

El nuevo ministro de Economía, Carlos Cuerpo (44 años), es un teco que completó su formación en la Universidad de Londres y que conoce las instituciones europeas desde dentro, puesto que trabajó en Bruselas en la Dirección General de Asuntos Económicos Financieros de la Comisión Europea. El ascenso le llega desde la secretaría general del Tesoro, con lo que ya acompañaba a Calviño en muchas de las reuniones en la Unión Europea y con las instituciones internacionales, lo que refuerza la percepción de continuidad y de complicidad con Bruselas.

Su número dos como secretario de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Israel Arroyo, tiene 48 años, es miembro del Cuerpo Superior de Actuarios, Estadísticos y Economistas de la Seguridad Social y coincidió con Cuerpo en la Airef, el organismo independiente que vela por la sostenibilidad de las finanzas públicas. Entre 2020 y 2022, en tanto que secretario de Estado de Seguridad Social y Pensiones, desempeñó un papel clave para engrasar el triángulo que integraban Calviño, Díaz y su propio ministro, José Luis Escrivá, como los ERTE relacionados con la pandemia y el arranque de la reforma de las pensiones.

Por su parte, Paula Conthe, de 42 años, salta al Tesoro desde la presidencia del FROB, la entidad creada para lidiar con la crisis bancaria de la década pasada, que se mantiene como segundo mayor accionista de Caixabank. Licenciada en la Universidad de Georgetown (EE UU) y teco, llega 29 años después a la misma institución que ya dirigió su padre, el economista Manuel Conthe, entre 1988 y 1995, con Felipe González en la presidencia.

El Gobierno más a la izquierda de la UE ha entregado los mandos económicos a un equipo de alta solvencia técnica que habla el mismo lenguaje que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, miembro del partido alemán que es socio del Partido Popular: paradojas del manual de resistencia de Sánchez, versión económica, con la ultraderecha al fondo.