El debate más encendido sobre la transición verde

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Febrero 2023 / 110
Todo nuestro sistema económico se basa en energías fósiles en vías de agotarse. Expertos como el mediático Jancovici avivan la discusión con ideas que, a veces, tergiversan los hechos.
 
Los debates de la transición a una economía descarbonizada levantan pasiones. Las perspectivas de un agotamiento de los recursos de origen fósil en paralelo al cambio climático, por una parte, y el papel de la energía nuclear en este proceso, por la otra, ocupan el primer plano de las discusiones en Francia de la mano del mediático Jean-Marc Jancovici, ingeniero, consultor, profesor y, sobre todo, divulgador. El mensaje del presidente de Shift Project, autor y coautor de una decena de obras sobre el clima y la energía, entre las que destacan El plan de transformación de la economía francesa, y del exitoso cómic El mundo sin fin, se basa en dos ideas fuerza, que el también cofundador de la consultora Carbono 4, miembro, además, del Alto Consejo por el Clima, lanza como indiscutibles leyes de la física en  múltiples conferencias, entrevistas e intervenciones en platós de televisión.

Es del todo indiscutible la urgencia de abandonar las energías de origen fósil

 
La primera idea fuerza de Jancovici, cuyos post diarios en LinkedIn son seguidos por 673.000 abonados, es la de que la amenaza climática va acompañada de una crisis más inmediata de los recursos sobre los que se basa todo nuestro sistema económico: las energías fósiles, que están en avanzada vía de agotamiento. La disminución de su producción debido a causas geológicas y de la que ya podemos observar señales, va a provocar fatalmente la del producto interior bruto (PIB). Así, o nos organizamos de cara al inevitable decrecimiento producido por la disminución de los fósiles o sufriremos un violento choque recesivo. 
La segunda idea fuerza tiene que ver con las respuestas a esta constatación. Por una parte, hay que organizar la nueva etapa de sobriedad. Por otra, para cubrir las futuras necesidades energéticas, es indispensable un desarrollo masivo de la energía nuclear, dados los límites físicos de los otros medios descarbonizados. El desarrollo de esa tecnología, cuyas ventajas serían superiores a los inconvenientes, es también obligatorio. Lo nuclear es, afirma, “un amortiguador del decrecimiento”. Lo ilustra en su cómic con la metáfora del paracaídas ventral: “Nos permitirá conservar una parte, y solo una parte, de lo que tenemos hoy. Y amortiguar una caída demasiado brutal”.

Jancovici augura una recesión fatal y pide suavizar el golpe con nucleares

 
Algunos puntos del discurso de Jancovici son incontestables. La incompatibilidad de nuestro modelo de crecimiento con la finitud del mundo. La necesidad urgente de salir de las energías fósiles, principal problema climático. Los cambios que implicará en los hábitos de consumo, pues los progresos tecnológicos —para reducir la cantidad de energía necesaria para producir un bien o un servicio, y para sustituir los fósiles por fuentes descarbonizadas— no bastan. Y que no todo dependerá del buen comportamiento individual. Los cambios exigen regulaciones, una reorganización de las infraestructuras, solidaridad y una redistribución de la riqueza, lo que expresa, por ejemplo, la idea de establecer cuotas individuales en millas para los trayectos en avión.
 
Puntos discutibles
Por el contrario, tres puntos centrales de su argumentación, con importantes implicaciones, son muy discutibles. El primero es que el mundo va a entrar fatalmente en recesión porque su principal carburante, la energía fósil, va a desaparecer en un horizonte muy próximo. El segundo, que las energías renovables variables solo pueden desempeñar un papel secundario, lo que hace de la nuclear un medio de producción de primera instancia que hará posible que el decrecimiento sea sostenible. El tercero es que se exagera mucho el riesgo de la energía nuclear.
 
1. ¿Decrecimiento inevitable?
“El pico máximo de producción del petróleo convencional tuvo lugar en 2008 y desde entonces, la OCDE ha entrado en una especie de marasmo económico”. Es un leitmotiv de Jancovici, casi una obsesión. Sin embargo, la predicción del peak oil está lejos de materializarse y la geología no explica la crisis financiera de 2008 ni la inflación poscovid, como no explicó la crisis del petróleo de 1973. “Es cierto que existe un agotamiento de los recursos denominados convencionales, de fácil acceso y a buen precio, pero el nivel de los precios y los logros tecnológicos permiten ir a buscar yacimientos más difíciles y costosos", señala el economista de la energía Patrick Criqui. “Las reservas, o volúmenes identificados y recuperables en las actuales condiciones técnicas y económicas, siguen renovándose a lo largo de los años. Hasta el momento, los economistas han tenido más razón que los geólogos”, afirma.

Hasta hoy, sobre el 'peak oil' los economistas han tenido más razón que los geólogos

 
Para Criqui, como para la inmensa mayoría de los expertos, una carencia física en el horizonte de las exigencias que impone el cambio climático “es un problema inexistente”.  Un artículo publicado en Nature evaluó recientemente que, si la humanidad redujese su consumo de fósiles a un nivel compatible con el objetivo 1,5 ºC, en 2050 quedarían el 58% de las reservas de petróleo explotables estimadas en 2018, el 56% de las reservas de gas y el 89% de las de carbón. “Es posible que estemos franqueando el pico máximo de los fósiles, pero se trata de un pico de demanda, no de oferta”, añade el experto en energía Stéphane His, consultor y autor de un blog en el que desmenuza página a página  El mundo sin fin para separar lo verdadero de lo falso.
Stéphane His se remite al movimiento tecnocrático estadounidense de la década de 1930, una de cuyas principales figuras fue el geólogo experto en petróleo Marion King Hubert, “padre fundador” de las teorías del peak oil. Esa corriente de ingenieros y técnicos denunció muy pronto un sistema capitalista que minaba las bases de su riqueza: la naturaleza. Preconizaba organizar (y redistribuir) la economía a partir de la realidad del mundo físico y de sus límites.

Si el mundo cumpliera el acuerdo de París, aún quedarían mucho gas y petróleo

 
Esa República de los ingenieros, de la que el Club de Roma es heredero, tuvo el gran mérito de impulsar la integración del medio ambiente en la ecuación económica con la intención de hacer de la realidad física un determinante estricto de los fenómenos socioeconómicos y  partiendo del supremo arbitrio de la decisión política. Jean-Marc Jancovici establece, como de una ley física se tratara, una rígida relación entre nivel de riqueza (PIB) y consumo de energía. “La realidad”, recuerda His, “es que la cantidad de energía necesaria para producir una unidad de PIB no ha dejado de bajar a nivel mundial desde hace 50 años”. “Es fascinante cómo el ingeniero subestima el progreso técnico”, comenta Céric Philibert, investigador asociado del Centro de Energía y Clima del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (Ifri).
 
Bajada insuficiente
No hay discusión sobre el hecho de que esta bajada es muy insuficiente. Jancovici, pues, tiene razón en insistir sobre la sobriedad. Las trayectorias cero emisiones netas para 2050, basadas sobre todo en las tecnologías y poco en un cambio de hábitos, son apuestas posibles, como ha demostrado la Agencia del Medio Ambiente y del Control de la Energía (ADEME en sus siglas en francés). Pero si en la ecuación, además de las emisiones territoriales, se integran también las ligadas a los bienes importados y si se añaden los problemas de biodiversidad, es muy complicado prescindir de la sobriedad. 
En cambio, Jancovici es criticable cuando declara: “No podremos evitar el decrecimiento”. La verdad es que no se sabe. Un crecimiento del PIB puede también ser resultado de unas trayectorias que incorporen una buena dosis de sobriedad, como han demostrado los trabajos de la ADEME. Porque, paralelamente, se generará mucha actividad gracias a la inversión en la descarbonización y en las energías renovables.
 
2. ¿Por qué tanto odio a las renovables? 
El 6 de diciembre, Jancovici escribía en su cuenta de LinkedIn: “Justo en el momento en que Estado francés desea pisar el acelerador de las energías renovables (fundamentalmente la eólica y la solar), el contexto internacional hace todo lo posible por poner trabas a ese plan, aumentando fuertemente el coste de las materias primas necesarias”.
En realidad, las materias primas no tienen ninguna relación con las moratorias de Francia a la hora de acelerar el incremento de la energía solar o eólica, a pesar de lo beneficioso que sería para su seguridad energética. Lo que sí tiene relación es determinado discurso, del que Jancovici ha sido hasta ahora uno de sus portavoces más mediáticos. Hoy, el precio disparado de la energía repercute en los materiales de la transición, es cierto. ¡Pero el aumento del precio de las energías fósiles afecta a estas últimas mucho más como competidoras de las renovables!

El 90% de la capacidad eléctrica en 5 años será eólica o solar, según la AIE

 
Según un informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), publicado también el 6 de diciembre, las perspectivas de desarrollo de las renovables para el periodo 2022-2027 superan en el 30% las previsiones del año pasado. Y es natural: la solar y la eólica terrestre son, en la gran mayoría de los países, el modo menos caro de producir electricidad. Según la AIE, representarían el 90% de la capacidad eléctrica instalada en los cinco próximos años. 
Pero, ¿no nos tropezaremos con el problema de los recursos naturales? “Debido a su carácter tan difuso, la solar y la eólica exigen de 10 a 100 veces más metal por kWh” que la nuclear, afirma Jancovici en su cómic. Pero en su blog, Stéphane His observa que las cifras empleadas por Jancovici son, con frecuencia, antiguas. En este caso, se trataría de datos que se remontan a la década de 2010. Y desde entonces, la tecnología ha avanzado a marchas forzadas. Citando un informe de la AIE sobre los metales de la transición publicado el año pasado, His dice que la ratio entre la nuclear y las renovables sería de 1,4 a 3, en función de las tecnologías. Y, lo que es más importante, ese informe muestra que la mayor parte del aumento de la demanda de minerales en su escenario de cero emisiones netas en 2050 —en el que la nuclear produce cerca del 10% de la electricidad mundial y la solar y eólica, el 70%— procede de los vehículos eléctricos. Nada que ver, pues, con la naturaleza de la capacidad eléctrica, ya proceda de las nucleares o de las renovables. 

El alto precio de la energía refuerza la diferencia de coste a favor de las renovables

 
Jean-Marc Janovici rechaza también la idea de que se pueda construir un sistema eléctrico descarbonizado sin otorgar un lugar preponderante a la energía nuclear, salvo que sea enormemente caro y no fiable. En el caso de Francia, los trabajos publicados por la ADEME en 2015 y 2021 y por la Red de Transporte de Electricidad (RTE) en 2021 han demostrado, por el contrario, que el 100% de la energía renovable en 2050 es una opción plausible desde el punto de vista técnico y económico. Y ello a pesar de una penetración muy fuerte —80%— de las únicas fuentes que tienen un potencial real de desarrollo: la eólica y la solar. Su defecto es que no se pueden pilotar, pero esto puede superarse desarrollando medios de flexibilidad y gestión de la red eléctrica. Es un desafío tecnológico real, pero no insuperable de aquí a 20 años. Desde el punto de vista económico, el estudio de RTE indica que los costes completos del sistema eléctrico (producción, transporte y flexibilidad) son, a priori, favorables a un relanzamiento de la energía nuclear, con una diferencia muy limitada respecto a la opción contraria (10.000 millones de euros para un país de 70 millones de habitantes), por no decir nula, según sus hipótesis.
Es muy importante subrayar que incluso en el escenario de RTE, que maximiza la energía nuclear —opción que cuenta con el favor del Gobierno francés, con 14 nuevos reactores en servicio para 2050 y una explotación del parque histórico que ha aumentado su edad media a más de 60 años—, para alcanzar la neutralidad carbono se necesita multiplicar por siete la energía fotovoltaica; por 2,5, la eólica terrestre, y añadir 22 GW de eólica marina.
 
500.000 eólicas
¿Es, pues, razonable hablar únicamente mal de estas fuentes de energía? ¿Inducir a error al público? A la hora de hablar de la ocupación del suelo de esas fuentes difusas, Jancovici dice en su cómic que, para cubrir las necesidades energéticas de Francia con la eólica, se necesitaría poner una turbina cada kilómetro, es decir, 500.000. Es un cálculo en apariencia exacto, pero, en realidad, falso, recuerda Cédric Philibert en un libro de próxima publicación. Esta cifra se basa en el consumo de energía primaria de los últimos años (cerca de 3.000 TWh), que incluye considerables pérdidas de calor en las centrales eléctricas, nucleares y fósiles. 

Defender la energía nuclear no autoriza a minimizar ni sus riesgos ni sus víctimas

 
La Francia descarbonizada de 2050 necesitará, en realidad, 930 TWh de energía final (según el escenario de RTE). Es una electricidad proporcionada no solo por la eólica, sino también por la solar fotovoltaica y la hidráulica. En su escenario 100% energías renovables, RTE estima el número de turbinas en unas 30.000 en 2050… las mismas que hoy hay en Alemania. Y RTE se basa en una potencia de las turbinas eólicas de 2,5 MW, ya superada con creces.
 
3. Minimizar el riesgo nuclear
No solo la disminución de las energías fósiles y las (supuestas) taras de las renovables, sino también la limitada cantidad de uranio fisible en la Tierra obligan a desplegar lo antes posible los reactores nucleares de cuarta generación. Ese era el discurso de King Hubbert en la década de 1950, es hoy el de Jancovici y el lobby nuclear, y es lo que ha intentado hacer Francia desde 1960. 
 
La voz del átomo
Aunque los hechos contradicen su pesimismo sobre las tecnologías verdes, Jancovici calificó, en una comparecencia ante la Asamblea General, como “bastante astuto” el radical escenario tecnológico de la asociación para la promoción de la energía nuclear Voix du Nucleaire. Dicho escenario prevé una prolongación de los viejos reactores franceses hasta una edad media de 70 años (cuando la autoridad encargada de la seguridad nuclear, la ASN, no tiene ninguna confirmación de que más allá de 50 años sean seguros), 22 nuevos reactores convencionales en servicio en 2050 (cuando 14 EPR es el máximo industrial, según EDF) y una cuarta generación que se pondría en servicio industrialmente dentro de 30 años (tras medio siglo de fracasos) para constituir, a partir de 2070, cerca de la mitad de un parque nuclear que proporcionaría el 70% de la producción de electricidad (cuando, desde el punto de vista económico, no hay ningún interés en que sea más del 40%, según los estudios de RTE). Hasta que esa capacidad nuclear sea plenamente operativa, habrá que poner en marcha instalaciones solares y eólicas que no se renovarán cuando acabe su vida útil. Son “energías de transición”.

La autoridad nuclear no garantiza la seguridad de un reactor de más de 50 años

 
Además, Jancovici considera que las ventajas de la energía nuclear justifican soportar el peligro que conlleva. Es un argumento comprensible, con la condición previa de que se informe correctamente al cliente, lo que no es el caso.
Un ejemplo entre otros: bajo juramento y ante los mismos parlamentarios declaró, a propósito de los residuos, que está previsto que “dentro de unos siglos, los productos de fisión alcancen el nivel de radiactividad del uranio inicial (…) la parte más radiotóxica no es 100.000 años, es mucho más corta”. Pero entre esos residuos altamente radioactivos no están solo los denominados productos de fisión (entre los que algunos, como el cesio 135, tardan más de dos millones de años en perder la mitad de su radiactividad). También están los productos llamados actínidos menores, cuya duración va más allá de “unos siglos”. 
Defender la energía nuclear no autoriza a minimizar sus riesgos y jugar con el número de víctimas bajo el pretexto de que es mucho menor que el de las provocadas por los accidentes de tráfico o el tabaco. Como dice el ASN, no se puede descartar que se produzca un accidente grave, y sus consecuencias materiales y humanas son siempre enormes, aunque haya discusiones sobre el balance de las pasadas catástrofes, unos balances muy difíciles de realizar, dado que el impacto de la catástrofe dura décadas. Otra cosa es que se quiera rebajar el nivel de seguridad en nombre del desarrollo de esa industria, como opción democrática, pero a partir de una información honesta.
 
Posibles opciones
En definitiva, Jean-Marc Jancovici parece pensar el mundo como si la realidad de los recursos físicos impusiera a la humanidad unas opciones muy restringidas, unas opciones necesarias, que el experto-pedagogo revela a los hombres como el sacerdote se inviste de exégeta de un orden divino para arreglar el desorden del mundo.
Pero los imperativos categóricos de la madre naturaleza dejan margen. Se pueden establecer sistemas descarbonizados competentes con poca, mucha o ninguna energía nuclear. Se puede seguir extrayendo energías fósiles durante mucho tiempo (y destruir el planeta) antes de que se agoten de verdad. Somos nosotros los que tenemos que elegir. Entre un mundo triste y una larga caída sin fin frenada por paracaídas para los que puedan. O un mundo deseable, más solidario, más justo, en que consideremos las dificultades como otras tantas oportunidades de cambiar.