Europa se encamina al pleno empleo

Los datos de paro y ocupación acercan la eurozona al ideal de que prácticamente todas las personas que quieran puedan trabajar

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Junio 2023 / 114
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Andrea Bosch

Acuérdense. Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que todas las miradas se dirigían al paro. Era el barómetro político por excelencia, el que escrutaban todos los representantes públicos, presionados por sus conciudadanos para que encontraran una solución milagrosa. El quinquenio del anterior presidente francés, François Hollande, estuvo marcado por esta pregunta casi existencial: ¿lograría invertir la curva del paro como había prometido? El suspense llegó al máximo, pero, cuando a partir de 2015, la respuesta fue sí, la preocupación desapareció de los radares. 

Si el paro ha dejado de producir ansiedad en Europa se debe al hecho de que las noticias sobre él no son, en general, malas, más allá de lo que suceda en España y otros países del Sur.

“La recuperación tras la crisis sanitaria tiene forma de V y los principales indicadores del mercado laboral están en su nivel más alto desde comienzos de siglo”, subraya un informe de Eurofound, la agencia de la Unión Europea encargada de la mejora de las condiciones de vida y de trabajo. 

Del paro a "falta gente"

De media, el paro solo afecta al 6,5% de la población activa en los países que comparten el euro. Es su nivel más bajo desde hace 30 años. El pico del 8,5%, registrado en 2020, año en que las economías se confinaron por la pandemia, ya es historia. “Por primera vez desde hace una generación, la preocupación política más urgente no es tanto el paro como la escasez de mano de obra, es decir, la oferta de trabajo más que la demanda”, añade Eurofound.

“La crisis de la covid fue una recesión enormemente rápida. A las caídas rápidas de actividad durante los confinamientos siguieron unas recuperaciones brutales”, explica el investigador Enzo Weber, del instituto alemán IAB (Institut für Arbeitsmarkt- und Berufsforschung). Incluso los efectos de la gran crisis financiera de 2008 han desaparecido por fin, al menos, de media en la zona euro. No es aún cierto en el caso de los países del sur de la Unión, que sufrieron de lleno el shock económico, así como la crisis de las deudas públicas que le siguió. Las diferencias entre países son muy importantes, especialmente entre España y Grecia, que siguen teniendo un índice superior al 12%, y Polonia y la República Checa, donde es menor del 3%.

Pero en la mayoría de los Estados, la disminución es significativa, especialmente entre los malos alumnos de la clase europea: Grecia (-5,2 puntos) y España (-1,6 puntos), donde el índice tuvo la caída más espectacular entre finales de 2019 y finales de 2022. En Italia, las perspectivas son también alentadoras: “La demanda de trabajo está por encima de los niveles registrados antes de la pandemia, con alrededor de 500.000 puestos a cubrir por las empresas en enero de 2023, el 14% más que en 2019”, confirma Cristina Tajani, presidenta y directora general del Anpal Servizi Spa, la agencia italiana para las políticas activas del trabajo.

El umbral del 5%

En un sentido más amplio, el paro es menor hoy al que había antes de la pandemia en 19 de los 27 países de la Unión. Solo se ha degradado sensiblemente en Estonia, Letonia, Finlandia y Croacia. En el resto se ha mantenido estable.

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Gráfica paro

Y respecto al pleno empleo, ya es una realidad en 10 de los Estados miembros, que tienen un índice de paro por debajo del 5%, umbral generalmente admitido por los economistas para conceder ese preciado triunfo. Entre ellos, destacan especialmente, Austria, Dinamarca, Irlanda, Alemania, Holanda, Eslovenia y Polonia.

Pero medir el pleno empleo únicamente por el índice de paro es simplista, como explica Eric Heyer, director del departamento de Análisis y Previsión del Observatorio Francés de las Coyunturas Económicas (OFCE): “Para que esa disminución del paro sea realmente auténtica, tiene que estar asociada a un aumento del índice de empleo. Si no es así, puede querer decir que un determinado número de personas, desanimadas, han salido del mercado laboral, ya no son activas y provocan una bajada artificial del índice de paro”. 

Y el empleo, en máximos

Sin embargo, parece que esa condición sí se cumple en Europa: la bajada del paro va acompañada, sin lugar a dudas, de un aumento del índice de empleo. 
A escala de la Unión Europea, el número de empleos está en niveles máximos: a finales de 2022 era superior en 3,7 millones a su nivel de finales de 2019, justo antes de la crisis de la covid. 

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Gráfica desempleo

El índice de empleo, es decir, el porcentaje de personas empleadas, también bate récords, a pesar de una ligera inflexión en el tercer trimestre de 2022: el 69,5% en septiembre de 2022 en la zona euro, es decir, 1,8 puntos más que hace tres años, antes de la invasión del coronavirus.

“Se puede decir que nos acercamos al pleno empleo”, comenta la economista francesa Florence Pisani, directora de investigación económica en la gestora de fondos Candriam, “si observamos el índice de empleo de la franja de edad comprendida entre 25 y 54 años, es decir, el núcleo de la población en edad de trabajar, no solo es muy elevado en Alemania (86%), sino también en el resto de la zona euro, donde se encuentra en su nivel más elevado (81,2%), aún más alto que en 2007, antes de la crisis financiera. El índice de empleo de la franja comprendida entre 54 y 65 años es claramente más bajo, pero aumenta continuamente y alcanza el 62,9% en la zona euro y el 73,8% en Alemania. Es un mercado tensionado.”

Retroceso demográfico

En resumen, todos los indicadores están en verde, incluidos el paro de larga duración y el subempleo, que apuntan a la baja. ¿Cómo se explica semejante alineación de planetas?

El primer elemento a tener en cuenta es la demografía. En 2021, la población de 15 a 65 años disminuyó en un 0,6% en la zona euro respecto al año anterior, y el 0,7% en la Unión Europea. El fenómeno es especialmente evidente en Italia y Eslovenia (-1,9%), pero también en Polonia (-1,2%), Alemania (-0,5%) y Francia (0,3%). “En la década de 1980, la población en edad de trabajar aumentaba bastante, 0,7 puntos cada año”, explica Eric Heyer, “y para lograr que bajara el índice de paro había que crear otros tantos empleos que lo compensaran. Con una población que disminuye o se estanca, es mucho más fácil: se necesita crear menos empleos para que recule el paro”.

La productividad, clave

A ese fenómeno se añade una tendencia a la disminución del incremento la productividad. En otras palabras, la cantidad de trabajo necesario para la producción de un bien o un servicio disminuye menos deprisa que antes. En consecuencia, se necesitan más personas para producir más. Ahora es necesario menos crecimiento para comenzar a crear empleos. “En resumen” concluye Eric Heyer, “se necesitan menos empleos para lograr que baje el paro y se necesita menos crecimiento para crear empleos. Ello significa que, globalmente, se necesita mucho menos crecimiento para que disminuya el paro. Y es así en el caso de todos los países europeos”.

Actividad a medio gas

De hecho, el buen comportamiento del mercado laboral contrasta enormemente con el de la actividad económica, que sigue átona en la zona euro. El PIB aumentó solo el 0,1% en el  primer trimestre de 2023, igual que en el trimestre anterior. Y la mayoría de los analistas cuentan con un crecimiento débil en la zona euro para el resto del año. Esos tristes resultados económicos se han visto compensados por una degradación aún mayor del incremento de la productividad. No solo no se contenta con ralentizarse, sino que sigue una evolución negativa en muchos países europeos. Francia se ve especialmente afectada: en el tercer trimestre de 2022, la productividad per cápita se situaba por debajo de su nivel anterior a la crisis sanitaria (-3,8% respecto a 2019, según el Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos [Insee] de Francia). Esto significa que el empleo ha aumentado más que la actividad. 

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Sillas

“Cuando la productividad no se contenta con ralentizarse, sino que baja, el efecto es aún mayor, lo que ha permitido crear muchos empleos últimamente”, explica Eric Heyer. Es una constatación compartida por el economista Patrick Artus, director de investigación y estudios en el banco francés Natixis: “La disminución de la productividad del trabajo tiene la ventaja de empujar a las empresas a crear muchos empleos para compensarlo. Y es aún más positivo en la medida en que el índice de paro que más baja es el de las personas no cualificadas, que aumenta más cuando la creación de empleo es alta”, expone Artus en una nota de investigación. En la zona euro, el índice de paro de los no diplomados es el doble de la media (el 11,7% en el tercer trimestre de 2022), pero ha disminuido mucho desde el fin de la pandemia (-3,1 puntos desde comienzos de 2021).

Cambio de tendencia

“Sin embargo, no puede ser duradero”, advierte Eric Heyer, “porque no se puede permanecer mucho tiempo con incrementos de productividad negativos. Estos volverán a ser positivos, quizá más débiles que antes, pero en todo caso habrá un aumento de la productividad”. Esta es la razón por la que el OFCE prevé que, en 2023, aumentará el paro en casi todos los países europeos.

Florence Pisani también prevé una futura ralentización de la creación de empleo en la zona euro, que se verá acentuada por la política monetaria más restrictiva del Banco Central Europeo (BCE). Pero ello no significa obligatoriamente un aumento del paro, debido a la disminución en Europa de la población en edad de trabajar, una tendencia que se va a acentuar. 

Italia y la población activa

Un ejemplo de ello es el caso italiano: en 2030, la población activa habrá bajado en 1,98 millones de personas, según el Instituto Nacional de Estadística (Istat). “Sigue habiendo grandes incertidumbres macroeconómicas comunes a todos los países europeos como la inflación, la evolución del coste de las materias primas, el PIB nacional y mundial”, explica Cristina Tajani, “pero, en Italia, el mayor problema sigue siendo la disminución demográfica, que, por primera vez desde que comenzó a bajar la curva del índice de natalidad, repercute directamente en el mercado laboral”.

Italia no es el único país afectado. En Alemania, el número de personas disponibles en el mercado laboral disminuirá en más siete millones de aquí a 2035, según cálculos del IAB. En Francia, según las últimas proyecciones del Insee, la población activa va a aumentar a menos velocidad durante las dos próximas décadas, antes de disminuir a partir de 2040. “Terminaremos por alcanzar el pleno empleo en unos años, pero por razones demográficas”, confirma Eric Heyer.