Streaming' musical: Spotify y Deezer cambian las reglas de juego

Al reformar el método de reparto de beneficios, las plataformas Spotify y Deezer favorecen a unos artistas y perjudican a otros. Mientras tanto, las grandes discográficas ganan

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Marzo 2024 / 122
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La industria musical jamás ha ganado tanto dinero, pero sigue preguntándose cómo repartirlo. Las plataformas de streaming están revisando el modo de repartir entre los diferentes artistas los beneficios generados por su actividad.

Deezer firmó un acuerdo a finales del año pasado con las mayores discográficas del mundo, Universal y Warner, para modificar las normas de reparto del dineral del streaming. Y el líder mundial, Spotify, ha cambiado también a principios de este año las reglas del juego.

Echemos una rápida vista atrás. En el espacio de algo más de una década, el streaming se ha impuesto como el modo dominante de escuchar música. Hasta el punto de representar el 67% de los ingresos de la industria musical, que hoy recolecta más dinero que en la edad de oro del CD. Spotify y compañía transfieren, en efecto, alrededor del 70% de sus ingresos procedentes de las suscripciones o la publicidad a los derechohabientes (casas discográficas, artistas, etcétera), los cuales se los reparten en función de los contratos.

Gana el rap

Para repartir esa tarta, que no para de crecer, el sector se ha basado durante mucho tiempo en una simple regla: el market centric. Las plataformas dividen mensualmente en cada país el producto de las suscripciones y de la publicidad entre el número de streams, es decir, de escuchas superiores a 30 segundos, para establecer lo que se paga por cada uno de ellos. En el caso francés, su valor es de alrededor de 0,003 euros.

Pero han empezado a surgir críticas a esta regla, que tiene la ventaja de su simplicidad. “El market centric privilegia a un tipo de oyente: el que escucha intensivamente”, explica Paul Muller, economista de la universidad de Lorraine. “Simplificando: a un artista le interesa más tener dos oyentes que escuchen en bucle su música que muchos que solo le escuchen de vez en cuando”, añade.

Los oyentes intensivos, generalmente jóvenes, representan una minoría de los usuarios del streaming musical, pero una mayoría de las escuchas, por lo que los artistas que oyen los usuarios intensivos se reparten una gran parte del dineral del streaming.

El gran beneficiario de este sistema es el rap ,que totaliza en Francia una tercera parte de lo que se escucha en streaming. Los cinco artistas más escuchados en 2022 fueron todos raperos: Jul, Nihno, Orlesan, PNL y Lomepal.

En lugar de una regla basada en el mercado, algunos preferirían un reparto centrado en el usuario. “Nos hemos dado cuenta de que con el market centric, el dinero que gasta un suscriptor no va obligatoriamente a los artistas que él escucha”, resume Pascal Bittard, presidente y fundador de Idol, distribuidor digital de artistas y sellos independientes. “Esta injusticia involuntaria se corregiría totalmente pasando al modelo de user centric”, afirma. Es una fórmula que distribuiría la suma gastada por el suscriptor entre los artistas que realmente ha escuchado.

Un estudio del Centre National de la Musique (CNM) francés, basado en las estadísticas de la plataforma francesa Deezer en 2019, estimó que pasar al user centric disminuiría los royalties de los 10 artistas más escuchados a favor de los demás. Y en lo que se refiere al género musical, aumentaría el 24% los royalties de los artistas de música clásica, mientras que disminuiría el 21% los de los músicos más populares.

Pero, a pesar de que desde hace años Deezer ha defendido el user centric, el acuerdo firmado recientemente con varias compañías discográficas  opta por otro método, que dicen estar centrado en los artistas: el artist centric, que, por el momento, está experimentando en Francia.

Para determinar el valor de un stream, Deezer aplica varias modificaciones. Inspirándose en la filosofía del user centric, cuyo objetivo es disminuir la influencia de los usuarios intensivos, la plataforma instaura un techo de monetización de 1.000 streams mensuales, por encima del cual las escuchas no influirán sobre el valor del stream. Deezer también va a contabilizar el doble las escuchas de los artistas denominados profesionales, es decir, aquellos que tienen al menos 1.000 streams mensuales procedentes de 500 oyentes diferentes. La idea es que ello incite a los artistas a ampliar su audiencia.

En este mismo sentido, Spotify solo remunera desde este año los títulos que hayan superado los 1.000 streams en un periodo de 12 meses. Por el momento, es difícil predecir los efectos de esos cambios. Sin embargo, algunos temen que se perjudique a los artistas emergentes, con poco público y que no llegarían a ese umbral. Son artistas que recibían unas sumas irrisorias de apenas unos euros al mes y que, a partir de ahora, están excluidos de la remuneración.

La IA ya está aquí

“La idea del modelo artista centric es de Lucian Grainge, presidente de Universal Music Group. Se ha inspirado en el debate user/market centric, pero fundamentalmente ha querido responder a otro problema creciente: la competencia de la música funcional y la desaparición del valor del stream que ello genera, así como el fraude al que con frecuencia va asociada”, explica Pascal Bittard. El ruido de la lluvia, el crepitar de una chimenea, el murmullo de un arroyo… la denominada música funcional se multiplica en las plataformas y podría acelerarse con el progreso de la inteligencia artificial, que permite crear ese tipo de sonidos fácilmente.

Que ese cambio de método llegue tras los acuerdos con las casas discográficas muestra el poder de estas últimas. Las plataformas de streaming se enfrentan a una industria muy concentrada. Los catálogos de Universal, Warner y Sony representan el 65% de las escuchas y, por tanto, la mayoría de los beneficios, con solo el 22% de las referencias musicales.

Rentabilidad errática

A pesar de su predominio — con el 30% del mercado mundial, muy por delante de Deezer, que solo tiene el 1,5%—, el modelo económico de Spotify no siempre es rentable. Aparte de algunos trimestres en los que su rentabilidad ha sido positiva y a pesar de su continuo crecimiento, Spotify sigue perdiendo dinero. A diferencia de una plataforma como Netflix, que produce películas y series de éxito, la plataforma sueca sigue siendo fundamentalmente un distribuidor de contenidos, una actividad de escaso margen.

Spotify y Deezer se enfrentan a la competencia de actores como Apple Music, Tencent Music y Amazon Music, cada uno de los cuales capta el 13% del mercado. Y estos servicios periféricos de los gigantes del sector digital no tienen vocación de ser rentables, sino de atraer y fidelizar clientes para alimentar el núcleo de esas firmas.

Por otra parte, el primer accionista de Deezer, con el 37% del capital, no es otro que Acces Industrie, accionista mayoritario de Warner. En el caso de Spotify, Sony ha estado mucho tiempo presente en su accionariado y Tencent controla aún el 8% de la empresa. “La industria musical sabe que a las plataformas les costará generar beneficios de manera estable”, resume Paul Muller, “pero tener fuerza en ellas les permite controlar la fase última de su actividad, es decir, la distribución”.