Insoportable concentración bancaria

El intento de compra del Banco Sabadell por parte del BBVA amenaza con reducir drásticamente la oferta de servicios financieros para familias y empresas

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Junio 2024 / 125
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La agresiva operación lanzada por el BBVA, segundo banco español en activos, para absorber el Banco Sabadell, cuarta entidad financiera del país, ha causado una seria preocupación ciudadana por el temor a una mayor reducción de servicios en un mercado que ya padece una excesiva concentración. De tener éxito, la oferta pública de adquisición (OPA), descubierta por Sky News el pasado 30 de abril, significará el despido de 4.000 o 5.000 trabajadores, según las estimaciones de los analistas. La concentración reducirá drásticamente el número de oficinas y empleados encargados de atender a los clientes. Familias y empresas tendrán, además, menos oportunidades para obtener créditos y otros servicios. Si la operación prospera, supondrá una concentración bancaria claramente excesiva muy negativa tanto para la economía española como para la catalana.

La adquisición del Sabadell es una vieja obsesión del BBVA (fruto de la fusión de los bancos Bilbao, Vizcaya Argentaria), que ya lo había intentado infructuosamente en 2020. La operación, presentada como amistosa, tropezó con el frontal rechazo del consejo de administración del Sabadell el 6 de mayo. El presidente de la entidad catalana, Josep Oliu, manifestó que el comprador “infravaloraba significativamente” el proyecto del Sabadell. El BBVA ofreció una acción de su banco por cada 4,83 acciones del Sabadell. Esto significaba valorar el Sabadell en 11.000 millones de euros, el 8% más que su valor de mercado en aquel momento.

A pesar de la abierta oposición de la dirección del banco catalán, el presidente del BBVA, Carlos Torres, intensificó su presión el 9 de mayo, con la formulación de una OPA hostil sin modificar las condiciones de compra iniciales,  asegurando que se trataba de una operación “extraordinariamente atractiva”, para los accionistas del Sabadell. El BBVA recordó que el precio ofrecido estaba el 50% por encima de la media de los últimos tres meses. La realidad es que a raíz de la oferta, las acciones del Sabadell se revalorizaron rápidamente y al cabo de una semana la prima se había reducido al 7%.

El consejero delegado del BBVA, Onur Genç, en una entrevista en Expansión, insistió en que la aproximación del banco “ha sido siempre amistosa” y que “lo correcto es que los más de 200.000 accionistas del Sabadell decidan”. Genç justifica la operación “porque nos da escala, algo fundamental en nuestro sector para diluir los costes fijos, especialmente las inversiones en tecnología entre una base de clientes más grande y conseguir, así, mayor eficiencia”.

Contumaz insistencia

La argumentación de la economía de escala no es muy compartida. Jorge Pérez, exjefe de regulación del Banco de España, considera que la fusión de dos grandes bancos españoles supondría “una grave concentración bancaria que sería inaceptable para empresas y familias”. En su opinión, los argumentos que destacan la importancia del tamaño para ganar eficacia carecen de fundamento. “No hay ninguna evidencia empírica”, precisa, “que demuestre que los bancos más grandes sean más eficientes”.

La contumaz insistencia de los directivos del banco de origen vasco es difícil de comprender si no cuentan con el apoyo de varios accionistas importantes de la entidad catalana y, al menos, tácito del Banco Central Europeo (BCE), que hasta el momento han guardado un cauteloso silencio. Los tres mayores accionistas del Sabadell (los fondos estadounidenses BlackRock, Vanguard y Norges Bank, el fondo de pensiones del Gobierno de Noruega) han manifestado que no apoyarán la operación.

Fuentes financieras apuntan que el BCE, que también deberá autorizar la concentración desde el punto de vista de la estabilidad financiera, podría estar interesado en la absorción por entender que, de esta forma, acabaría con las incertidumbres que habían sobrevolado sobre el Sabadell durante los últimos daños. Son unas dudas que se reflejaban en su muy inferior cotización bursátil con relación al valor en sus libros.

La posición de la CNMC

La fusión debe contar con la luz verde de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC), de los Gobiernos español y de Reino Unido y de la Reserva Federal de EE UU, principalmente. La presidenta de la CNMC, Cani Fernández, cuyo visto bueno es quizá el más determinante, ha manifestado pocas reticencias. Concretamente, ha señalado: “No necesariamente tener más entidades bancarias supone que haya más competencia”. “Analizaremos mercado por mercado”, ha añadido, “si se produce una pérdida de competencia efectiva como consecuencia de la operación. Y si eso sucede, impondremos los remedios necesarios”. En definitiva, la CNMC desvincula sorprendentemente la competencia del grado de concentración bancaria. En una línea parecida se ha pronunciado el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, para quien “la concentración no es el mejor indicador de competencia” y ha indicado que analizarán la fusión desde el punto de vista de “la estabilidad financiera”.

La oposición más frontal a la fusión de ambas entidades financieras proviene del Gobierno. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha expresado su rechazo “frontal” a la operación “por su carácter hostil” y, sobre todo, por “su impacto en términos de concentración y los efectos lesivos para la competencia” en un sector que ha registrado numerosas fusiones en los últimos 15 años. Recordó que si prospera la operación, las tres principales entidades financieras (Santander, BBVA y CaixaBank) “tendrían una cuota superior al 70%”, un grado que consideró excesivo, “muy por encima” de la situación de otros países europeos.

El ministro ha argumentado que una de las principales consecuencias es el impacto de la operación en el ámbito de la “inclusión financiera”, una de las áreas de preocupación que se aborda en el reciente proyecto de ley por la que se crea la Autoridad Administrativa Independiente de Defensa del Cliente Financiero. En relación con el impacto de la operación en Cataluña, Cuerpo ha señalado: “Sabemos que Sabadell es una entidad con una actividad fundamental para las pymes, tanto en Cataluña como en la Comunidad Valenciana, y este es otro elemento que también hay que salvaguardar”. El Gobierno puede vetar la fusión entre ambas entidades, pero no la operación de compra.

El impacto sobre la economía catalana ha sido analizado por la Autoritat Catalana de la Competència, que en un reciente informe ha señalado que la fusión de los dos bancos encarecería los créditos a empresas y familias y rebajaría la remuneración de los depósitos de los clientes.

Juan Laborda, profesor de Finanzas de la Universidad Politécnica de Madrid, señala en elDiario.es: “Está muy bien oponerse a este penúltimo intento de fusión bancaria. Pero llega muy tarde cuando el mal ya está hecho”. Recuerda que la solución a los problemas de solvencia y liquidez del Banco Popular fue regalárselo a un banco sistémico (Santander), “uno de estos bancos demasiado grande para quebrar”. El profesor Laborda censura que los grandes bancos “son insaciables y quieren más poder de mercado”. Y apunta: “Todos ellos, aprovechándose del riesgo moral de que “son demasiado grandes para quebrar” , siguen beneficiándose de subsidios públicos implícitos creados por la expectativa de que el Gobierno los respaldará si se encuentran en dificultades financieras. Este subsidio implícito distorsiona la competencia entre bancos y puede implicar elevados gastos para los contribuyentes”.

Problema sistémico

El problema de los bancos más grandes o sistémicos fue objeto de análisis en el informe Liikanen sobre la reforma del sistema bancario europeo (2012), encargado por la Comisión Europea. El trabajo señaló que el aumento de tamaño y la aparición de bancos demasiado grandes para quebrar (too big to fail) era que resultaban más difíciles de controlar para los inversores externos y los supervisores. “La capacidad de los supervisores”, indicaba “para vigilar a los bancos ha resultado inadecuada, en particular cuando se trata de comprender, monitorizar y controlar la complejidad y la interconexión de los bancos que se han expandido cada vez más en las actividades comerciales”.

La fusión BBVA-Sabadell depende de la aprobación de distintas autoridades que tardarán todavía varios meses en pronunciarse. Se conocen los inconvenientes para la economía y para los clientes. Parece que los únicos beneficiarios claros son los ejecutivos que, como decía el economista John Kenneth Galbraith, promueven las fusiones para obtener mejores sueldos. Es una filosofía que encaja perfectamente con los banqueros de inversión españoles, que según el último informe de la Autoridad Bancaria Europea son los mejores pagados de la UE.