¿Curarse en casa?

La tecnología permite monitorizar desde el hogar enfermedades en tiempo real y evitar muertes y visitas injustificadas al hospital

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Abril 2024 / 123
Una mujer con un robot

Fotografía
Jordi Huerta Ferran

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La revolución de la inteligencia artificial (IA) y las nuevas tecnologías está aterrizando con fuerza en el mundo de la salud. Una de sus vertientes es la que se denomina The Internet of Medical Things (IoMT), o el Internet de las cosas médicas. Se trata de una red de aparatos, con una infraestructura de hardware y aplicaciones de software que permiten conectar la información médica del paciente con el hospital.

De este modo, no solo se minimizan las visitas hospitalarias, sino que se permite vivir con mejor calidad mientras se reducen los costes de la atención médica y las pruebas o procedimientos innecesarios.

Este fue uno de los temas destacados de la agenda del reciente Mobile World Congress (MWC)  en Barcelona. Y también de otros foros internacionales. Es especialmente importante si se toma en cuenta que la cifra de personas dependientes está aumentando debido al crecimiento de la población, las condiciones de salud crónicas y el proceso de envejecimiento. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el número de personas mayores de  60 años se ha duplicado desde 1980 y se prevé que alcance los 2.000 millones en 2050.

¿Cómo se va a atender a toda esta gente? Gilles Lunzenfichter, director ejecutivo y cofundador de Medisanté, una empresa de software que gestiona un sistema en la nube para transmitir información directamente desde los aparatos (tensiómetros, oxímetros, termómetros, medidores de glucosa, etc.) al personal médico en menos de 30 segundos, considera que esta revolución “no tiene vuelta atrás”. Pero cree que los países y regiones de Europa “deberían estar invirtiendo mucho más en este tipo de tecnologías”, como lo hace EE UU, que lleva la delantera.

Despegue con la covid-19

El IoMT tuvo su despegue definitivo con la pandemia de la covid-19, que hizo obligatorio el distanciamiento entre las personas y permitió ver las posibilidades que ofrecía. Hasta entonces, aunque había habido ya muchos avances, especialmente en EE UU —puestos en marcha en 2019, como cuenta un artículo de The Economist publicado en 2020—, alrededor del 70% de los hospitales estadounidenses todavía enviaban por fax los registros de pacientes. El director ejecutivo de un “gran hospital de Madrid” reconocía a ese medio que “prácticamente no se compartieron registros electrónicos entre las regiones de España cuando la primera ola de covid-19 azotó el país”.

En solo cuatro años, el despliegue se ha expandido de forma exponencial. Ahora, por ejemplo, en Cataluña es posible hacer preguntas al personal médico de cabecera sin tener que pedir cita, a través de la plataforma online de Salud de la Generalitat. Y los hospitales pueden tener acceso a la información que registran, por ejemplo, los marcapasos de los pacientes fuera del hospital.

Brecha digital

Uno de los retos que tienen estos nuevos sistemas es la brecha digital, tanto intergeneracional como entre países. Los grupos más vulnerables, las personas que tienen de 70 años para arriba, son las menos propicias a comprender el funcionamiento de las nuevas tecnologías. Medisanté no usa ni siquiera los smartphones. El hospital envía los aparatos de medición a las casas (llevan integrada una tarjeta SIM) y ellos mismos envían la información al hospital sin que haya que hacer configuración alguna.

Algunos de los últimos trabajos presentados en el MWC intentan reducir la brecha. Uno de los ganadores del premio Glomo (Global Mobile Awards), que otorga el GSMA (que representa a operadores y organizaciones de todo el ecosistema móvil y a las industrias adyacentes), fue la empresa SK Telecom, que ganó por su servicio de guía por voz de asistencia virtual basado en inteligencia artificial, Sullivan Finder, una aplicación para ayudar a personas ciegas a situarse mejor.

La empresa utiliza altavoces de IA para atender a personas socialmente vulnerables, como la gente mayor que vive sola, y ampliar la red de seguridad social. Entre otras cosas, monitorizan los datos recopilados a través del altavoz de IA y, si se detecta una anomalía, brinda servicios en tiempo real las 24 horas, los 7 días de la semana. En 2023 había llegado a 18.000 hogares atendidos por 90 organizaciones de atención, como gobiernos locales, centros de salud pública y centros de atención para la demencia.

Suara, una cooperativa catalana de servicios a la dependencia, donde trabajan 5.000 personas, es una de las empresas que ya está incluyendo este tipo de dispositivos en su día a día. En su Laboratorio de Innovación Social, su director, Jordi Picas, va a la búsqueda de startups de base tecnológica dispuestas a incorporar la mirada social a la tecnología. El objetivo es que las aplicaciones permitan que las personas dependientes puedan vivir en casa el mayor tiempo posible sin ir a una residencia.

'Dialogar' con los pacientes

El laboratorio nació en 2016, utiliza relojes inteligentes, sensores y servicios de alerta para geolocalizar personas y detectar caídas. Investigan con realidad inmersiva y con asistentes de voz que permitan entablar un diálogo con los pacientes poco acostumbrados a las tecnologías para recoger datos. Y también para evitar el sentimiento de soledad. No es todo exactamente digital. Son las mismas personas trabajadoras de la cooperativa quienes entrenan a los robots. Les enseñan cómo se debe hablar a las personas mayores, cuáles son las preguntas interesantes y otras cosas del día a día que normalmente haría un cuidador.

La IA se utiliza también en prevención. Por ejemplo, recoge datos para generar patrones y saber si algo no va bien. “Si no se ha abierto la nevera, significa que esa persona no ha comido”, explica Picas. “Esto nos ayuda a ver cómo podemos atender a más gente con los mismos recursos. En ningún caso se trata de sustituir personal, sino de abarcar más clientes”.

Otro de los premios fue para la empresa Mediwave, que conecta ambulancias con el personal médico del hospital para proporcionar atención especializada antes de llegar al centro. El sistema utiliza realidad mixta e IA.

Retos de futuro

Quedan algunos retos importantes además de la precisión de estas nuevas tecnologías, que siempre requieren de una monitorización humana para que no haya problemas, porque puede haber fallos. Uno de los grandes retos es el de los ciberataques sanitarios y la privacidad de los datos. Otra vez, a medida que la tecnología avanza, avanzan también las metodologías de defensa.

Y por último, es preciso que todos estos avances lleguen a los lugares más remotos, donde los sistemas sanitarios apenas tienen los insumos mínimos necesarios para atender las consultas.