Argentina o cómo vivir con el 100% de inflación

La situación económica del país austral agita el espectro de una grave crisis social

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Noviembre 2023 / 118
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marcha contra el FMI

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Gastón Cuello

La escalada de precios en España alcanzó su máximo en julio de 2022, con el 10,8% y, tras un descenso pronunciado, en los últimos meses ha vuelto a subir, hasta el 3,5% en septiembre pasado.

Ahora imagine un país en el que la inflación no fuera del 10,8%, sino del 100%. Es el caso de Argentina, donde el indicador  alcanzó el 138% en septiembre. Este ritmo significa que los precios se han más que duplicado en el plazo de un año.

“La inflación está ahora fuera de control y amenaza los equilibrios de la sociedad argentina”, afirma Darío Rodríguez, profesor de Civilización Hispanoamericana en la Universidad de la Sorbona. “Con tales niveles de inflación, las tiendas de alimentación abren cada día un poco más tarde de lo previsto para tener tiempo de volver a etiquetar sus precios”, describe la situación Mylène Gaulard, economista de la Universidad de Grenoble. 

Paradójicamente, mientras que el nivel de pobreza podría superar el 40% este año, frente al 36,4% de principios de 2022, se ven largas colas de espera en los restaurantes. Para aquellos que pueden, vale más no esperar a mañana, antes de que los platos y las bebidas sean aún más caros.

Para la población argentina, esta situación está lejos de ser inédita. “El país vive desde hace algunas décadas una situación de inflación crónica debido a una falta de confianza generalizada en la moneda nacional, el peso, alimentada por la memoria de pasadas tragedias anteriores”, resume Jean-Jacques Kourliandsky, director del observatorio de América Latina de la Fundación Jean-Jaurès. 

Durante la transición democrática argentina, a principios de la década de 1980, la inflación había llegado a superar el 4.000%. “Como resultado de ello, la población argentina convierte sus pesos en dólares en cuanto puede. Saben que eso erosiona el valor de su divisa, ergo alimenta la inflación, pero no tienen otra elección. Es, para muchos, la única manera de asegurarse unos ahorros”, explica la profesora Mylène Gaulard.

La inflación ha escalado hasta niveles que no se habían visto desde 1991. A resultas de ello, la situación económica ha estado en el corazón de los debates previos a las elecciones presidenciales, cuya primera vuelta se celebró el 22 de octubre [la segunda ronda, dependiendo del resultado de la primera, estaba prevista para el 19 de noviembre]. 

Dos estrategias opuestas

En el plano económico, hemos asistido a dos estrategias distintas para intentar frenar la inflación desde la crisis de la década de 2000. Por una parte, la que encarna Mauricio Macri, que fuera presidente de la República entre 2015 y 2019, cuyo mantra fue la liberalización total de capitales y la supresión del control de cambios. Tras la fuga masiva de capitales extranjeros y la caída del peso que le siguió, Macri dio marcha atrás y en 2018 suscribió un nuevo préstamo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), en contra de los deseos de la población. 

Bajo la presidencia de los integrantes del matrimonio Kirchner, que se sucedieron en el poder [Néstor Kirchner entre 2003 y 2007 y su esposa, la también abogada Cristina Fernández de Kirchner, entre 2007 y 2015], los peronistas intentaron evitar que se devaluara el peso acumulando importantes reservas en dólares. Su objetivo era venderlas de forma regular en los mercados de cambio para comprar moneda argentina, y aumentar de este modo su cotización. 

En busca de dólares

Para que funcione, tal estrategia requiere, sin embargo, de entradas de dólares en el país en cantidades importantes. Y este, digamos, maná, se ha ido agotando desde hace unos meses, lo que explica la subida actual de la inflación. 

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La sequía está causado estragos en los cultivos de soja, uno de los principales productos de exportación. FOTO: Virestock

La lentificación económica de China, segundo importador de productos argentinos por detrás de Brasil, es, por ejemplo, particularmente negativo para Argentina, que vende al gigante asiático numerosos productos agrícolas, como carne, soja, pescado y cebada. A ello se le ha añadido una sequía histórica que ha afectado mucho la última temporada de cosechas. Considerando que más de la mitad de las exportaciones argentinas son productos agrícolas, el país era ya muy vulnerable a las variaciones de precios en los mercados internacionales. Aún lo es más ante la perspectivas de episodios climáticos extremos llamados a multiplicarse debido al calentamiento global.

Según el Instituto Nacional Estadístico Indec, los montantes de las exportaciones argentinas de soja y de maíz cayeron cerca de un 35% entre el inicio de 2022 y el inicio de 2023, lo que impidió que el banco central del país acumulara los billetes verdes que preveía obtener. Otro factor de peso es la bajada automática de los ingresos fiscales por tasas sobre las exportaciones, que representaron en 2021 el 20% del total de tributos recaudados por el Estado. 

Un fenómeno añadido es la retención de dólares de que disponen las empresas agroexportadoras. Es algo que ocurre habitualmente en Argentina, pero el fenómeno tiende a acentuarse en cada periodo de crisis. “Los exportadores, que reciben dólares después de haber vendido sus mercancías, exigen a los poderes públicos un tipo de cambio más interesante para ellos que un tipo oficial que no refleja  ya el valor real de la moneda”, explica Bruno de Moura Fernandes, responsable de investigación macroeconómica en Coface. Oficialmente, un dólar vale 350 pesos argentinos, mientras que en el mercado negro su valor alcanza más de 700 pesos. “Si no obtienen un mejor tipo de cambio que el oficial, los exportadores tienen tendencia a retrasar sus ventas para intentar aprovecharse de un tipo más favorable, lo que priva al Estado de entradas preciosas de divisas”, completa Gaulard. 

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mercado de Humahuaca
Mercado de Humahuaca, Jujuy. FOTO: Piero Teardo

Como consecuencia de todo ello, a lo largo de este año el Gobierno argentino ha accedido a sus demandas en diversas ocasiones (en septiembre 2022 y marzo de 2023) y ha propuesto un dólar agro que se acerque un poco más a la cotización vigente en el mercado negro. En un primer momento se limitó a la soja, pero en julio, se amplió al maíz.

Devaluaciones disfrazadas

“Una veintena de tipos de cambio sectoriales han sido creados por el Gobierno además del tipo oficial de cambio”, apunta Kourliandsky, de la Fundación Jean-Jaurès, quien precisa que ello permite proceder a devaluaciones disfrazadas para algunos sectores, así como “retrasar una nueva devaluación general que alimentaría la inflación”. La última de ellas, que tuvo lugar a mediados del mes de agosto, redujo el valor del peso argentino en un 18%.

“No disponemos todavía de datos recientes sobre las desigualdades, pero corremos el riesgo de que estas aumenten debido al hecho de que la posesión de dólares se va concentrando cada vez más”, estima Mylène Gaulard.

En lo que respecta al empleo, el mantenimiento de la tasa de paro por debajo del 7% enmascara el hecho de que cada vez más personas trabajadoras se pasen al mercado de trabajo informal; es decir, que deciden trabajar fuera del radar del Estado con el fin de ahorrarse el pago de cotizaciones sociales.

El Ejecutivo saliente ha concedido ciertas ayudas sociales, especialmente destinadas a las personas jubiladas y a las beneficiarias de ayuda alimenticia, pero estas ayudas han quedado totalmente devoradas por la inflación. Lo mismo ha sucedido con los incrementos de salarios aceptados por las empresas después de algunas huelgas. “Todos los meses hay manifestaciones que reúnen a varios miles de personas en las grandes ciudades del país, aunque actualmente no podamos hablar hoy de un movimiento social organizado sobre la cuestión del coste de la vida”, señala Gaulard.

El 'fenómeno Milei'

“La crisis parece haber dado alas a un proyecto de extrema derecha que encarna el candidato a presidente Javier Milei, que ha puesto en peligro la democracia”, constata Darío Rodríguez. “Milei ha radicalizado cada vez más su discurso para atraer a una parte del electorado que se siente desamparado en este periodo de crisis, y que viene a sumarse a su base electoral reaccionaria”.

Economista de formación y ultraliberal por convicción, Milei quedó en segundo lugar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, celebrada el 22 de octubre, superado por el peronista Sergio Massa, que obtuvo el 36% de los sufragios. Ambos se enfrentarán en la segunda y definitiva ronda el 19 de noviembre. La derechista Patricia Bullrich, que quedó tercera en la votación al haber recibido el 23% de los votos, ha dado su apoyo a Milei. 

¿Así de simple?

Para vencer la inflación, la solución planteada por el candidato ultraderechista ha sido suprimir directamente la moneda nacional y mantener únicamente el dólar, como hacen ya varios países del continente, como Ecuador; en este caso desde el año 2000. “Como el banco central argentino dispone de pocas reservas en dólares, el tipo de cambio que se aplicaría en caso de dolarización integral de la economía sería, a priori, muy desfavorable al peso, lo que a corto plazo puede comportar un aumento considerable de la pobreza”, advierte Bruno de Moura Fernandes. Una decisión como esta volvería a Argentina totalmente dependiente de la política monetaria de EE UU, del modo en que la Reserva Federal fija los tipos de interés, mientras que la actividad económica de ambos países no sigue forzosamente los mismos ciclos.

Sergio Massa, actual ministro de Economía, “defiende un nuevo modelo productivo basado en la capacidad de compra de las clases populares”, resume Darío Rodríguez. El candidato peronista quiere reducir el impuesto sobre la renta de las clases populares y, por el contrario, eliminar diversas reducciones fiscales de que disfrutan las empresas. También plantea desarrollar el sector industrial, que supone actualmente el 18% del producto interior bruto (PIB) argentino, con la idea de exportar productos de mayor valor añadido, especialmente en el sector agroindustrial y en el minero. El proyecto es tan viejo como titánico.

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Javier Milei
Javier Milei

El rostro de la ultraderecha

Sus intervenciones en televisión y sus ataques a las élites, a menudo plagadas de insultos, han disparado la popularidad de Javier Milei entre una población harta de inestabilidad económica y corrupción. El salto a la arena política de este economista de 53 años recuerda a la de otros personajes excéntricos como Donald Trump y Boris Johnson. 

Milei asegura que habla con muertos, está a favor de la compraventa de órganos humanos  y entre sus asesores cuenta con seis perros clonados de su mascota favorita, Conan, fallecido en 2017

China, al rescate

¿Y si la salvación de Argentina dependiera de China, al fin y al cabo su segundo socio comercial?

“Su acercamiento se remonta a la entrada de China en la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 2001, y viene reforzándose desde hace 15 años”, pone en perspectiva Bruno de Moura Fernandes, de Coface.

Argentina ha encontrado un enorme mercado donde vender sus materias primas agrícolas, y China, un destino para sus productos manufacturados y para asegurarse un aprovisionamiento en litio, plomo y otros minerales disponibles en suelo argentino.

En los BRICS

Como muestra de esta aproximación, Argentina ha sido admitida en el seno de los llamados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica), grupo que podría contar con seis nuevos miembros de aquí a enero de 2024. Sin embargo, una eventual elección de Javier Milei cambiaría las cosas, puesto que este ya ha hecho saber que se opondría a la entrada de su país en este grupo ampliado de BRICS, insiste Jean-Jacques Kourliandsky, director del observatorio de América Latina de la Fundación Jean-Jaurès. Además de Argentina, Egipto, Etiopía, Arabia Daudí, Iran y Emiratos Árabes Unidos también tienen su billete de entrada. 

Siguiendo con el refuerzo de vínculos comerciales con China, el Gobierno actual intenta encontrar apoyo financiero en Pekín. Prueba de ello es el reciente préstamo de 7.000 millones de dólares otorgado por China, que ha permitido a Argentina cumplir con sus plazos de amortización ante el Fondo Monetario Internacional (FMI). 

Pago en Yuanes

En fin, para evitar utilizar los dólares que tanto necesita, Argentina se ha puesto de acuerdo con China para pagar sus facturas correspondientes a importaciones en yuanes. “Pekín pide oficialmente menos contrapartidas que el FMI, sobre todo en términos de reformas económicas y sociales, pero no conocemos la totalidad de los acuerdos”, avisa Bruno De Moura Fernandes.

A más largo plazo, esta estrategia económica impulsa a realizar mejoras de rendimiento importante en el sector agrícola y también favorece la deforestación, en detrimento de consideraciones de tipo ecológico. 

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Alberto Fernández
El presidente Alberto Fernández, junto a directivos de Huawei durante una visita a China. FOTO: CASA ROSADA