El desafío más urgente de la Unión Europea

A la política migratoria se suman Ucrania, cambio climático, ampliación, regulación financiera... y la creciente irrelevancia ante la pujanza de China

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Octubre 2023 / 117
Unión europea

Ilustración
Lola Fernández

Los dramáticos acontecimientos ocurridos en la isla italiana de Lampedusa por la incesante llegada de miles de personas en barcazas desde el norte de África han convertido la inmigración en el mayor desafío inmediato de la Unión Europea. 

La crisis humanitaria que ha supuesto la llegada de 12.000 personas en deplorables condiciones  a un territorio con solo 6.000 habitantes ha elevado la tensión política en Italia. En lo que va de año, este país ha recibido en sus costas a más de 128.000 personas, el doble que el año anterior en el mismo periodo. Ante la situación creada, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la primera ministra italiana, Georgia Meloni, se desplazaron a la isla para mostrar su disposición para encontrar soluciones a un desastre humanitario de crecientes dimensiones. 

La inmigración se ha convertido en una prioridad por la coste humanitario que representa. Más de 30.000 migrantes han perdido la vida en el Mediterráneo desde 2014, según la Organización Internacional de Migraciones. Pero la Unión debe afrontar otros serios desafíos, que debido a su sus dimensiones exceden a la capacidad de los Estados. Es el caso de la guerra en Ucrania, la transición ecológica, la digitalización, la reforma de sus instituciones y la ampliación a nuevos Estados, especialmente los balcánicos.

En busca del consenso

Ante la oleada de migrantes, Von der Leyen solo ha podido ofrecer palabras. “La migración”, dijo la líder del Ejecutivo europeo, “es un desafío europeo y requiere una respuesta europea”. Pero en la Unión las respuestas son lentas y para su eficacia requieren muchos consensos. Prueba de ello ha sido la decisión del Parlamento Europeo de paralizar la tramitación de dos reglamentos del futuro Pacto Europeo de Migración, hasta que el Consejo (representación de los  Estados), no logre un acuerdo sobre la regulación de las situaciones extraordinarias en el ámbito de la migración. La situación es especialmente comprometida para la líder ultraderechista italiana, que prometió durante la campaña electoral que no permitiría la entrada de su país de inmigrantes sin autorización.

La llegada de inmigrantes de África, sobre todo a través de Grecia e Italia, se ha intensificado por el calentamiento global, la inestabilidad en el Sahel y los golpes de Estado. La realidad de la inmigración contrasta en una Europa con una creciente falta de trabajadores. Según Eurostat, el 75% de las empresas europeas afirman tener dificultades para encontrar trabajadores. En 2035 habrá 50 millones menos de personas en edad de trabajar en la UE que en 2010. Para Von der Leyen, “en lugar de millones de personas buscando empleo, hay millones de empleos que buscan a la gente”. Es un panorama difícil de comprender en países como España, que registra casi 2,7 millones de desempleados.

Junto con la inmigración, otros desafíos inquietan a la Unión. La inesperada guerra de Rusia contra Ucrania está sacudiendo las instituciones europeas, que no estaban preparadas. La guerra ha significado “un despertar geopolítico para Europa” como ha señalado el alto representante Josep Borrell. La Unión Europea y sus Estados miembros han aportado más de 77.000 millones de euros de apoyo a Ucrania, según fuentes del Consejo de la UE. La crisis ha forzado a Europa a replantearse su estrategia de defensa y papel en el mundo.

Peso menguante

La Unión es plenamente consciente de que “el peso de Europa en el mundo está disminuyendo”. Hace 30 años, Europa representaba una cuarta parte de la riqueza y se prevé que en 20 años no represente más del 11% del producto interior bruto (PIB) mundial. Es decir, la mitad de China, que aportará el doble, y que estará por encima de Estados Unidos, con el 14%.

La UE ya mostró una extraordinaria capacidad de respuesta a la pandemia con la creación de un fondo de 750.000 millones de euros para ayudar a sus miembros a financiar su transición ecológica y digital. Un estudio elaborado por Jean Pisani-Ferry, Simone Tagliapietra y Georg Zachmann reconoce que Europa ha adoptado un ambicioso plan de transición ecológica y digital, pero advierte: “su implementación será un desafío político en particular porque el Pacto Verde no ha mejorado el marco de gobernanza energética y climática de la UE”. Los autores precisan que, después de que finalice el plan de recuperación de la pandemia en 2026, se deberían mantener las subvenciones en el nivel actual de 50.000 millones de euros por año y para compensar el déficit se necesitarían otros 180.000 millones de euros de recursos de la Unión.

Ahora se cumplen 30 años del mercado interior, que ha comportado importantes diferencias entre países y que ha beneficiado históricamente a Alemania. El enorme potencial económico alemán le ha permitido articular un plan de protección de su industria de 200.000 millones de euros, muy superior a los desplegados por sus competidores.

En el ámbito de las reformas pendientes, hay que destacar la falta de una unión fiscal, que permitiría crear un Tesoro europeo que supondría el verdadero soporte del euro. Una carencia de la moneda única desde su creación y que constituye uno de sus puntos frágiles.

Unión bancaria coja

También es una asignatura pendiente la culminación de la unión bancaria comprometida en 2012. La institución pendiente que encuentra más dificultades es la creación de un Fondo de Garantía de Depósitos Europeo. Un fondo de esta naturaleza impediría que, cuando se registrase una crisis bancaria en un país, se produjera una fuga de depósitos hacia bancos en otros Estados más solventes. Alemania y Países Bajos son los países que ofrecen más resistencia. Igualmente, constituye una carencia seria el retraso en la creación de la unión del mercado de capitales.

Otro de los grandes desafíos de la Unión es la ampliación a los países de los Balcanes para protegerse de la inestabilidad geoestratégica causada por la guerra. El presidente del Consejo, Charles Michel, ya ha fijado una fecha, el año 2030, para iniciar la incorporación de nuevos países al club. La lista de aspirantes incluye a Albania, Bosnia y Herzegovina, Macedonia del Norte, Moldavia, Montenegro, Servia, Ucrania y, probablemente, Kosovo. En ciertos documentos de la Unión se incluye a Turquía, el país que cuenta con la candidatura más antigua (1999). La incorporación de estos países se presenta, no obstante, conflictiva por las tensiones internas entre ellos y la carencia de instituciones democráticas.