Cómo proteger las tiendas de barrio

Los comercios no solo son negocios, también aportan vida a las ciudades. Urgen medidas imaginativas para que la disrupción de la venta ‘online’ no se los lleve por delante

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Diciembre 2022 / 108

Ilustración
Elisa Biete Josa

Empieza a ser urgente hacer más pública una reflexión para que el comercio de barrio y local no sucumba a la abrumadora expansión del comercio online, con la participación de los consumidores, las Administraciones y, sobre todo, el propio comercio.
Estar a favor de la supervivencia del comercio local no tiene por qué ponernos en contra del comercio a través de Internet, cuyo crecimiento no es solo una tendencia al alza, sino también imparable. 
Nuestro comercio de barrio está en un proceso de cambio disruptivo que la pandemia ha acelerado. Estos cambios, junto con problemas acuciantes —la subida de los alquileres y de los precios la energía, los efectos en los consumidores de la inflación, que  disminuirá el poder adquisitivo de los clientes, así como el cambio de hábitos de compra de las nuevas generaciones—, colocan al comercio tradicional en medio de una tormenta perfecta que hará muy difícil su supervivencia si no se implican todos los actores.
 
Las ciudades de EE UU
El que una tienda tenga que cerrar va mucho más allá de la pena porque un negocio deje de existir. El comercio de barrio es el que hace que nuestras ciudades tengan vida, nos comuniquemos entre nosotros y sean uno de los elementos centrales que nos diferencian de las grandes urbes americanas.
En EE UU, debido a su estructura de ciudades más horizontales y con grandes distancias, el comercio online tiene mucho más sentido que en las nuestras. De hecho, ya en 1888 Sears creó el primer catálogo de venta directa, que fue el precursor de lo que hoy son los portales de Internet. Las distancias que separaban los pueblos de las ciudades hicieron que lo que empezó como un catálogo de venta de relojes rápidamente acabase ofreciendo todo tipo de productos. El servicio de distribución gratuita en las zonas rurales, aprobado en 1896, facilitó la expansión del catálogo de Sears: ¡parece que el servicio Prime de Amazon no es tan novedoso!

Amazon empezó hace casi tres décadas vendiendo libros, y hoy puedes comprar casi de todo. Entre uno y otro ejemplo, también se desarrollaron los grandes centros comerciales, y todos perjudicaban al comercio local de alguna manera disruptiva.

El hecho de que, pese a todo, hayan subsistido las tiendas de barrio dice mucho de su singularidad y necesidad. Lo que cambia ahora con las grandes plataformas de Internet ataca directamente uno de los principales valores añadidos del comercio de barrio: su proximidad e inmediatez. Hoy las grandes cadenas de venta online están luchando para que tu compra llegue a tu casa en el menor tiempo posible. ¡Hoy ya son 24 horas; mañana serán horas!
 
 
La convivencia necesaria
En la búsqueda de esta distribución inmediata, el quick commerce, es donde radica el problema que queremos resaltar. Esta necesidad, que puede tener cierto sentido ante las grandes distancias que tienen muchos habitantes de ciudades de los centros de compra más cercanos, es totalmente diferente de lo que ofrecen los comercios locales y de barrio en nuestras ciudades.
La búsqueda de la convivencia entre el comercio online y las tiendas de barrio es lo que queremos poner encima de la mesa con el libro Amasun. Tácticas de guerrilla para el pequeño comercio frente a las tiendas online (editorial Bridge, 2022), proporcionando herramientas para que estas no sucumban. El comercio online está para quedarse, pero su distribución para llevar el producto directamente a la puerta de tu casa es lo que ya está generando problemas en la mayoría de ciudades: no tiene sentido que los ayuntamientos estén intentando vaciar las ciudades de coches y, por otro lado, se llenen de furgonetas de reparto.
Lo que Amasun propone en este caso es que la distribución de última milla —el tramo final del almacén a la puerta de tu casa— se apoye en el comercio de barrio*. De esta manera, solucionamos dos problemas a la vez: el apoyo a la subsistencia de las tiendas y la disminución del tráfico que suponen cientos de furgonetas distribuyendo paquetes por los barrios.
 
Ayudas de la Administración
La idea no es que las tiendas online se apoyen solamente en los comercios de barrio como puntos de distribución, sino que mediante la creación de una relación BTB (business to business, de negocio a negocio) los comercios puedan colgar los productos que quieren que se reflejen en las plataformas online, donde sus clientes puedan comprar y estas, mediante el código postal del cliente, puedan dirigirlo a la tienda. Esta relación podría ser tan extensa como cada comercio quisiera.
     Amazon, sin ir más lejos, ya abrió su plataforma en 2006 a las empresas que quisieran vender sus productos aprovechando su infraestructura, con lo que filosóficamente no debería tener ningún problema. Además, solucionaría un problema emergente que puede tener en la distribución de la última milla con algunas ciudades que ya están planteándose regular al respecto.
Por su parte, las administraciones deberían apoyar al comercio local con campañas que potencien que el consumidor vaya a la tienda en lugar de intentar replicar pequeños Amazon de barrio o ciudades que nunca van a poder competir bien contra los gigantes online. Recientemente, el Gobierno ha extendido el acceso gratuito al transporte de cercanías. Es una iniciativa que responde a la crisis que vivimos, pero la gratuidad puede tener el problema de la pérdida de valor a ojos de los ciudadanos. Se podría haber impulsado una promoción empujando a los ciudadanos a comprar localmente en las tiendas de su barrio y, a cambio, obtener unas bonificaciones para obtener el transporte reducido hasta el punto que pudiese salir gratis si se gastaba una cantidad determinada.
Otro ejemplo es la medida de ahorro energético que insta a apagar las luces navideñas una hora antes cada día: solo perjudica a las tiendas de barrio, cuando estas luces podrían perfectamente estar soportadas por miniplacas de energía solar.
Las tiendas de barrio no están ni mucho menos condenadas. Pero se necesitará mucha imaginación y voluntad por parte de todos para que puedan sobrevivir en un entorno tan disruptivo y complicado. ¿Nos ponemos a ello?