Europa tiene instrumentos en Oriente Próximo, pero no los utiliza

Primer socio comercial de Israel y principal donante a la Autoridad Palestina, la UE no interviene en el conflicto por la división entre sus socios

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Febrero 2024 / 121
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Josep Borrell Palestina

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Comisión Europea

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A la Unión le cuesta hablar al unísono en el caso de la guerra de Gaza, una división que se remonta más allá del actual enfrentamiento. En efecto, desde hace más de 10 años, el conflicto entre Palestina e Israel ha pasado a ser tan sensible que los europeos han preferido no tocarlo. “Sin embargo, la Unión Europea tiene instrumentos para actuar. Es la principal donante a la Autoridad Palestina y el principal socio comercial de Israel. Lo que no hay es voluntad de actuar”, opina el diplomático francés Pierre Vimont.

Mucha ayuda

En teoría, la influencia de la Unión sobre la Autoridad Palestina no es nada desdeñable. Entre 2017 y 2020 se distribuyeron 1.280 millones de euros en Cisjordania y Gaza a través del Instrumento Europeo de Vecindad (ENI) y hay presupuestados otros 1.152 millones de euros para el periodo 2022-2024. Estas sumas permiten financiar los salarios de los funcionarios públicos y programas de educación, sanidad y formación de policías. Además, la Unión Europea proporciona ayuda humanitaria a los palestinos. Llega a ocurrir, incluso, que proyectos financiados por la UE, y con su sello, son destruidos por los colonos israelíes. Bruselas calcula que 180 estructuras realizadas con fondos europeos han sido demolidas o confiscadas por Israel. 

En 2011, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial consideraron que el aparato institucional de la Autoridad Palestina había alcanzado el umbral “funcional” de un Estado, pero, desde entonces su situación no ha dejado de degradarse debido a las violaciones de los derechos humanos, a la corrupción y a la concentración de poder. Son una serie de derivas que no impiden que las ayudas europeas sigan llegando. La Unión se enfrenta a un dilema, opina Hugh Lovatt, especialista en Oriente Medio del think tank European Council on Foreing Relations (ECFR): “Suspender la ayuda asignada a los palestinos degradaría aún más su situación socioeconómica, pero continuar con ella incondicionalmente significa mantener un stato quo insostenible”.

El otro mecanismo potencial de la Unión es la política comercial, pues las economías israelí y europea están unidas por diversos acuerdos que han hecho de la UE el principal socio comercial de Israel. El acuerdo de libre comercio de 1975 instauró la reducción o supresión de aranceles para los productos industriales y para determinados productos agrícolas. En 1995, el acuerdo de asociación profundizó en esta vía. Además, la cooperación en los ámbitos de la investigación, la cultura y la innovación son muy dinámicos. “Frente al aumento del número de colonias, podrían haberse suspendido algunas colaboraciones”, estima Pierre Vimont.

Sin sanciones

Los acuerdos entre Israel y la Unión Europea están sometidos al principio de la “diferenciación”. Se aplican al Estado de Israel en sus fronteras anteriores a 1967 y se supone que los territorios ocupados desde esa fecha están excluidos de los acuerdos. En 2015, la Comisión Europea publicó un texto para armonizar el etiquetaje de los productos procedentes de las colonias, medidas cuya traducción concreta es de geometría variable en función de los Estados miembros. 

En ocasiones se habla de otras posibilidades de actuación para modificar la política israelí: el fin de las importaciones procedentes de los territorios ocupados, la suspensión del acuerdo de asociación, una diferenciación más fuerte o sanciones contra los colonos israelíes. “Pero nunca se llega a debatir dadas las diferencias entre los Estados miembros”, concluye Hugh Lovant.