Mother Jones, sindicalista revolucionaria

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Marzo 2021 / 89

Ilustración
Lola Fernández

Pionera: En torno a 1900 y frente al poder de las grandes empresas, un grupo de militantes desarrollaron en EE UU un sindicalismo abierto a todos los trabajadores. Entre ellos estaba Mary Harris Jones, que acabaría siendo un símbolo de la lucha obrera.

Junto a la multiplicación de las fábricas y a la expansión del ferrocarril, la acumulación de capital y el auge de los bancos, se instaura una legislación antiobrera. Estallan las huelgas. Entonces, llega la violencia. Y nace, en el corazón y la mente de los obreros, la convicción de que la ley solo expresa la voluntad de los industriales”. Así resume Mary Harris Jones en su autobiografía, escrita en el ocaso de su vida (1925), lo que, a comienzos de la década de 1870 motivó su compromiso sindical y político con el movimiento obrero estadounidense.

Con los Knights of Labor

Nacida en Irlanda en 1837, emigra con sus padres a América como decenas de miles de irlandeses tras la hambruna de 1845-1852. Su padre encuentra un trabajo en los ferrocarriles de Toronto. Tras cursar estudios de institutriz y costurera, Mary deja a su familia y se va a Chicago y, más tarde, a Memphis. En 1861 se casa con un sindicalista metalúrgico, George Jones. De esa unión nacen cuatro hijos. Pero en 1867, Mary pierde a su familia, víctima de una epidemia de fiebre amarilla. “Las víctimas eran sobre todo los pobres y los trabajadores. Los ricos y la gente acomodada se iban de la ciudad”, escribe en sus memorias.

Sola, regresa a Chicago, una ciudad en pleno auge que ha pasado de 30.000 habitantes en 1850 a 300.000 en 1870. La ciudad bulle de actividades ligadas al ferrocarril, a la industria maderera, a los mataderos creados por Philip D. Armour en 1867. No es sino el comienzo del auge industrial de la ciudad, a la que acuden inmigrantes de todas las nacionalidades. 

Mary Jones, que se gana la vida como costurera, frecuenta a los militantes del primer sindicato obrero estadounidense abierto a todos: Knights of Labor (Caballeros del Trabajo) fundado en 1869, al que se afilia. Su talento como oradora hace que la envíen a apoyar por primera vez una huelga, la de los ferroviarios de la Baltimore and Ohio Railroad. En opinión de Mary Jones, los Knights es un sindicato que tiene el mérito de acoger tanto a obreros cualificados como no cualificados, a los negros y a las mujeres. Es un sindicato que tiene también el mérito de inscribir en el preámbulo de su texto fundacional de 1878 la prohibición de que trabajen menores de 14 años en talleres, minas y fábricas, que quiere garantizar que los dos sexos tengan a trabajo igual, salario igual y que reivindica “la reducción de la jornada laboral de 8 horas para que los trabajadores tengan más tiempo para su ocio y su desarrollo intelectual”.

Competencia sindical

Aunque son muy fuertes en Chicago, los Knights no sobreviven a la competencia de la American Federation of Labor (AFL), fundada por Samuel Gompers en 1886 y que atrae a la mayoría de los sindicatos de gremio. A partir de entonces, Mary Jones y sus camaradas se enfrentan no solo a una patronal combativa que utiliza contra sus asalariados a esquiroles, a policía privada armada (como la agencia Pinkerton) y a las milicias de los gobiernos locales y federal, sino también a unos sindicalistas profesionales que luchan únicamente por su corporación y quieren controlar los movimientos sociales. 
Vemos a Mary durante la década de 1890 participando en la marcha de los parados sobre Washington, en 1894 y, luchando junto a la United Mine Workers, que organiza a los trabajadores de las minas de antracita de Pennsylvania, en 1899, especialmente a los nuevos inmigrantes. “Las horas de trabajo bajo tierra eran cruelmente largas. No era rara la jornada de 14 horas, 13, 12. Ninguna ley protegía la vida y la integridad física del minero”, testifica.

De Mary a Mother Jones

“Su notoriedad comenzó cuando, a finales del siglo XIX, pasó, por propia voluntad, de ser Mary Jones a Mother Jones […] y a interpretar ese personaje. Exageraba su edad, vestía ropa negra pasada de moda y con frecuencia aludía a su próxima muerte […] firmaba sus cartas Mother. Pronto, los obreros, los responsables sindicales e incluso el presidente de EE UU la llamaban así”, escribe su biógrafo, el profesor Elliott J. Gorn. 

Detenida con frecuencia y encarcelada en ocasiones, un fiscal la definió como "la mujer más peligrosa de América"

Está en todos los frentes, como en el de los mineros en huelga. Upton Sinclair habla de ella en su novela La jungla: “Estalló entonces un aplauso atronador que pasó a ser un tumulto cuando una mujer menuda avanzó hacia la tribuna. Arrugada y anciana, se diría que era la abuela de alguien; en realidad era la abuela de centenares de miles de mineros […]. Cuando se la oía hablar se comprendía el secreto de su influencia sobre esas muchedumbres políglotas. Poseía la fuerza, el espíritu y, sobre todo, el ardor de la indignación. Era la encarnación de la ira divina”.

La vemos también junto a los ferroviarios, los obreros de las fábricas de cerveza de Milwaukee o las obreras del textil en Chicago. Detenida con frecuencia, y en ocasiones encarcelada, su fama y su personaje popular de abuela de los obreros frenan el afán represivo de las autoridades. Un fiscal la califica como ¡“la mujer más peligrosa de América”!

En 1901 denuncia con virulencia el trabajo infantil en la International Socialist Review, y describe la suerte de esos niños en una manufactura de algodón: “Niños de 6 o 7 años eran arrancados de la cama a las 4.30 de la mañana por el silbato de su capataz. Tomaban un exiguo desayuno: café y un trozo de pan mojado en aceite de maíz que hacía las veces de mantequilla. Después, todo ese ejército de siervos —grandes y pequeños— se ponía en marcha. A las 5.30 se encontraban todos tras los muros de la fábrica, en medio del zumbido de las máquinas que aplastaban sus jóvenes vidas durante 14 horas diarias”. En 1903 organiza una marcha de niños trabajadores de las manufacturas y las minas de Pennsylvania.

Participa en 1905 en la fundación de una nueva organización sindical que quiere oponerse frontalmente a la AFL, los Industrial Workers of de World (IWW). Contra los sindicatos gremiales, el IWW se basa “en la lucha de clases” y reconoce “el conflicto irreprimible que enfrenta la clase capitalista contra la clase obrera”, como dice el manifiesto de su fundación. Mother Jones se identifica totalmente con esa declaración. Pero, más allá de sus convicciones revolucionarias, milita sobre todo para conseguir que la organización y la lucha de los proletarios mejoren su condición. “Poco a poco se permite que los que crean la riqueza en el mundo se beneficien de ella. El futuro está en las manos fuertes y rudas de los trabajadores”, concluye en su autobiografía.

Poco después de su muerte, a los 93 años (1930), cuando el IWW no es sino una pequeña organización sin influencia, surge un nuevo sindicato de masas, en pleno New Deal de Roosevelt: el CIO (Congress of Industrial Organizations), que organiza a trabajadores cualificados y no cualificados en los sindicatos industriales, según el deseo de Mother Jones.

 

Cronología

1837
Nace en Cork (Irlanda)

1847
Emigra junto a su familia a América huyendo de la Gran Hambruna irlandesa

1880-1890
Activista sindical, apoya numerosas huelgas en EE UU

1903
Organiza una marcha de niños que trabajan en fábricas y minas

1905 
Participa en la fundación del sindicato Industrial Workers of the World

1925 
Escribe su autobiografía 

1930
Fallece en Silver Spring (Maryland), en las afueras de Washington