Menos vigilar y más dinamizar

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El sindicato UGT ha emitido el pasado domingo un comunicado para difundir el último informe de Eurofound, la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo, respecto a las empresas y a la vigilancia de sus empleados. Y para exigir el derecho a la intimidad.

La práctica del seguimiento se ha vuelto más generalizada entre las empresas, explican desde Eurofound. "A medida que se disparó el número de empleados que trabajaban desde casa, los gerentes se vieron obligados a repensar y ajustar su enfoque de gestión. Algunas empresas han invertido en herramientas del tipo Gran Hermano que permiten monitorear de cerca lo que hacen sus trabajadores mientras trabajan de forma remota, como el software que rastrea sus pulsaciones de teclas o toma fotografías de sus pantallas", explican.

UGT denuncia que España es de los países donde hay más inversión de dinero por parte de las empresas en vigilancia. Según la organización sindical, las empresas españolas son "líderes en la vigilancia y control de los trabajadores, pero a la cola en utilizar la digitalización para competir". (ver gráfico).

"En 2020, tres de cada cuatro empresas tienen escasa capacidad digital", explican. "Como resultado de esta nefasta interpretación de prioridades, en pleno 2020, tres de cada cuatro empresas españolas presentan una muy baja intensidad digital y la inversión en innovación empresarial sigue siendo inferior a la realizada diez años atrás. La consecuencia es que nuestro saldo neto exterior online tiene un déficit de 12.000 millones de euros (menos de un tercio del negocio online que se efectúa en nuestro país se queda en España). 

UGT insta a las empresas a revisar sus estrategias de transformación digital y a replantearse si este es el camino que quieren tomar.  "Fiscalizar hasta alcanzar el control abusivo de la actividad laboral, en vez de dar formación y empleabilidad, no es la opción adecuada. Hasta la Confederación Europea de Sindicatos (ETUC) ha advertido de cómo este aumento de la demanda de herramientas para la vigilancia de los empleados, derivado de la pandemia de covid-19 y el aumento exponencial del teletrabajo, supone un retroceso en derechos y garantías de las personas trabajadoras. El futuro pasa por la tecnología aplicada al conocimiento, por personas trabajadoras motivadas y formadas; no por conformar una suerte de nuevo Gran Hermano laboral".

 

Vigilancia ilegal y posibilidad de juicios

La organización sindical recuerda en su comunicado que "una aplicación masiva e indiscriminada de soluciones de big data y de control laboral a distancia, sin la debida información previa y la vigilancia sindical adecuada, entraña dos graves consecuencias. Por una parte, una más que posible vulneración de derechos fundamentales relacionados con la intimidad y la privacidad. Por otra, la tentación de dejar la gestión de las personas trabajadoras en manos de algoritmos, una opción hoy por hoy vedada por la ley ante la constatación de su inherente falibilidad y su demostrada propensión a tomar decisiones injustas y discriminatorias".

 

La clave de la motivación

"Se podría argumentar contra el monitoreo digital basado en la moralidad de la práctica", agregan desde Eurofound. "Sin embargo, podría ser más fácil dejar que los datos hablen: la Encuesta de empresas europeas (ECS) 2019 sugiere que los enfoques de gestión basados en el seguimiento y el control son realmente malos para los negocio". Según la encuesta, en las empresas de más éxito la gerencia facilita trabajar de forma independiente en lugar de concentrarse en controlar si los equipos realizaban sus tareas. 

"Monitorear de cerca el comportamiento de los empleados podría garantizar que los trabajadores hagan su trabajo, pero es poco probable que los motive a ir más allá de la descripción de su trabajo", agregan. "En cambio, la buena gerencia reconoce que tener un cierto grado de autonomía es un factor de motivación y que limitar esta autonomía ejerciendo su control podría ser contraproducente (...). Estos enfoques son particularmente efectivos cuando van más allá de los incentivos monetarios y cuando el incentivo está incorporado en la forma en que se diseña y se organiza el trabajo (...). El buen diseño del trabajo debe combinarse con un enfoque integral para el desarrollo de habilidades, ofreciendo una variedad de oportunidades de capacitación y aprendizaje a todos los empleados. Además, debe facilitarse la voz de los empleados, involucrándolos en la toma de decisiones estratégicas directamente y participando en el diálogo social en el lugar de trabajo con los representantes de los trabajadores, creando un sentido de propiedad y pertenencia".