Luxemburgo, la fabricación de un paraíso fiscal

Comparte
Pertenece a la revista
Noviembre 2021 / 96

Ilustración
Lola Fernández

Opacidad: Antigua potencia metalúrgica, el Gran Ducado aprovechó muy deprisa las ventajas de especializarse en las finanzas, un arte en el que ha logrado la excelencia.

Quién conoce los bosques densos del Gran Ducado de Luxemburgo, su campiña, sus acantilados, su ciudad medieval fortificada y su gromperekichelcher, la tortita hecha de patatas y huevo que ha convertido en especialidad? No mucha gente.

¿Cómo ha acabado transformándose en un paraíso fiscal mundial uno de los miembros fundadores de la Unión Europea, antigua potencia metalúrgica?Luxemburgo tiene reputación, sobre todo, como un centro financiero sin igual. La investigación realizada por un consorcio internacional de grandes periódicos confirmó [el pasado febrero] el papel tan importante de este país como fuente de opacidad financiera y fiscal.

Los economistas suelen explicar que un país elige encarar la globalización especializándose en la producción de aquellos bienes que requieren el factor de producción —ya sea trabajo, capital o tierras — del que dispone en mayor medida. La siderurgia ocupó el primer puesto en la actividad local durante mucho tiempo. El subsuelo de Luxemburgo rebosa de hierro, y ello trazó un camino que el país supo seguir gracias a capitales alemanes —después, franceses y belgas—, acompañados de abundante mano de obra extranjera, en esencia alemana e italiana. Su peso en la población activa pasó del 5% en 1890 al 15% en 1913.

Receta de éxito

El éxito del acero local lo facilitó aún más el hecho de que el país entrara en el Zollverein, un mercado único que permitía la circulación de productos sin derechos aduaneros entre Estados alemanes.

Capitales extranjeros, mano de obra importada, libre circulación: los dirigentes de Luxemburgo supieron recordar esta receta de éxito más tarde. Porque cuando los recursos en minerales se agotaron y hacía falta encontrar otra vía, el país no siguió entonces las teorías económicas: se especializó en la producción de servicios financieros para los que no disponía a priori de ninguna ventaja específica. No importaba; iba a construirlos.

Luxemburgo se transforma en un paraíso fiscal en tres etapas, marcadas por tres fechas clave: 1929, 1963 y 1981.

La ley del 31 de julio de 1929 permite a las sociedades holding que se instalen en el país no pagar el impuesto sobre los ingresos generados, ni sobre la transacción de acciones. Habrá que esperar hasta 2006 para que la Comisión Europea consiga revocar este régimen fiscal preferencial sobre los holdings, considerado un instrumento de “competencia desleal”.

Al final de esta primera incursión, la auténtica carrera hacia el paraíso fiscal empieza en la década de 1960. Poco antes, en 1958, los bancos británicos, con el apoyo del Banco de Inglaterra, constatan que la libra esterlina ha perdido su brillo de antaño y se ha visto reemplazada por el dólar. Deciden entonces de común acuerdo intentar volver a ser una plaza financiera de envergadura: serán el lugar donde se depositen y se presten los dólares en circulación fuera de Estados Unidos. Es un agujero negro financiero, pues los británicos argumentan que no pueden regular el mercado con una moneda que no es la suya, mientras que los estadounidenses no pueden regular un mercado que no se ubica en su territorio.

Estos eurodólares despertarán envidia: ¿Por qué dejar este suculento mercado a los bancos instalados en Londres?

Luxemburgo se suma al invento el 1 de julio de 1963 con su primera emisión de bonos en dólares ,realizada por el banco de negocios británico S. G. Warburg para la empresa italiana de autopistas Autostrade.

Si el préstamo, de 15 millones de dólares a 15 años y un interés del 5,5%, se rige por un contrato de derecho inglés, los bonos cotizan en Luxemburgo y los títulos los aporta la banca internacional, que acepta bonos al portador (es decir, anónimos). Sale bien, porque así no se sabrá precisamente quiénes son los inversores: son europeos, pero el dinero llega a través de bancos suizos…

Secreto bancario

A partir de esta fecha, Luxemburgo hará de la opacidad financiera una de sus bazas. El país reforzará su posición mediante la instauración oficial del secreto bancario por ley en abril de 1981. Un poco más tarde, producirá a gran escala los famosos rulings, o acuerdos fiscales opacos firmados entre el Gran Ducado y las empresas, denunciados por el escándalo Luxleaks y puestos en cuestión después.

Cuando la Unión Europea crea a finales de la década de 1980 un pasaporte financiero que permite a cualquier gestor de fondos establecido en la zona proponer sus servicios para el conjunto de la Unión, Luxemburgo se abalanza sobre la oportunidad de convertirse en centro mundial de fondos de inversión.

La 'banca en la sombra', que escapa al control de los reguladores nacionales, representa el 92% del sector financiero

Al final, al país no le hizo falta mucho tiempo para incorporarse a la economía globalizada como un paraíso fiscal. Aunó una fiscalidad reducida, la opacidad financiera y el principio de residencia ficticia, que permite que sean distintos el lugar donde se radica una actividad (donde se obtienen los beneficios, se cobran intereses, se pagan dividendos…) y el lugar donde la empresa está registrada, controlada y donde paga sus impuestos. ¡Bienvenidos al corazón de las finanzas offshore!

Luxemburgo es hoy uno de los principales intermediarios mundiales al servicio de las finanzas. El sector ha ido creciendo hasta representar nada menos que una cuarta parte de la economía, por encima claramente de Suiza (10%) y del Reino Unido (7%).

En un informe reciente, el Global Monitoring Report of Non-Bank Financial Intermediation 2020, el Consejo de Estabilidad Financiera subraya que la llamada banca en la sombra, que es intermediación financiera que implica operaciones que no pasan por los bancos y queda fuera del alcance de las entidades de regulación nacionales, representa el 92% del sector financiero del país. Se sitúa al mismo nivel que ocurre en las Islas Caimán. Hablamos de 222 veces el producto interior bruto (PIB) del país.

Ocultar las identidades

Los fondos presentes en Luxemburgo proceden en el 70% del extranjero. La investigación del consorcio internacional de periódicos precisa que, de 140.000 entidades jurídicas presentes en el país y escrutadas, el 80% son sociedades con participaciones en otras sociedades que controlan en el extranjero y que operan en sectores como el inmobiliario, el lujo, las obras de arte oyla propiedad intelectual.

Si los derechos de propiedad, sobre todo este dinero, se registran en Luxemburgo es de forma ficticia, para disimular la identidad de aquellos que los poseen. Los paraísos fiscales sirven para eso, para impedir el conocimiento, el control y la fiscalidad sobre los derechos de propiedad.

El país está intentando mejorar. Por ejemplo, ha puesto en marcha un registro público de los beneficiarios efectivos de las sociedades, que los periódicos han podido ver para realizar su trabajo. Pero la investigación desvela un aspecto importante: “Cerca de la mitad de las sociedades, fondos y fundaciones registradas en Luxemburgo no tienen un auténtico beneficiario identificable, hoy en día”.

No obstante, en su reacción a dichas revelaciones, el Gobierno luxemburgués indica: “El país respeta y aplica todas las regulaciones y normas europeas e internacionales aplicables en materia de transparencias fiscales, de lucha contra los abusos fiscales y de lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo, e incluso va más allá de estas exigencias”.

El primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel, había prometido reparar la “imagen dañada” de Luxemburgo. No empezó bien.