“La prostitución es un trabajo igual de explotado que cualquier otro” // Paula Ezquerra

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Entrevista

Paula Ezquerra

Activista feminista y trabajadora sexual

“La prostitución es un trabajo igual de explotado que cualquier otro”

De pequeña, en su Buenos Aires natal, soñaba con ser cantante. Le gustaba estudiar y hoy se queda con el modo en que la definió una buena amiga: “Soy una intelectual de la calle”. Paula Ezquerra, la primera trabajadora sexual que dio el salto a la política municipal, de la mano de la CUP, es una de las voces más destacadas de entre las que batallan para que la prestación de servicios sexuales sea reconocida como trabajo. A su larga trayectoria como activista feminista y en movimientos sociales se le añade su lucha como sindicalista anticapitalista, a través de la Intersindical Alternativa de Catalunya (IAC). El año pasado, la IAC constituyó la primera sección sindical de España en defensa de los derechos laborales de las mujeres que ejercen la prostitución. Ezquerra ve en el combate conjunto contra la trata el punto de encuentro entre las feministas partidarias de regular los servicios sexuales y las que exigen su abolición.

FOTO: A.T.

Tras su paso por la política, ¿ve más margen para defender su causa o lo ve más difícil?

En la política institucional hay limitaciones a la hora de hacer cambios. Pero a la vez el apoyo institucional confiere poder de acción, de decisión y de respeto. Es necesario que haya representantes del trabajo sexual en la política institucional. Es la forma de ir avanzando en derechos. Otra cosa es si yo repetiría. Para mí fue duro. Representaba al distrito de Ciutat Vella, y tuve que aprender de todo. Por suerte tuve buenos compañeros, de la CUP, de Barcelona en Comú, y algunos compañeros de ERC. Se tejieron complicidades muy bonitas. Pero quizá  me mostraban respeto y apoyo por mi supuesta valentía, más que por la causa.

¿Ve más factible la acción desde el sindicalismo?

La verdad es que como sindicalista también te tienes que limitar, a veces incluso más, porque como soy anticapitalista además de feminista, mi idea de la economía me lleva a imaginar un futuro más equitativo y con más derechos. Yo entiendo que vivimos en una sociedad donde todos estamos explotados. Es en ese contexto en el que quiero neutralizar a los empresarios que se lucran con el trabajo sexual. En lugar de querer eliminar el trabajo para terceros, hay que blindar los derechos cuando se trabaja para terceros. Ha sido un proceso doloroso entender, porque la mayor parte del tiempo fui autónoma, independiente.

"Si eres prostituta es porque te falta dinero. Mayoritariamente somos pobres"

"Propongo trabajar conjuntamente contra la persecución de la prostitución y contra la trata"

"Me di cuenta de que el problema no es que yo fuera prostituta, sino que era mujer"

¿Cuáles son sus principales reivindicaciones?

El principal punto es la no discriminación de las trabajadoras sexuales. Ni directa ni indirecta. El estigma de la puta nos afecta a todas las mujeres. Para mí, puta significa mujer libre.  La criminalización limita la libertad de negociación de los servicios que prestamos a nuestros clientes. Si se les persigue, se nos persigue, y entonces es más fácil acceder a relaciones de mayor riesgo. Vas rápido, necesitas dinero, tienes que comer. No estamos solo contra medidas como la ordenanza cívica de 2006 en Barcelona, sino contra la ley mordaza. Con el afán de proteger supuestamente a las mujeres dice que  se penalizará a quienes quieran pagar por sexo, y que cesen su actividad quienes presten servicios sexuales. En una tarde te pueden llegar a caer hasta 11.000 euros de multa. Es el resultado de la persecución del cuerpo de la mujer en una sociedad que no da de sí en la producción de trabajos bien pagados y de calidad. ¿De qué va esto? ¿De mantener la riqueza en el 1% y los conflictos entre personas pobres? Si quitas la dimensión moral, la prostitución es un trabajo igual de explotado que cualquier otro. Defendemos  que se reconozca como un trabajo más y conseguir convenios laborales como los demás. Y que se despenalice. Estoy en contra del sistema capitalista por su componente de explotación a las personas. Hay que hablar de explotación laboral, no de explotación sexual. Las compañeras de los clubes no están explotadas sexualmente, sino laboralmente.

¿Cómo es esa explotación laboral?

Pues en los clubes se suelen hacer jornadas larguísimas. Pueden hacerse hasta dobles turnos, lo que significa disponibilidad durante 24 horas por si aparece un cliente a la hora que sea. Llevas un uniforme y tienes un horario, luego eres una trabajadora por cuenta ajena. Pagas la habitación en el mismo edificio del club, el empresario te considera “una huésped”, para liberarse de la etiqueta de proxeneta. Además, tienes que pagar por toallas, preservativos, protectores higiénicos, que resultan más caros. Piensa que las mujeres están aisladas en clubes de carretera. Queremos que se reconozca que eso es trabajo por cuenta ajena. Y que las compañeras no tengan que dormir en la misma cama que donde se prestan servicios sexuales. Y que no se obligue a realizar prácticas sexuales contra su voluntad.

¿Esto no lo considera explotación sexual?

Vamos a ver. Es explotación en la medida en la que aquí todo vale si tú aceptas. Pero es como si estás muerta de hambre y te dicen que trabajes de sol a sol sin agua por cuatro euros. Te mueres de hambre y hay cien candidatos. El explotador sabe que necesitas el dinero. Las reglas las pone el empresario. Pero en realidad, solo un 1% de la sociedad tiene posibilidades de decidir sobre su vida. El resto es fantasía.

FOTO: A.T.

En la medida en la que se explota la necesidad de ganarse la vida, ¿qué opina de quienes afirman que la prostitución se ejerce libremente?

Somos clase trabajadora. Si eres prostituta es porque te falta dinero. Pocas veces lo serás porque ganas 15.000 euros al mes. Mayoritariamente somos pobres. No estoy de acuerdo con el discurso de que soy puta porque me gusta. Es un análisis poco comprometido con realidad social, es banal. Yo reivindico que no me gusta el trabajo, pero que tengo derecho a reivindicar mis derechos, trabaje de esto o de otra cosa. Yo misma era abolicionista al inicio. Creo que todas las trabajadoras sexuales empiezan creyendo que la prostitución es una explotación machista. Eso no lo niego. Yo, aunque tuve educación de clase media y fui a una escuela privada y católica y era romántica, a los 18 años no tenía otra opción, empecé por necesidad. Fue duro: te cuestionas a ti misma, y te cuestiona gente a la que quieres. Reflexionas todo el tiempo contra tus propias ideas, y contra las leyes.

¿En qué momento dejó de ser abolicionista?

Cambias de opinión trabajando, y también reivindico las herramientas adquiridas. Para mí fue clave cuando en 2005 nos reunimos como 2.500 trabajadoras sexuales procedentes de Europa, y Canadá, y Australia, y de Estados Unidos… ansiosas por compartir experiencias y capaces de analizar y de confrontarse a la realidad. En ese momento, cuando vi las capacidades de todas juntas, fue emocionante. Me di cuenta de que el problema no es que yo fuera prostituta, sino que era mujer. Me hice responsable de lo que hacía. Me pareció impresionante. Y también me ayudó descubrir al colectivo Putas Indignadas. Con el tiempo acepto que el problema no es que no me guste lo que hago, sino que no me gusta  mucho trabajar. De nada. Puedo ser un poco vaga, pero sigo luchando para ganarme la vida. Me levanto y trabajo. Yo creo que habría que trabajar menos y vivir más, darle más tiempo a lo importante.

¿Distingue con claridad la explotación laboral de la trata?

Claro.  Nosotras lo detectamos. Se nota. No solo porque tengamos cierta agudeza sobre el trabajo, sino porque estamos en el entorno, porque somos parte de la actividad. Si una compañera en situación de trata no te lo cuenta ella te lo cuenta otra compañera a la que se lo ha contado. Se nota en la actitud, en la forma de trabajar, en el miedo. Hace falta mucho dinero para poder actuar. Pero cuando falta el dinero nos ayudamos entre nosotras. Existe mucha solidaridad. Tenemos compañeras en situación de trata que han muerto. Eso afecta. Recuerdo el caso de la mujer que murió hace unos años tras múltiples palizas. No lo denunciaba. Tenía a sus hijos en su país de origen. Las instituciones lo sabían, la policía lo sabía. Es un fracaso de la sociedad. Por supuesto queremos que se respeten y se agudicen las leyes contra la trata y también contra el tráfico de personas. Queremos alternativas para las personas que están en situación de esclavitud. Deben poder desvincularse de situaciones de horror, pero no solo en el trabajo sexual, sino en todos los trabajos. Por eso me interesó este proyecto sindical, la IAC. Tenían experiencia en quitar la capa de moralidad sobre la prostitución. La trata y la esclavitud son terribles en cualquier caso.

¿Y los estudios según los cuales más del 90% de las mujeres que ejercen la prostitución lo hacen contra su voluntad?

Son fake news. Según la asociación Genera, no más del 30% de las mujeres que con las que contactó estaban en trata, aunque acumulaban más de un 60% de las multas. Y según un estudio de Naciones Unidas sobre la situación en Europa, es víctima de trata cerca de un 15%. Es terrible, pero no es un 90%.

¿Qué impacto tiene la división entre partidarias de regular y reconocer el trabajo sexual y las abolicionistas sobre el movimiento feminista?

Claro, lo debilita y lo divide. El punto de encuentro es el combate de la trata y el tráfico de personas. Cuando acabemos con la persecución, vayamos contra la trata Yo apuesto por trabajar conjuntamente en ello. Yo no digo que ser puta sea guay. Digo que claro que queremos que se erradique la explotación, pero en todos los trabajos.

"Cuando falta el dinero nos ayudamos entre nosotras, existe mucha solidaridad"

"Yo no digo que ser puta sea guay. Quiero que se erradique la explotación, pero en todos los trabajos"

"Tenemos la esperanza de que haya coherencia en la supuesta izquierda y no se persiga la prostitución"

En el hecho de comprar sexo ¿ve dominación?

Si hay un espacio donde encuentras al hombre con las defensas bajas es la sexualidad. El único momento en que los hombres son débiles es cuando quieren comprar un servicio sexual. Puede haber violadores, por cierto en todas partes. Pero en general quienes controlamos somos nosotras. Ellos quieren pasarlo bien. Si te tratan mal no lo van a pasar bien. Y cuanto mejor te tratan, mejor los tratas.

La prostitución está vetada pero hay espacios sí reconocidos por el Estado.

Sï, dentro del trabajo sexual es cierto que hay espacios que están reconocidos por el Estado, como los servicios vía webcam, el alterne, la pornografía… Pero no hubo hasta ahora un sindicato para reconocer los derechos. Queremos que todo sea más equitativo. Ciudadanos, por ejemplo, lleva en su programa el reconocimiento del trabajo sexual pero protegiendo a los empresarios. Se permite el trabajo en clubes, pero no en la calle. Siempre blanqueando el mercado o la industria del sexo.

¿Hay muchos mitos sobre la prostitución?

Sí. Por ejemplo, que la mayoría de trabajadoras sexuales no tienen papeles en regla. La mayoría están con papeles. Es cierto que algunas aprovechan el visado de turismo para trabajar. De entrada, para ser autónoma, tienes que ser europea.

Economía sumergida.

Sí. Se trabaja a menudo en negro. No acumulas cotizaciones, nada de jubilación. Ningún derecho para el futuro.

¿Qué piensa de la implantación de una renta básica?

Lo primero es el reconocimiento trabajo de la mujer en general, que no está reconocido ni valorado. Y no hablo solo de la prostitución. Las mujeres que educan a sus hijos o cuidan a los mayores, y digo mujeres porque son la mayoría, deberían tener un sueldo del Estado. Son trabajos feminizados. ¿Por qué desprestigiamos trabajos tan importantes como la educación de los hijos?  Por otra parte, hemos creado una sociedad tan desigual que debe existir una renta que equilibre la situación, por la concentración excesiva de riqueza.

 

FOTO: A.T.

Si se acaba formando un gobierno de PSOE y Unidas Podemos, ¿qué espera?

Tenemos la esperanza de lograr que no se criminalice la prostitución. Que haya coherencia con la supuesta izquierda y no se persiga, ni de forma activa ni pasiva. Mientras, seguimos luchando. Igual que en Cataluña se ha creado la sección sindical, IAC pertenece a una federación con otras organizaciones sindicales hermanadas con la misma ideología en Aragón, Galicia o Andalucía. Intentamos abrir paso a la corriente anticapitalista. Somos anticapitalistas, no puede haber racismo, aceptamos cualquier identidad de género, tenga o no papeles. Pero debe tener conciencia de clase y ser feminista.

La ministra en funciones de Empleo dijo que reconocer a Otras como sindicatos había sido un gol que le habían colado.

No sabemos bien en qué línea quiere trabajar Otras. Es una asociación que intentó ser un sindicato y no pudo. Quería ser un sindicato corporativista, específico de trabajo sexual. Nosotras ya entramos en un sindicato que ya tenía sus estatutos aprobados. Nosotras somos putas anticapitalistas feministas. Somos más bien aliadas de la izquierda. Saben que pueden contar con nosotras.

Entiendo que la problemática de la prostitución masculina es distinta.

Totalmente distinta. Si follas y cobras, qué bien. Tienen otros problemas. El machismo llega también a la prostitución. Un hombre que atienda a una mujer por 150 euros y que sea maravilloso no los hay. Digo que atiendan a mujeres. Mujeres, sí. Pero ellos están con nosotras y son estupendos.

¿Es imaginable una huelga de putas?

Con las nuevas tecnologías, sí es imaginable, pero siempre teniendo en cuenta la realidad económica de la que he hablado. Se podrá acoger a ella quien tenga sus necesidades cubiertas si no trabaja. Como en todos los trabajos. Eso pasa en todos los trabajos.

 

SERIE FEMINISMOS

Esta entrevista forma parte de una serie de entregas sobre feminismos que ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Barcelona. La entrevista  se  ha realizado a partir de los criterios periodísticos de Alternativas Económicas.