Más derechos, mejor economía

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Octubre 2022 / 106

Habrá quien piense que la obligación de abrocharse el cinturón de seguridad o la de no conducir cuando se ha bebido alcohol son imposiciones paternalistas que cohartan la libertad individual. La cuestión es que con reglas de este tipo muere menos gente en accidentes de tráfico. La sociedad sale ganando, y de ahí que las autoridades intervengan. Pues con la regulación laboral sucede algo parecido. A la economía en su conjunto y las propias empresas les va mejor con una regulación que proteja los derechos laborales. 

Sí, el mensaje del profesor de la Universidad de Valencia Adrián Todolí va en línea contraria de lo que venimos escuchando y leyendo desde hace más de cuatro décadas: que en una economía globalizada, para ser competitivo, hay que ser lo más barato posible, además de flexible. Frente a los paladines del derecho laboral, las voces predominantes en la economía predican, siguiendo la estela del Consenso de Washington, la desregulación. 

En su doble condición de jurista y economista, Todolí niega la mayor en Regulación del Trabajo y política económica. De cómo los derechos laborales mejoran la economía. No hay disyuntiva entre ambas disciplinas, sostiene, ni tampoco entre crecimiento económico y eficiencia económica, por un lado, y regulación, por el otro. De hecho, el autor de una obra disfrazada de libro para especialistas esgrime que, en puridad, la desregulación no existe. ¿Qué son, si no, la política monetaria, la comercial y la fiscal?, argumenta.

El libro da munición empírica a quien defienda que los derechos de las personas trabajadoras deben respetarse, más allá de los valores —estar en contra de la explotación y la discriminación, por ejemplo—. Su tesis: existe abundante investigación académica que permite sumar a los valores datos de que a la economía, y a las democracias, les conviene abrazar el Estado social. 

"Es compatible el derecho laboral con las necesidades de las empresas, flexibilidad no significa desregulación y bajos salarios", precisaba la voz autorizada del catedrático de Derecho de Trabajo y Seguridad Eduardo Rojo en la presentación del libro de Todolí, organizada en septiembre por el Consejo Económico y Social de Barcelona (CESB). 

Aunque se hable de "mercado de trabajo", uno de los aspectos clave en los que incide el libro es el de que la ley de la oferta y la demanda no es aplicable a la interacción entre empresas y mano de obra. Las personas no son bienes, y en una decisión laboral pesan sus expectativas, las oportunidades reales y el miedo a encontrar o no algo mejor. 

La polarización del trabajo y la importancia del salario mínimo y la negociación colectiva son algunas de las ideas en las que insiste Todolí, cuya propuesta pasa por que el derecho laboral sea aplicable a cualquiera que trabaje, más allá de si depende jurídicamente de una empresa vía contrato. 

Para el autor, los avances tecnológicos y la inteligencia artificial, que permiten nuevas formas organizativas, todavía hacen más necesario un derecho del trabajo en declive. Además de leyes, harán falta también autoridades determinadas a hacer que se cumplan.