La vida interior de Ramón Lobo

El periodista escribió un último reportaje con su propia muerte como protagonista

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Septiembre 2024 / 127
Portada Pensión

Impactado por la muerte de su adorada madre, en enero de 2022, Ramón Lobo empezó a escribir una historia sobre la mujer que más había marcado su existencia: Maud Leyder no solo le había dado la vida, sino que lo había salvado con mil cuidados del asma durante su infancia. Pocos meses después, el periodista fue diagnosticado de dos cánceres que inexorablemente acabaron con sus días.

El proyecto literario inicial se transformó radicalmente para convertirse en otro libro, Pensión Lobo. Habitación número 13, un examen de su propia vida y de sus vivencias con sus ancestros, sus amigos y compañeros de profesión; un reportaje decisivo sobre cómo afrontar la vida que le quedaba.

Lobo empieza por documentarse sobre la gran despedida con la misma precisión con la que preparaba sus viajes a los escenarios de guerra, terremotos o hambrunas, que frecuentemente constituían su campo de trabajo (Bosnia, Sierra Leona, Chechenia, Afganistán, Líbano y Ruanda).

Lobo empieza a leer, releer y devorar libros como Sobre la muerte y los moribundos, de Elisabeth Kübler-Ross; Mortalidad, de Christopher Hitchens; La muerte en Venecia, de Thomas Mann; La invención de la soledad, de Paul Auster; Una muerte muy dulce, de Simone de Beauvoir; La muerte, de Todd May; El refugio de la memoria, de Tony Judt, y una larga lista.

Pero, a diferencia de los grandes reportajes que los escritores suelen adornar con citas de autores reconocidos, lo verdaderamente valioso de Pensión Lobo son las ideas propias del autor ante el mayor desafío a que puede enfrentarse un ser humano. “Para morir bien”, dice, “es necesario entrenarse en la renuncia”. “Morirse consiste en renunciar a todo aquello que no hemos vivido y conformarnos con lo conseguido”.