2. Energía

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Marzo 2016 / 4

La energía es un pilar básico si queremos combatir el cambio climático y la contaminación desde nuestro hogar. Hay alternativas para las empresas tradicionales que obtienen la energía de fuentes no renovables. Desde la más sencilla, asociarnos muy fácilmente por unos 100 euros a una cooperativa de energía renovable (un trámite), hasta instalar paneles solares en casa o usar pellets para la calefacción.

Uno de los aspectos más importantes dentro del hogar tiene que ver con la energía. Por suerte, mucha gente está siendo consciente de esto. Existen cada vez más personas interesadas en recibir la energía de fuentes renovables, y que se involucra en iniciativas cooperativas como Som Energia. Existen muchas iniciativas.

Sin embargo, todavía queda un largo camino. En España, el sector eléctrico está dominado por un oligopolio. Las tres mayores empresas eléctricas, Endesa, Iberdrola y Gas Natural, dominan cerca del 90% del mercado eléctrico; además, influyen mucho en las políticas energéticas. Son tan monopólicas que la factura de electricidad en España es la cuarta más alta de Europa, con un promedio de 80 euros por usuario. Estas empresas son favorables a lo que se conoce como “impuesto al sol”, un arancel que deben pagar quienes quieren generar en casa su propia electricidad.

Esta y otras medidas han supuesto que España camine en sentido contrario a lo que estipulan los organismos internacionales que velan por el medio ambiente. 

Las siguientes son algunas medidas que podemos —o debemos— desarrollar en casa.


CERTIFICADO DE EFICIENCIA ENERGÉTICA

La Unión Europea estableció en la Directiva 2010/31/UE, que en España se traspone en el Real Decreto 235/2013 , un marco común regional para fomentar la eficiencia energética. Una de las acciones concretas de esta directiva es el certificado energético, que es ahora obligatorio para arrendar o vender una vivienda.

El certificado de eficiencia energética es como una ITV de la vivienda, y caduca a los diez años

Los técnicos inspeccionan la vivienda y comprueban su eficiencia. Luego se informa al ayuntamiento

La normativa exige que todos los edificios dispongan de un certificado de eficiencia energética. 

El proceso se tramita en los ayuntamientos, y concluye con la emisión de un certificado de eficiencia energética y la asignación de una “etiqueta energética”. Como si fuera la ITV del coche, el Estado da una etiqueta, que muestra la calificación energética de un edificio en una escala de la A (más eficiente) a la G (menos eficiente). Ésta caduca a los diez años de su emisión.

Hay técnicos especializados que inspeccionan la vivienda y realizan la comprobación. Luego se informa a los ayuntamientos y cada comunidad autónoma define cómo tramita la solicitud. El precio del certificado de eficiencia energética se fija por la libre oferta y demanda , y varía mucho según la ubicación de la vivienda, y el tamaño de ésta.

 

COOPERATIVAS DE ENERGÍA

El modelo de cooperativas de energía limpia está importado de Holanda, y se ha desarrollado en España con una facilidad inmensurable. La catalana Som Energia, cuyos socios se aumentan en varios centenares cada mes, tiene varias réplicas en toda España. Y también hay otras como la vasca Goiener, la andaluza Zencer, Enerplús, Nosa Enerxía y otras.

El modelo de cooperativas de energía se ha desarrollado en España con mucha facilidad

Poner paneles solares es una buena solución, aunque ahora se tarda más en recuperar la inversión

Con una estufa de pellet se puede ahorrar un 50% en la factura del gas, y además resulta bonito

Lo bueno que tienen estas iniciativas, desde el punto de vista del usuario, es que pasarse de una multinacional que contamina a la economía social y respetuosa es tan sencillo como pagar una entrada inicial para asociarse, que suele ser de unos 100 euros, y rellenar el formulario de traspaso por Internet. 

Estas empresas comercializan energía verde certificada. La compran en el mercado mayorista o la producen ellos mismos, a través de un agente autorizado, y la vuelcan al sistema energético para ser consumida por sus socios.

Algunas de estas cooperativas tienen un ámbito local, y específico, mientras que otras abarcan todo el territorio español. 

De vez en cuando, las cooperativas lanzan un llamamiento a sus socios para efectuar inversiones cooperativas en proyectos propios de energías renovables, como campos de placas solares, biogás o energía eólica.

La tendencia sigue en crecimiento, a pesar de todo.


PANELES SOLARES  

Poner paneles solares, si se tiene espacio en casa, sería una gran opción. La empresa de economía social Ecooo y Solar Tradex ofertan asesoramiento para autoconsumo, ahorro y eficiencia. Además, tienen varios modelos de inversión ética y sostenible.

Se puede generar incluso más electricidad de la que se consume. La instalación mínima, para  consumo bajo (2.000 kWh/año: 1,5 kW de potencia solar), cuesta a partir de 6.250 euros. Antes de la aparición de la normativa llamada “impuesto al sol”, se tardaba unos nueve años en recuperar la inversión. Con el impuesto, la media para recuperarlos, en una vivienda media, sería de dieciséis años.

La norma podría revertirse si cambia el gobierno. Actualmente existe otro conflicto con la empresa Tesla, que está intentando vender en España una batería que se coloca en las casas y es capaz de almacenar la energía tres veces más potente que las actuales y más barata, para aprovecharla por la noche. Actualmente, el consumo se va a la red eléctrica y es necesario estar siempre conectado.


BIOMASA-PELLET

Más allá de que lo más productivo para guardar el calor en casa es simplemente abrigarse en vez de andar en camiseta en pleno invierno, colocar buenos cerramientos y materiales,  la mejor calefacción ecológica es la biomasa.

La energía de biomasa se obtiene de materiales naturales, desde leña hasta huesos de aceitunas. El más utilizado es el pellet, pequeños cilindros de serrín prensados con alta presión. Pero para instalar una caldera de biomasa, e incluso una estufa de pellet, hay que tener en cuenta el espacio. Una caldera ocuparía el lugar equivalente a una habitación. Y si se trata de una estufa, también hay que tener espacio para guardar el pellet, que se vende normalmente en sacos de 20 kilos y pueden necesitarse varios por semana, dependiendo de cuánto tiempo se tenga la estufa encendida. 

Los sacos deben estar en un lugar seco. Es importante, tanto para una estufa como para la caldera, disponer de una salida al exterior y en la parte superior del edificio. Es decir, muchos pisos comunes no permiten salidas de humo, y no podrían tener siquiera una estufa de pellet, pues el tubo debe sobrepasar el techo. Si bien no es lo mismo que instalar una chimenea, sí es necesario que el tubo salga como en una chimenea. 

Lo bueno tanto de las calderas como de las estufas de pellet es que  el material tiene un gran poder calorífico y produce muy poco residuo, ceniza que en el caso de las estufas queda normalmente depositada en una pequeña cajita y que debe limpiarse diariamente. En el caso de la caldera, solamente hace falta, en verano, dejar libres de cenizas adheridas el quemador, la cámara de combustión, los tubos de gases de escape y el contenedor de cenizas.

La combustión de este tipo de materiales naturales genera muy pocas emisiones de CO2. Se dice que es un  “combustible CO2 neutral” porque sus emisiones casi no contribuyen al efecto invernadero.

Los aparatos cuestan entre 800 y 4.000 euros dependiendo de las marcas y las prestaciones, mientras que su abastecimiento con sacos de pellets de unos 15 kilos cuesta una media de 4 euros. 

 

BOMBILLAS

Se discute si las bombillas de bajo consumo son las que deberían utilizarse. La Unión Europea reconoce que, en sus comités científicos, si bien las lámparas fluorescentes compactas de bajo consumo requieren menos electricidad y permiten reducir el nivel de emisiones de las centrales eléctricas, contienen mercurio, una sustancia peligrosa.

Existe una discusión sobre si las bombillas de bajo consumo son las que deberían utilizarse

Las lámparas fluorescentes compactas requieren menos electricidad, pero contienen mercurio

Aun así, la UE las recomienda. Normalmente su uso está prohibido en equipos eléctricos y electrónicos, pero se permite de manera excepcional en cantidades limitadas, como por ejemplo en lámparas fluorescentes compactas.

El comité científico de la UE que ha estudiado su uso indica que es científica y técnicamente imposible fabricar lámparas fluorescentes compactas sin mercurio, pero que las nuevas tecnologías pueden reducir el contenido de este metal, y la cantidad permitida se irá reduciendo de modo gradual.

A nivel medioambiental, y comparadas con las bombillas incandescentes tradicionales, las lámparas fluorescentes compactas no sólo ahorran energía, sino que también reducen las emisiones de mercurio durante toda su vida útil. Esta reducción es superior a la cantidad de este metal que contienen, y que potencialmente podrían liberar si se rompieran o se eliminaran de manera inadecuada.

El mercurio sólo puede salir del interior de las lámparas si las bombillas se rompen accidentalmente o se desechan junto con los residuos domésticos. Si los consumidores llevan las lámparas fundidas a puntos de recogida, el mercurio que contienen se reciclará y no se emitirá al medio ambiente.

 

APUNTES

Certificación de Eficiencia Energética:
www.minetur.gob.es/ENERGIA/DESARROLLO/EFICIENCIAENERGETICA/CERTIFICACIONENERGETICA/Paginas/certificacion.aspx

Lista de Cooperativas de Energía Renovable: 
https://15mpedia.org/wiki/Lista_de_cooperativas_energ%C3%A9ticas

Fotoplat. Plataforma Tecnológica Española Fotovoltaica
http://fotoplat.org/

Energías renovables: 
http://www.energias-renovables.com/

Plataforma por un nuevo modelo energético
www.nuevomodeloenergetico.org