Cooperativizar nuestros valores

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Octubre 2017 / 51

La fuerza de la economía social se ha demostrado en la crisis iniciada en 2007, a lo largo de la cual las cooperativas han seguido creando empleo.

El cooperativismo se encuentra en un momento de consolidación y proyección. La consolidación se pone de manifiesto en la fuerza con la que las cooperativas han emergido del período crítico que estamos dejando atrás. Pese a la crisis, las cooperativas han continuado generando empleo. En Catalunya, por ejemplo, el empleo que han originado las cooperativas en este año ha superado en un 14% al registrado hace una década, cuando nos encontrábamos al principio de la crisis. 

El aumento de la creación de nuevas cooperativas en los últimos años nos habla de la proyección de nuestro modelo empresarial. El incremento no es una respuesta relacionada con los índices de desempleo, sino que implica reconocimiento por parte de nuevos sectores de emprendedores que apuestan por nuestro modelo y cultura empresarial. 

La participación, la transparencia, la gestión democrática, la propiedad compartida, el respeto por el bien común y la voluntad de transformación social son elementos que nos caracterizan y resuenan de forma cada vez más amplia. Cada día más personas buscan trabajar, vivir, consumir y relacionarse desde los valores que representan las cooperativas. También las administraciones públicas se hacen eco de nuestro estilo de empresa desde una perspectiva que realza nuestra capacidad para promover empleo de calidad. 

 

ENFOCAR EL FUTURO

Sin embargo, el crecimiento, consolidación y proyección que vive el cooperativismo y la economía social en general, no debe llevarnos a un exceso de confianza ni a dar las cosas por hechas. Desde nuestro presente cooperativo debemos tratar de enfocar-nos en el futuro. 

Eso significa que hoy debemos plantear los objetivos de los retos que nos ayudaran a conseguir que el modelo cooperativo mantenga, en los próximos veinte años, la misma fortaleza que hoy nos enorgullece. 

El reto del cooperativismo para las próximas dos décadas es mantener nuestros valores y que nuestras organizaciones empresariales sigan formando parte del mundo económico y social al que pertenecemos. 

Conseguir este reto no es solamente una cuestión en la que el cooperativismo realice sus procesos y consiga transformar sus medios y productos, de acuerdo con sus necesidades y demandas, aunque también lo es. 

El cooperativismo representa una manera de relacionarnos internamente, entre las personas que son socias, y externamente, con el entorno social. Esas particularidades permiten que  nuestro modelo empresarial participe en la transformación social que afirma nuestro futuro y  nuestra red. 

La creación de nuevas cooperativas habla de la proyeccción de este modelo empresarial

El bien común y la transformación social, características del sistema

El reto: mantener los valores y que la cooperativa sea parte del mundo económico

El cooperativismo se relaciona a partir de los valores y tenemos que aportar esos valores a la sociedad con el objetivo de que el elemento de decisión en la elección de productos y servicios sea, precisamente, el valor añadido de nuestras organizaciones y productos. 

Una organización como la de las cooperativas, que crean productos y servicios cuya finalidad es la satisfacción de las necesidades de las personas que participan en el proyecto, tiene que aportar valores a su entorno que consoliden su modelo y su cultura organizativa. 

Las cooperativas nos relacionamos desde la confianza que despertamos en nuestros representantes y éstos gestionan la confianza con la participación de todos y la transparencia en su gestión. 

El futuro será un futuro de valores. Las cooperativas lo queremos y apostamos por el reto de cooperativizar nuestros valores más allá de nuestras empresas.