Siete pistas para ganar la partida

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Septiembre 2015 / 28

Si se quiere resolver de veras el problema de los paraísos fiscales y del fraude a Hacienda, las grandes decisiones deben ir acompañadas de iniciativas concretas

Hace dos años, el G20, que reúne a los países con mayor poder del mundo, se decidió por fin a combatir los paraísos fiscales. El llamado plan BEPS, por una parte, ha puesto en cuestión las prácticas fiscales dudosas efectuadas  por las empresas, y, por otra, incide en la determinación a acabar con el secreto bancario. Una iniciativa positiva, pero insuficiente. La partida con los territorios parásitos no ha hecho más que empezar. Ni ellos ni sus clientes van a dejar que el negocio se desvanezca así como así. 

01. Reforzar las administraciones fiscales nacionales

La lucha contra los paraísos fiscales no se detiene una vez se obtenga información  a partir del intercambio automático de datos y a través de la contabilidad de empresas país por país. Al revés: ¡es aquí donde empieza!

Las administraciones fiscales deben disponer de una capacidad elevada de investigación y de tratamiento de los datos para que los esfuerzos diplomáticos internacionales en curso se traduzcan en una recuperación de ingresos fiscales. Desde este punto de vista, la evolución de los efectivos disponibles en estos últimos años no va en la buena dirección. Van a la baja, y una política eficaz de lucha contra los paraísos fiscales requiere dar un vuelco a esta tendencia.


02.Fijar un objetivo de reducción de pérdidas fiscales

La credibilidad de la política iniciada por el G20 dependerá de su eficacia. Las administraciones fiscales van a obtener mucha información a partir de 2018. Una política eficaz debería permitir recuperar, en el horizonte de 2025, una buena parte de los ingresos fiscales perdidos. El Parlamento Europeo y los parlamentos nacionales deberían ser informados todos los años de los resultados de las políticas seguidas con el fin de poder debatir de forma regular sobre su efectividad, y controlar la dinámica política de los últimos años.

03. Actuar contra los profesionales del derecho y de los negocios

Fue un lapsus revelador el que el pasado 9 de abril tuvo una representante de la auditora KPMG durante su comparecencia ante el Senado australiano sobre cuestiones de optimización fiscal: “Cuando elaboramos las leyes… Permítame reformular la frase. Cuando el Ministerio de Finanzas elabora las leyes…”. Una parte de los expertos en fiscalidad y en contabilidad son intermediarios entre empresas y paraísos fiscales. Elaboran sus estrategias de opacidad para influir sobre las leyes… eso, si no las escriben ellos mismos. Una política seria de lucha contra los paraísos fiscales debe contener estas prácticas. Imaginemos, por ejemplo, si  pudiéramos calificar a estos expertos: que fuera posible dar una  triple A a los que no hubieran participado en planes de elusión fiscal agresiva. O AA, o A… Ni los países ni las empresas podrían solicitar servicios de los expertos que obtuvieran una nota por debajo de un determinado listón.

04. Sacar los bancos de los paraísos fiscales

La presencia de bancos europeos en paraísos fiscales supone un doble problema: por una parte, las entidades financieras utilizan estos territorios para pagar menos impuestos, y también para que sus clientes paguen menos impuestos. Pero, además, los usan para asumir riesgos de forma opaca. Los directivos de banca que sean atrapados con la bolsa en la mano deberían ver comprometida su responsabilidad jurídica personal. Si los bancos presentes en estos territorios ponen más riesgo sobre la estabilidad financiera, deberían ser obligados a tener más capital para cubrir las pérdidas que pudieran surgir a resultas de sus riesgos.

ILUSTRACIÓN: PERICO PASTOR

05. Proteger a quienes dan la alerta

Después de haber denunciado las prácticas de UBS en Francia, Stéphanie Gibaud vive hoy gracias a las ayudas sociales mínimas. Antoine Deltour, que en parte está en el origen de los LuxLeaks, podría perder su trabajo. Quienes denuncian prácticas de su empresa deberían encontrar ayuda si dan el paso. A finales de 2014, Hervé Falciani constituyó la Plataforma Internacional de Denunciantes, que intenta construir una comunidad de información y de acción. La ley debe evolucionar de modo que proteja a quienes activan la alarma. 

06. Un impuesto sobre los beneficios empresariales 

Las multinacionales instaladas en varios países de la UE establecen sus cuentas y pagan sus impuestos en cada país de implantación. Entonces tienen tendencia a hacer aflorar sus beneficios en los países que soportan menos impuestos. Con una base imponible consolidada, común, los beneficios del grupo se sumarían y redistribuirían entre diferentes países donde la empresa estuviera presente a partir de criterios por determinar como el volumen de negocio o la cifra de empleados. El comisario europeo Pierre Moscovici ha tomado posición de forma clara a favor del proyecto de base común consolidada para gravar los beneficios de las empresas en Europa. La Comisión lleva años empujando en este sentido. El principio en sí es interesante, pero tiene un fallo: no  prevé ningún tipo mínimo común una vez se establezca la base imponible común. Las propuestas de Bruselas no desactivan la competencia fiscal en Europa.

07. ¿Un impuesto sobre las ganancias que sea mundial?

Numerosas organizaciones no gubernamentales (ONG) intentan introducir un impuesto único mundial. Desde un punto de vista intelectual, es la respuesta más satisfactoria a la erosión de las bases fiscales de las multinacionales.  Gestionadas como una sola unidad, deberían ser tratadas como tales desde una perspectiva fiscal. Ningún país del G20 defiende hoy esta propuesta. Los expertos de ONG favorables al proyecto Alex Cob-ham y Simon Loretz demostraron en un reciente estudio que la puesta en marcha concreta de la iniciativa está lejos. Trabajando sobre 211.360 compañías individuales que pertenecen a 26.795 sociedades, reconocen que, una vez los beneficios sumados a escala mundial, el modo de redistribuirlos entre países es un asunto delicado. No hay datos suficientes para efectuar un análisis completo de las repercusiones que provocaría avanzar hacia una fiscalidad común.

El debate mundial sobre los paraísos fiscales ha cambiado, pero ya sabemos que los compromisos del G20 no serán perfectos. La batalla sigue en manos de periodistas de investigación, ONG y empleados dispuestos a denunciar comportamientos fiscales dudosos.