Por qué en España tocaría trabajar 26 horas

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Septiembre 2022 / 105

Aunque la jornada laboral dejó de reducirse hace 40 años para quienes tienen contrato a tiempo completo, el trabajo a tiempo parcial aumenta.

Las nuevas tecnologías han generado elevadas expectativas, no solo por lo que respecta a la creación de nuevas oportunidades de empleo, sino a nuevos puestos de trabajo con mejoras, en ingresos y en horas de trabajo. Sin embargo, en la práctica, la riqueza generada por la irrupción de la robotización, la inteligencia artificial y el big data (o macrodatos) no se está traduciendo en un menor tiempo de trabajo para la población ocupada.
Esta decepcionante conclusión está deteriorando las expectativas para el conjunto de la población trabajadora española. Y tiene una explicación: la gestión neoliberal del cambio tecnológico que se viene desarrollando desde la década de 1980. Así, la jornada laboral de los trabajadores con contrato a tiempo completo no se reduce, pero a la vez se recurre cada vez más a más contratos a tiempo parcial. 
 

Esta tendencia se da de modo perfectamente compatible con un hecho novedoso: el cómputo anual del número de horas trabajadas por trabajadores a tiempo completo ha dejado de reducirse en los últimos 40 años.  Digo que es un hecho novedoso porque, desde principios del siglo XX, el total de horas había ido reduciéndose claramente —y de forma especialmente abrupta entre las décadas de 1960 y 1980—. En cambio, desde mediados de la década de 1980, se rompe esta tendencia a la baja.

La IA, el 'big data' y la robotización no han reducido la jornada laboral


Es una de las conclusiones de mi reciente ensayo Trabajo y capital en el siglo XXI, en el que, entre otras cuestiones, analizo qué habría sucedido —para el caso de la economía española— si las ganancias de productividad se hubieran trasladado a la reducción de la jornada laboral, como sí sucedió en el periodo que va entre 1955 y 1985. 
 

El resultado sería que, en el año 2019, en lugar de tener que trabajar durante una media de 37 horas semanales, tendríamos que haber disfrutado de una jornada semanal media de 26 horas.
 

En mi ensayo también razono que, con cifras de 2018, si redistribuyéramos entre toda la población potencialmente activa (desempleados y mujeres sobre todo) las horas necesarias de trabajo anual para el conjunto de nuestra economía, la jornada semanal media resultante debiera rondar las 23 horas. Es algo que beneficiaría sobre todo a las mujeres nominalmente inactivas, a las hoy ocupadas a tiempo parcial y a abrir un marco sensato a la conciliación de tareas.
Ambos escenarios derivarían de una espectacular mejora de la productividad, ligada a las nuevas tecnologías, que —como dije antes, a diferencia del pasado—, no se está concretando por ahora en una reducción de jornada, sino en crecientes rentas no salariales.

La jornada laboral posible

Con ese trasfondo es útil analizar los últimos datos de la serie homogénea de la Contabilidad Nacional de España, tanto en lo relativo al valor añadido bruto generado en términos reales (VAB en índices) como al empleo en miles de horas y personas, entre los años 1995 y 2019, que cierra el periodo prepandémico en España. Son casi 25 años de progresión de nuestra economía —con una crisis financiera e inmobiliaria por medio— en los que sería útil comprobar el potencial encaje de aquellas reducciones de jornadas.
 

Lo primero que se comprueba en relación con estos casi 25 años en España es que la jornada anual de los trabajadores a tiempo completo apenas se reduce: ronda las 1.867 horas. Seguimos trabajando las mismas horas que un cuarto de siglo antes. 
 

Sin embargo, en el mismo periodo, la capacidad productiva global de nuestra economía fue en ascenso a lo largo de dicho periodo (véase gráfico). Pues la brecha creciente entre las horas trabajadas y el valor añadido generado deja a las claras que, por ejemplo, con las mismas horas que en 2005, en 2019 fuimos capaces de generar el 27% más de riqueza nacional. Y con la misma jornada de horas de trabajo anual por trabajador a tiempo completo.

Es posible menor jornada y más empleo sin fiarlo todo al crecimiento


Así, en 2019 podríamos haber generado la misma riqueza que 15 años atrás con los mismos ocupados pero trabajando apenas 1.600 horas anuales por trabajador. De este modo, si la ganancia de productividad se hubiese trasladado a la jornada laboral, estaríamos muy cerca ya de las 30 horas semanales, en vez de las más de 36 horas medias actuales y empleando, por tanto, a muchas más personas a ese (menor) tiempo completo.
 

En definitiva, más empleo, menos desempleo y menores jornadas son perfectamente posibles sin necesidad de fiarlo todo a un crecimiento económico (y del consumo) insostenible. 

La reducción real (neoliberal) de la jornada

Acompañando la revolución industrial asociada a lo que podríamos llamar la energía física de las máquinas, es indudable que una mayor productividad favoreció la paulatina reducción de la jornada laboral. Siendo así, como documento en mi ensayo, que en España la jornada semanal entre 1930 y 1975 habría pasado de 50 horas a 40 horas. 
 

Sin embargo, desde el año 1980 hasta 2020, y asociado a la revolución digital —digamos que la energía mental de las máquinas— se comprueba una paulatina parálisis de tal reducción. Los datos disponibles sobre las horas semanales trabajadas en España por los ocupados a tiempo completo para los últimos años (2008-2021) encajan a la perfección con esa ruptura de la tendencia histórica: dicha jornada no se reduce, está congelada entre las 37 y las 38 horas, según datos del INE.
No obstante, se observa que ese mismo indicador para el conjunto de los ocupados españoles no solo está ya por debajo de las 35 horas, sino que es decreciente de forma bien visible —de 34 a 33 horas en esos 12 años—. ¿Cuál es el motivo de esa diferencia? El creciente peso del empleo a tiempo parcial en España.


Mientras que el empleo a tiempo completo aumentó el 14% en los últimos 20 años, el empleo a tiempo parcial más que se duplicó (supone el 105 % más), siempre según el INE. 
La duplicación de los ocupados a tiempo parcial en España supone pasar de 1,3 millones en 2002 a casi 2,7 millones en 2021. Son trabajadoras, sobre todo, que realizan unas 21 horas semanales, que es más de la mitad de una jornada a tiempo completo, pero con un coste de la tercera parte. 
En suma, estamos en presencia de una reducción neoliberal de la jornada laboral semanal: se exprimen al máximo las capacidades de los trabajadores a tiempo completo, una jornada que no se reduce, al igual que la tecnología disponible, pero al mismo tiempo se recurre cada vez más a trabajadores a tiempo parcial que suponen un ahorro de costes muy ventajosos para las empresas. Se transforma trabajo decente en empleos con un elevado riesgo de pobreza. 

2,7 Eran los millones de personas ocupadas a tiempo parcial en España en 2021. En el año 2002, la cifra era de 1,3 millones. Se trata, mayoritariamente, de trabajadoras. Son contratos que suponen más de la mitad de una jornada a tiempo completo, pero con un coste equivalente a la tercera parte.