Envidia de Francia

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Octubre 2014 / 18

Innovaciones


El proyecto de ley de Economía Social y Solidaria francesa, aprobado el pasado julio en la Asamblea Nacional, genera envidia en muchos españoles, sobre todo, en lo que se refiere a derecho concursal. En sus páginas, da pie a que las empresas mercantiles en crisis o las empresas que no tienen herederos puedan pasar a ser de economía social, concretamente, cooperativas.

La ley se posiciona para facilitar el mecanismo de transmisión. Se establece un sistema para informar a los empleados de empresas con menos de 250 personas acerca de las posibilidades de reconversión de la empresa en cooperativa. “Hacen lo que nosotros hemos estado pidiendo durante muchísimo tiempo”, indica Paloma Arroyo, de Coceta. “En España, en este sentido, no se ha conseguido nada, y las transformaciones muchas veces fracasan por cuestiones legales”.

En Francia, según las organizaciones sectoriales, existen 200.000 entidades de economía social y representan el 10% del PIB. Con la llegada de los socialistas, se impulsó la creación de un ministerio para la economía social y solidaria a cargo de Benoît Hamon, que impulsó la ley.

Por lo demás, la ley francesa, como la española, define qué es, en su caso, la economía social y solidaria, dónde están incluidas las cooperativas, las mutualidades, las asociaciones e incluso los sindicatos. También abre la puerta a cualquier empresa mercantil que persiga un objetivo de utilidad social, con un gobierno democrático y reinvirtiendo la mayor parte de los beneficios de la empresa.

La Asamblea ha introducido también en el texto una Guía de buenas prácticas para asegurar el respeto a los valores de la ESS.

También amplía la financiación, con un gasto de 500 millones de euros para el sector y la intervención del Banco de Inversión Pública (BPI). El objetivo es que este tipo de empresas puedan salir adelante sin depender necesariamente de los subsidios públicos.

 

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