De la teoría a la práctica

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Septiembre 2019 / 72

Ensayos el cambio de enfoque exige reorganizar antes las estadísticas. Algunas experiencias ya tratan de ir más allá.

Los intentos de llevar a la práctica una reorientación de la política económica para que tenga como prioridad el bienestar más que el crecimiento per se empiezan necesariamente por una reorganización de los organismos estadísticos para que incluyan nuevos indicadores y, a partir de ahí, elaborar informes periódicos de seguimiento. La mayoría de países occidentales ha ido incluyendo nuevas variables en sus estadísticas, siguiendo las sugerencias de  la OCDE y la UE, y en algunos casos elaboran ya documentos periódicos para rendir cuentas sobre su evolución, como Suecia y Holanda, entre otros. Pero algunos países o regiones han intentado ir más allá. Lo que sigue son algunas de las acciones más ambiciosas.
 

NUEVA ZELANDA

La primera ministra, la laborista Jacinda Arden, se ha propuesto situar el bienestar como eje central de su gobierno, por encima del impulso tradicional hacia el crecimiento. Tras reorganizar toda el área estadística, presentó el pasado julio los primeros “Presupuestos del bienestar” de un Ejecutivo que asume este nuevo paradigma de forma transversal y como eje de su planificación económica.

ILUSTRACIÓN: PERICO PASTOR

El presupuesto establece cinco prioridades, que a la vez son las condiciones para un incremento del gasto público: salud mental (se prevén 878 millones adicionales, que incluye el combate de adicciones), reducción de la pobreza infantil (580 millones adicionales), reducción de las emisiones de CO2, incremento de la productividad en la era digital y reducción de la desigualdad de los indígenas maoríes.

La oposición ha calificado los cambios de mera “campaña de mercadotecnia” y uno de los think-tanks económicos, BERL, lo ha considerado “una pequeña ventana dentro de un presupuesto estándar”.
 

REINO UNIDO

El Parlamento cuenta con una respetada comisión sobre wellbeing economy, que emite informes periódicos por consenso sobre cómo aplicar estos principios en los presupuestos del Gobierno. El último informe, del pasado mayo, defiende un gasto adicional de más de 7.000 millones de euros, equivalente al 0,4% del PIB, a repartir en cinco áreas que juzga prioritarias: salud mental, inversión en el bienestar de los niños en la escuela, formación de trabajadores (con énfasis en la educación no universitaria de adultos), apoyo para la atención de la infancia, los discapacitados y los mayores y política penitenciaria centrada en la rehabilitación.

Por su parte, Escocia se ha convertido en laboratorio del enfoque transversal y en 2018 incluyó el “propósito de bienestar” dentro de los planes económicos, con la implicación de todo el Gobierno y el compromiso de rendición de cuentas.  

EE UU

El Estado de Maryland empezó a calcular en 2010 en sus estadísticas el Índice de Progreso Real (GPI, en sus siglas en inglés) por iniciativa del entonces gobernador, Martin O’Malley, un demócrata a quien persigue la imagen cínica que de su etapa de alcalde de Baltimore dibujó la serie The Wire. Otros Estados han ensayado también luego estimaciones cotidianas en GPI, como Vermont.
 

MÉXICO

El Estado de Morelos, en el centrosur del país, incluyó en su Plan de Desarrollo 2013-2018 una consulta ciudadana de la que salió que el principal objetivo del gobierno debía ser “construir una sociedad que garantizara los derechos humanos y mejorara el bienestar ciudadano”.

A partir de ahí, el proceso participativo siguió para concretar este anhelo y se establecieron 72 indicadores (54 de ellos, conectados con el marco que promueve la OCDE) y cinco prioridades concretas: empleo, sanidad, seguridad, educación e ingresos. El siguiente paso, el actual, es su inclusión en las políticas públicas a través de indicadores medibles y su evaluación.
 

ECUADOR

Durante la presidencia de Rafael Correa (2007-2017), Ecuador se convirtió en el gran polo de atracción mundial del paradigma “del buen vivir”, la corriente anticapitalista del amplio paraguas de la wellbeing economy. La apuesta contó con el mayor rango posible, con su inclusión en la Constitución de 2008 y el impulso del Plan Nacional del Buen Vivir, con comisionado incluido, pero en la práctica se trató de “un eufemismo para un Nuevo Plan de Desarrollo”, según Patricio Carpio Benalcázar, experto de la Universidad de Cuenca-Ecuador. La mayoría de abanderados del paradigma del “buen vivir” se han desmarcado de la experiencia que coinciden en juzgar como “secuestrada” por los objetivos “desarrollistas” del socialismo del siglo XXI.