Las cosas van muy mal en Venezuela

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Julio 2017 / 49

Hoy he recibido el número 48 de la revista y al leer el artículo “Venezuela pone a prueba la democracia” me he sentido un tanto contrariado por el mismo. Lamento tener que decir que se trata de un ejercicio de populismo que no casa en absoluto con el estilo de la revista. Déjeme señalarle que soy economista, trabajo en una entidad financiera y me considero una persona de izquierdas, progresista, pero crítico y además respeto otras visiones distintas a la mía.

El artículo afirma que “las cosas van muy mal en Venezuela”. Cierto, eso nadie lo duda, algo está pasando allí desde hace tiempo, pero a continuación matiza que no es la mayoría de la gente la que se lanza  a la calle; hombre, yo no los he contado pero hay manifestaciones y éstas son violentas. 

El autor afirma que “entender la realidad venezolana requiere mil matices”. Indudablemente, pero no sólo para la realidad venezolana, incluso para la española. ¿Esos matices son el des-abastecimiento y la inflación? ¿Y la corrupción? ¿Y la dependencia del petróleo? ¿Esas no influyen también con todas sus consecuencias en las personas?

El texto reconoce que el intervencionismo en el mercado de divisas ha originado un desplome de las importaciones. El autor admite que se debería dejar de intervenir en el mercado de divisas y potenciar los programas sociales, pero en ningún momento reconoce que el Gobierno de Nicolás Maduro se ha equivocado.

Las urnas no legitiman una democracia, incluso el general Franco, en España, organizó unas elecciones. La democracia debe estar en la calle, en las instituciones, no porque se vote se ejerce democráticamente.

Lo más indignante: “¿Por qué tanta prisa? Tal vez porque es urgente efectuar un cambio de régimen ya y acabar con la dictadura antes de que ésta tenga la oportunidad de demostrar, una vez más, que Venezuela es una democracia”. ¿Sincera y objetivamente cree el autor que Venezuela es una democracia homologable a las de Europa, EE UU, Canadá, Australia? 

Efectivamente, las cosas van muy mal en Venezuela y para explicarlas se requieren muchos matices, pero sobre todo un análisis más profundo y objetivo al margen de que se pueda uno sentir más o menos identificado con una concepción progresista de la vida.

Ángel Álvarez Iglesias,  Almería