Un cambio de rumbo para las empresas

Necesitamos un ‘management’ para la humanidad que transforme las organizaciones desde el interés propio hasta el bien común

Comparte
Pertenece a la revista
Abril 2024 / 123
Image
Portada Management para la humanidad
Audioplayer Icon
Escucha el artículo

Resulta imposible imaginar un futuro en el que la empresa no siga siendo la principal proveedora de bienes y servicios, cumpliendo su vital e indispensable aportación a la sociedad. Pero tampoco resulta imaginable que la empresa no genere, aquí y ahora, cambios significativos, cuando no radicales, en su actuación; cambios que renieguen de cualquier pretensión cosmética, porque se orienten realmente a la transformación del pensamiento y de la acción de las organizaciones empresariales.

Las empresas forman parte de lo que nos es necesario, si bien solo lograrán sobrevivir las que entiendan que cada ser humano es único y, al mismo tiempo, es uno con el resto de la humanidad, y las que comprendan también que la expresión "hermano árbol" no es una metáfora, sino una verdad literal.

Prácticamente cualquier empresa, a través de su oferta o de sus compras, impacta sobre numerosas personas allende los mares. Lo hace desde las denominadas cadenas de suministros (y logística), que pueden adquirir una gran complejidad al interactuar desde diversos enclaves. El resultado es la implicación directa o indirecta de personas en muchos más lugares de lo que nunca se había producido. Solo es posible considerarlas a todas desde lo que tienen en común: son la humanidad.

No basta dirigir una compañía o un proyecto considerando únicamente el estrecho marco del entorno cercano. La auténtica responsabilidad de la empresa ya no se encuentra tan solo obligada ante sus más o menos numerosos grupos de interés (o stakeholders) más o menos también próximos a su acción. Ahora es responsable ante un único stakeholder: la especie humana en su total extensión.

En el envite que los tiempos aportan, lo local sigue siendo relevante, pero todavía lo es más el hecho de que si las amenazas son globales, deben serlo también las respuestas. Todo afecta, toca de cerca, a la especie entera, a lo que llamamos humanidad. Postulo la manifiesta necesidad de un management para la humanidad desde la obviedad de que el todo solo puede ser gobernado actuando desde el todo, y no tan solo desde sus partes. Es algo que queda plenamente confirmado si consideramos, y no podemos obviarlo en forma alguna, el cambio climático.

Progreso social

Es cierto que algunas empresas, incluso de gran tamaño, están formulando un cambio de orientación que manifiesta alejarse del beneficio puro y duro para adentrarse en perspectivas sociales. Con todo, muy a menudo no resulta fácil percibir la  materialización de esa declaración de intenciones. Un profundo cambio de orientación demanda aceptar nuevos paradigmas (…) En este momento resulta difícil atribuir a las organizaciones un papel relevante en el progreso social.

Cada vez más personas, desde múltiples planos, son conscientes de que nuevas rutas deben ser trazadas, de que se deben crear nuevos espacios que, justamente por su novedad, resultan tan diferentes como los horizontes que deben convertirse en nuestro norte. Lo demanda la raza humana, lo demanda la Tierra. Lo demandan juntas porque son parte de lo mismo.

Management para la humanidad afirma que los actos de una organización se corresponden con la energía que los impulsa. Son sus actuaciones, no sus palabras, las que nos revelan qué persigue, cuál es su propósito; en definitiva, qué energía se encuentra presente en cada acción y con qué orientación se está utilizando. Cuando se afirma que se pone mucha energía en el servicio al cliente, significa que se están movilizando personas y recursos de manera importante al servicio de ese objetivo deseado. En ese sentido podemos afirmar, con toda propiedad, que esa movilización supone que se están "liberando energías".

Una mente armónica

Management para la humanidad considera que son siete las energías de las que se dota una organización, si bien se da una clara jerarquía entre ellas. Una asume el mando. Es la energía correspondiente a su gobierno. La denominaremos mente, cumpliendo el principio de que todo lo creado por el ser humano ha sido primero concebido en su intelecto. Como nos mostró Stephen Covey: "Todo se crea dos veces, la primera cuando se piensa, la segunda cuando se lleva a cabo". Para remarcar la absoluta posición de esta energía, Management para la humanidad también se refiere a ella como la primera energía e incluso, de forma asertiva, como energía esencial (…)

El objetivo de este manifiesto es conseguir que cada vez más personas situadas en el vértice de una organización acepten actuar como una auténtica mente armónica, frente a la predominante mente financiera, que actúa solo a su propio servicio. La primera alinea la empresa con el bien común, reconoce plenamente que la empresa forma parte de un todo mayor que ella misma —con el que interacciona de múltiples formas— y tiene como norte la consecución permanente de una relación armónica con él. La segunda, en cambio, es la energía que concibe la organización y todas sus actividades como un medio al servicio de un único fin vinculado a la rentabilidad, pues considera que la compañía es un fin absoluto en sí mismo. De aquí que el paradigma central de una mente armónica sea actuar respecto a cada persona como si fuera la humanidad y tratar a la humanidad como si fuera una única persona, mientras que el paradigma central de una mente financiera se resume en un más: más rentabilidad, más beneficios, más dividendos, más bonos, más incentivos a la alta dirección...

En cualquier organización de un mínimo tamaño, se liberan seis energías al servicio de la que gobierna, relacionadas con: naturaleza, marketing, producción, personas, finanzas y comunidad. Se trata de que, bajo el liderazgo de la mente armónica, la organización conciba la naturaleza como aliada, y no como esclava del ser humano; de que impulse un marketing humano, y no un marketing de guerra supeditado a la dinámica del mercado; de que la organización se ponga al servicio de una producción de bienes y servicios de manera indefinida, dado que ninguna condición erosiona o amenaza su propia existencia, frente a una producción oportunista; de perseguir el acompañamiento de personas, reconociéndolas de forma integral en el marco de su experiencia vital, por oposición a la gestión de los recursos humanos; de apostar por unas finanzas conscientes, y no incontinentes; de actuar con una perspectiva en pro de la comunidad.

Management para la humanidad es un rotundo y radical posicionamiento en favor de la humanidad y de nuestro progreso como especie, poniendo rumbo a la esperanza y a la luz, dejando atrás las imponentes sombras que nos la ocultan.

De un propósito como este no puede esperarse la presentación de un nuevo modelo de negocio ni de un software especializado que ayude a implementarlo. No hay nada que comprar; al contrario, hay que ser capaz de regalar algo que nos transciende: el futuro, el futuro de todos los seres humanos que están por nacer y que nos necesitan, más que nunca, para poder hacerlo.