Lo que demuestran (o no) los estudios empíricos

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Noviembre 2021 / 96

Ilustración
Elisa Biete Josa

Sesgo: Los metaanálisis ponen en cuestión muchas conclusiones de la economía ortodoxa que se dieron por buenas gracias a informes de dudosa exactitud.

Cuando dos economistas no se ponen de acuerdo suele aparecer la frase mágica esgrimida para zanjar el debate: “Hay un estudio que demuestra que…”. El recurso creciente a los estudios empíricos ha permitido aportar un complemento de información útil al debate económico. Sin embargo, ante la proliferación de estudios con resultados a menudo contradictorios, se ha desarrollado un nuevo enfoque, el de los “metaanálisis”, que pasa revista a los estudios disponibles sobre un tema determinado para poder extraer los resultados más sólidos. Este nuevo enfoque pone en evidencia los riesgos de sesgo de las publicaciones y desarrolla técnicas para corregirlo.  

A mediados de la década de 1990, los economistas estadounidenses David Card [galardonado este año con el Nobel de Economía] y Alan Krueger realizaron estudios que hicieron añicos el consenso anterior según el cual un aumento del salario mínimo comportaba necesariamente destrucción de empleo. Ambos economistas se preguntaron por qué sus resultados eran tan distintos del consenso de la época y en 1995 impulsaron un metaanálisis de los estudios que entonces estaban disponibles sobre este tema (menos numerosos que actualmente).

El "efecto cajón"

Su primera explicación es simple y fue bautizada como “efecto cajón”: los resultados alejados del consenso se quedan en el fondo del cajón y nunca serán publicados, mientras que los que sí encajan con la corriente dominante están sobrerrepresentados. Un estudio que muestre que el salario mínimo no tiene efecto sobre el empleo no será publicado, ni siquiera considerado. Hay, por tanto, recalcaban Card y Krueger, “una tendencia natural de los comités de lectura de las revistas a considerar más favorablemente los estudios cuyos resultados son estadísticamente significativos”.

El sesgo de publicación tiene también una dimensión que podría calificarse de ideológica. En el caso del salario mínimo, por ejemplo, los economistas tienen “un fuerte apriorismo teórico”. Los comités de lectura de las publicaciones científicas oficiales pueden, en consecuencia, “inclinarse a aceptar los artículos que muestran un efecto negativo significativo del salario mínimo”.

Card y Krueger fueron todavía más lejos en revelar los métodos habituales en estos círculos dominantes: “Los investigadores pueden utilizar el criterio de un efecto negativo y significativo sobre el empleo como guía para la elección de sus especificaciones empíricas (...). Este poder discrecional puede llevar por inadvertencia a sesgos, en el caso de que algunas de estas elecciones sean determinadas en parte por el hecho de que conducen a efectos negativos y estadísticamente significativos sobre el empleo”.

Se comprende que Card y Krueger no hicieran demasiados amigos entre los economistas, a pesar de su delicioso eufemismo: ¡“por inadvertencia”! En claro: la publicación de un artículo depende de su capacidad para confortar a la ortodoxia. 

¿Cómo evitar el sesgo de publicación? El método consiste en caracterizar cada estudio a partir de dos parámetros: el primero es, evidentemente, el valor del coeficiente estimado. Por ejemplo: el que indica cuánto varía el empleo por un aumento determinado del salario mínimo. El segundo es la precisión de la estimación, medida por las técnicas estadísticas. 

No estadísticamente significativo

A priori, debería haber tantos estudios que subestimaran o sobreestimaran cada uno de los coeficientes particulares. Cuando no sucede así, es ya un signo de sesgo de publicación. Por ejemplo, y para seguir con el salario mínimo, los investigadores Hristos Doucouliagos y T. D. Stanley concluyeron: “la literatura sobre los efectos del salario mínimo está contaminada por un sesgo en la selección de las publicaciones (1). Una vez que este sesgo queda corregido, ya no quedan elementos que permitan validar una conexión negativa entre el salario mínimo y el empleo”.

La publicación de un artículo depende, en buena parte, de su capacidad para confortar a la ortodoxia

Cuando le digan que determinado estudio demuestra algo, desconfíe: a menudo no demuestra nada

Una investigación análoga para el caso francés fue llevada a cabo por los economistas Jérôme Gautié y Patrice Laroche (2). De nuevo, el resultado es inapelable: “Con la combinación de estudios, el efecto del salario mínimo sobre el empleo es negativo, pero no estadísticamente significativo”.

Para mantenernos dentro del mismo dominio, existe la idea muy extendida de que las legislaciones proteccionistas del empleo (lo que suelen llamar “rigideces” del mercado de trabajo) serían un obstáculo para la creación de empleo. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) elabora desde hace mucho tiempo indicadores que miden esta rigidez, lo que ha dado lugar a muchos estudios. El metaanálisis a partir del cual ha trabajado el economista Philipp Heimberger, del Insituto de Viena para los Estudios Económicos Internacionales, cuenta, pues, con buenos materiales (3). Y el resultado también es muy claro: “No existen pruebas sólidas de un impacto negativo global de la protección del empleo sobre el paro”.

Muchos de los postulados de la teoría económica dominante están ahora en cuestión. Los metaanálisis evocados aquí confirman este cuestionamiento y ayudan a entenderlo. Sin embargo, su grado de complejidad técnica dificulta que puedan tener un impacto en el debate público. Eso sí: la próxima vez que le hablen de “estudios que demuestran que…” la teoría dominante tiene razón, desconfíe, puesto que, generalmente, no demuestran nada.

(1). Publicación Selection Bias in Minimum-Wage Research? A Meta-Regression Analysis. Hristos Doucouliagos y T. D. Stanley. British Journal of Industrial Relations, junio de 2009.
(2). Minimum Wage and the Labor Market: What Can We Learn from the French Experience? Jérôme Gautié y Patrice Laroche. Centre pour la Recherche Economique et ses aplications, septiembre de 2018.
(3). Does economic globalisation affect income inequality? A meta-analysis. Philipp Heimberger. The Vienna Institute for International Economic Studies. Working Paper, 165, octubre de 2019.

* Michel Husson falleció el pasado 18 de julio a los 72 años. Este es el último artículo que escribió para Alternatives Economiques. En España podía léersele, además de en Alternativas Económicas, sobre todo en la revista Viento Sur.