Riesgo // Refugiados, sin agua ni espacio

Por Yann Mens
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Junio 2020 / 81

Las condiciones en las que viven quienes han huido de la guerra y la miseria hacen muy difícil aplicar las medidas higiénicas y el distanciamiento social recomendados frente a la covid-19.

En el campo de refugiados de Moria, situado en la isla griega de Lesbos, el mensaje no cala. “Aquí, las medidas preventivas se consideran una gran broma”, explica Marco Sandrone, coordinador de proyecto  de Médicos sin Fronteras (MSF). “¿Cómo se puede pedir a alguien que se aísle en su habitación cuando vive en una tienda de campaña?”. Cuando la epidemia de la covid-19 empezó a azotar Europa, en algunas partes de este campo superpoblado había un punto de agua por cada 1.300 habitantes, recuerda MSF. Moria es un ejemplo (¿extremo?) de lo que puede pasarles a los refugiados (30 millones de personas en el mundo) y a los desplazados (40 millones) si la epidemia golpea con dureza las regiones en las que son más numerosos. Es decir, los países emergentes o en desarrollo, puesto que es en ellos donde viven más del 80% de los refugiados y desplazados.

Difícil acceso a la sanidad...

Es cierto que solo el 30% aproximadamente de los refugiados viven en campos. En Turquía, por ejemplo, prácticamente la totalidad de los 3,6 millones de exiliados sirios viven mezclados con la población. Pero dada su precaria situación económica, ocupan con frecuencia viviendas muy exiguas en las que el distanciamiento social es también difícil. Y, en general, para los refugiados y desplazados que no viven en campos, el acceso a la sanidad puede ser complicado si no poseen un permiso oficial de residencia en el país de acogida.

Además, el número de exiliados en el mundo no va a dejar de aumentar, pues, con o sin coronavirus, los conflictos continúan, por ejemplo, en el Sahel y en Libia. En este contexto, las organizaciones humanitarias disponen de medios limitados. Su prioridad es informar sobre la covid-19, sobre la manera de limitar su propagación. Pero el mensaje debe transmitirse en un lenguaje comprensible para las poblaciones y estas deben confiar en las organizaciones que se lo comunican, lo que no siempre está garantizado.

Incluso cuando están convencidos, ¿cómo efectuar esos gestos preventivos? “Muchos refugiados y desplazados viven en zonas áridas”, observa Alexandre Giraud, director general de la ONG francesa Solidarités International. “Los camiones cisterna son el medio más rápido de proporcionarles agua, pero es un método caro y no perenne, a diferencia de las perforaciones de pozos, que tardan más en ponerse en marcha”.

... y difícil confinamiento

Cuando un refugiado presenta síntomas de tener el coronavirus, hay que aislarlo para limitar el contagio. Las ONG prevén construir espacios ad hoc, pero como se ha demostrado en pasadas epidemias, puede ser difícil convencer a las personas de que acepten ser confinadas si esos espacios son percibidos como antesalas de la muerte. Y los tratamientos más duros son de difícil acceso, ya que parte de los refugiados y desplazados viven en regiones aisladas, lejos de cualquier hospital, o en zonas de guerra (Siria, Yemen), cuyas estructuras sanitarias han sido bombardeadas. Dependientes a veces de la distribución de alimentos efectuada por las agencias humanitarias, los refugiados y desplazados serán aún más dependientes si las medidas de confinamiento les privan de empleo. Pero las colas para recibir la ayuda son un lugar de contagio posible, razón por la cual, las organizaciones humanitarias intentan distanciarlas el máximo posible en el tiempo.