Recuperación // El megaplan de Joe Biden frente a la covid

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Marzo 2021 / 89

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Adam Schultz

Para limitar los estragos de la pandemia, que con tanta dureza golpea a EE UU, el nuevo presidente propone un plan de ayuda de 1,9 billones de dólares. ¿Será suficiente?

Estados Unidos es uno de los países más afectados por la covid-19 en el aspecto sanitario; también en el económico. Debido a lo exiguo de la protección social estadounidense (señalemos especialmente la carencia de mecanismos de paro parcial) y a la facilidad que tienen los empresarios para despedir, en épocas de crisis el paro aumenta tradicionalmente más deprisa que en la Unión Europea. A comienzos de la pandemia se disparó en unas semanas, pasando del 4,4% en marzo al 14,7% en abril. Después inició un lento pero firme descenso. Pero en la actualidad, la recuperación se ralentiza debido al aumento de las medidas de distanciamiento social decididas por los Estados federados frente a una segunda oleada que se eterniza. En diciembre, por primera vez desde el comienzo de la crisis sanitaria, el índice de paro se estancó en el 6,7%, el nivel que había alcanzado en noviembre, aunque bajó hasta el 6,3% en enero. Las cifras del Departamento de Trabajo estadounidense indican, entre otras cosas, un aumento del paro de larga duración y una disminución de la población activa debido a la desmoralización de muchos parados que dejan, simple y llanamente, de buscar empleo. Son dos tendencias inquietantes para el futuro. ¿Podrá el nuevo presidente limitar los estragos ligados a la pandemia e impedir que miles de hogares se hundan en la pobreza?

Donald Trump actuó con contundencia la pasada primavera al movilizar 2,2 billones de dólares para impulsar la economía a través de una serie de programas de fortalecimiento del seguro de desempleo (aumento del tiempo de prestación y cuantía de los subsidios y ampliación a categorías hasta entonces excluidas, como la de los trabajadores autónomos) y, lo que es más espectacular, el envío de un cheque de 1.200 dólares a cada uno de los estadounidenses. Como la fecha para la aplicación de dichas medidas expiraba el pasado diciembre, se prolongó in extremis gracias al acuerdo al que llegaron los dos partidos en el Congreso el 21 de diciembre. Tras muchos contratiempos, republicanos y demócratas lograron, por fin, ponerse de acuerdo en un plan de ayuda de 900.000 millones de dólares. El entonces presidente electo, Joe Biden, se apresuró a precisar que no era sino un “anticipo” que él se esforzaría en completar.

Vacunación masiva

El 14 de enero, Biden presentó las grandes líneas de su plan de rescate de la economía y propuso añadir 1,9 billones de dólares a los 900 aprobados por el Congreso. Se da prioridad a la lucha directa contra la pandemia, a la que pretende consagrar 400.000 millones. ¿Con qué objetivo? Vacunar a 100 millones de ciudadanos y reabrir la mayoría de los colegios antes del mes de mayo. También se restablece la posibilidad de que los enfermos de covid-19 puedan beneficiarse de una baja por enfermedad remunerada hasta el mes de septiembre. Prevista por el plan de primavera, su no prolongación por el Congreso fue uno de los puntos negros de las negociaciones de diciembre. 
En el plano económico, el exsenador por Delaware piensa enviar a todos los ciudadanos un nuevo cheque de 1.400 dólares que se añadirán a los 600 aprobados por el Congreso en diciembre. Cada estadounidense podrá contar, pues, en las próximas semanas con 2.000 dólares. Los demócratas habían tenido que revisar sus exigencias a la baja debido al bloqueo republicano. Biden proclamó: “600 dólares no bastan cuando hay que elegir entre pagar el alquiler y comprar comida”.

El Congreso, dispuesto a actuar cuanto antes

Otra importante partida: el seguro de desempleo. En este tema, el presidente ha anunciado que desea prolongar los programas de emergencia hasta el mes de septiembre, en lugar de hasta el final de marzo como había negociado el Congreso antes de Navidad. Hasta septiembre, los ciudadanos podrán reclamar un suplemento del subsidio de 400 dólares semanales. Menos que los 600 de 2020 pero más que los 300 previstos inicialmente por el Congreso. El aumento del salario mínimo a “un mínimo de 15 dólares la hora” (frente los 7,2 actuales a nivel federal, aunque muchos Estados han adoptado ya niveles más elevados), que formaba parte de las principales promesas del candidato, es otro proyecto, así como la concesión de nuevas ayudas a las pequeñas empresas.

Ayuda a los Estados

La principal laguna del plan del Congreso era la falta de apoyo financiero a los Estados federados, en primera línea de la lucha contra la pandemia y cuyos presupuestos se hallan bajo una fuerte presión desde la pasada primavera debido a la gran disminución de los ingresos fiscales. Las medidas de emergencia establecidas por Trump limitaron esa disminución, pero como los Estados federados están obligados por ley a tener presupuestos equilibrados, han recortado en sus gastos debido a la incertidumbre de los próximos meses. Como resultado de ello, el empleo público ha bajado el 7% desde el comienzo de la pandemia, lo que representa 1,3 millones de empleos. Para remediarlo, la Administración de Biden quiere desbloquear 350.000 millones de dólares para los Estados federados y los gobiernos locales (ciudades, condados, etc.). “Se trata de un importante paso adelante (…) Pero dada la magnitud de la crisis económica, es probable que sea necesaria una ayuda adicional”, ha precisado AFSCME, el mayor sindicato de empleados públicos de los gobiernos locales y federados.

1.400 dólares recibirá cada ciudadano si el plan de Biden sale adelante

400 mil millones de dólares irán destinados a la campaña de vacunación

Estas primeras medidas anunciadas por el nuevo presidente acaban con algunos agujeros del plan negociado en diciembre y elevan el monto del segundo acto de las medidas de emergencia sanitarias y económicas a 2,8 billones de dólares (13,5% del PIB estadounidense). Como complemento, Joe Biden tenía previsto presentar un plan de inversión en la economía —especialmente en infraestructuras y lucha contra el cambio climático— cuyo perfil ha ido dibujando a lo largo de su campaña electoral. 

Todas estas propuestas deben ser discutidas en el Congreso antes de ser traducidas en textos legales que harán posible el desembolso de las diferentes partidas. “Estamos dispuestos a trabajar para proporcionar esta ayuda lo antes posible”, declararon conjuntamente Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, y Chuck Summer, jefe de los demócratas en el Senado. Falta por ver si los republicanos harán lo mismo. Los demócratas lograron una reducidísima mayoría en el Senado (¡de un voto!), por lo que son mayoritarios en las dos cámaras lo que les facilita, en principio, la labor. Pero la necesidad del 60% de votos en el Senado para adoptar determinadas medidas podría obligarles a hacer ciertas concesiones.