Estados Unidos: hacia un aterrizaje suave

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Febrero 2014 / 11

Desafío: El acuerdo presupuestario alcanzado entre republicanos y demócratas debería limitar un poco las políticas de austeridad en EE UU. Y la Reserva Federal, mostrarse prudente en su política monetaria.

Barak Obama habla por teléfono desde el Despacho Oval. FOTO: PETER SOUZA

La política económica de Estados Unidos va a experimentar dos cambios importantes este año. El primero de ellos afecta a la política presupuestaria: será un poco menos restrictiva. El segundo tiene que ver con la política monetaria: el banco central, la Reserva Federal, va a dejar progresivamente de inundar de dinero los mercados financieros, aunque afirma que no entrará aún en una fase más restrictiva. De su credibilidad depende el futuro del crecimiento estadounidense y mundial.

El gasto público será de 63.000 millones más que los recortes que habría sin el pacto

No hay acuerdo para prolongar las ayudas a 1,3 millones de parados de larga duración

El pasado 10 de diciembre, los negociadores demócratas y republicanos anunciaron un acuerdo sobre el contenido de la política presupuestaria de Estados Unidos para los dos años siguientes. Tras el psicodrama de octubre, que dio lugar al famoso shutdown (cierre parcial de la Administración estadounidense), la noticia hizo que todo el mundo respirara aliviado. Sobre todo, porque ese acuerdo permite relajar la austeridad presupuestaria para consolidar la recuperación en curso: en 2014-2015, el gasto público va a superar en 63.000 millones de dólares el nivel impuesto por los recortes automáticos que, como ocurrió en 2013, se habrían aplicado si no hubiera habido acuerdo.

Estos gastos inmediatos se financian a veinte años mediante el aumento de algunos impuestos (como el de seguridad aeronáutica). El déficit presupuestario deberá disminuir en el mismo período gracias a una serie de medidas, especialmente la reducción de las futuras jubilaciones de los nuevos funcionarios. Para Florence Pisani, economista de Dexia Asset Management, el mensaje está claro: “Hemos dejado atrás lo más importante de la restricción presupuestaria”.

La Fed reducirá la compra de bonos del Tesoro y títulos ligados a hipotecas poco a poco

El banco central busca apoyar la economía y a la vez controlar los tipos a largo plazo

Pero, sin embargo, no todo está arreglado. A corto plazo, los dos partidos tendrán que llegar, antes de que acabe febrero, a otro pacto para elevar el techo autorizado de deuda pública que permite a Estados Unidos financiar su déficit presupuestario. Tampoco hay acuerdo para prolongar las ayudas al 1,3 millón de parados de larga duración (de más de seis meses), a los que se les suprimirán las indemnizaciones.

 

UN ACUERDO PRESUPUESTARIO

A más largo plazo, el acuerdo presupuestario actual no da respuesta al freno crónico de la inversión en infraestructuras públicas, como carreteras o escuelas; según el economista Benjamin H. Harris, su porcentaje en el producto interior bruto (PIB) se ha dividido por dos, entre 1963 y 2013 ha pasado del 6,4% al 3,1% , y la economía estadounidense paga sus consecuencias con una disminución de su crecimiento potencial.

Por su parte, la Reserva Federal va a disminuir progresivamente sus 85.000 millones de dólares mensuales de compras de bonos del Tesoro y de títulos financieros ligados a préstamos hipotecarios. Los indicadores coyunturales están al alza (empleos, consumo...) y las perspectivas son buenas: la economía estadounidense no necesita ya ese apoyo. A juicio de Inna Mufteeva, economista de Natixis, “es un momento ideal” para cambiar de política.

 

MENSAJE SUTIL A LOS MERCADOS

Las compras del banco central garantizaban buenos precios, es decir, bajos tipos de interés a largo plazo para la financiación de la deuda pública y los préstamos para vivienda. Cuando Ben Bernanke, el presidente de la Fed, indicó el pasado mes de mayo que iba a poner en marcha ese cambio de orientación, los mercados lo interpretaron como el anuncio de un próximo aumento de los tipos de interés a corto plazo por el banco central y el comienzo de una política monetaria restrictiva, lo cual hizo que subieran los tipos de interés a largo plazo.

Ben Bernanke dio marcha atrás en septiembre indicando que ese cambio de política no era inmediato, que sería progresivo y que no iría acompañado de una subida de los tipos a corto plazo. Inmediatamente, los mercados financieros se calmaron.

La Fed podrá lograr, así, su objetivo de suprimir progresivamente sus compras de activos financieros manteniendo a la vez su apoyo a la economía estadounidense y controlando los tipos a largo plazo pues, si se dispararan, costaría muy caro al crecimiento estadounidense y mundial. Un equilibrio sutil que ahora deberá mantener Janet Yellen, la sucesora de Ben Bernanke.