¿Es posible diversificar más la economía brasileña?

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Noviembre 2022 / 107

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Getty images

Diversificar la economía brasileña en los servicios y las industrias punteras es un objetivo declarado común. Pero para conseguirlo Lula y Bolsonaro también han planteado dos estrategias, con pocas medidas concretas. En cambio, su apoyo sin fisuras a los gigantes agrícolas ha ido acompañado de promesas de subvenciones y de exoneraciones fiscales a las exportaciones. 
 
Exportar a la UE
Ambos apoyan igualmente el proyecto de acuerdo comercial entre Mercosur y Europa, que abriría la puerta a nuevas exportaciones de materias primas hacia la UE y a la importación por parte de Brasil de productos manufacturados procedentes de la Unión. No ha lugar, pues, a ayudar al país a intentar una nueva ola de industrialización como la llevada a cabo en la década de 1930 bajo presidencia de Getulio Vargas —durante esta etapa se desarrolló una importante industria metalúrgica, papelera y energética— o la ola de los setenta y ochenta —con dictadura militar entre 1964 y 1985— con la creación de un constructor aeronáutico público de primer orden: Embraer. 
Desde finales de la década de 1990, los estudios económicos muestran, por el contrario, un movimiento de regreso al sector primario o reprimarización de la economía brasileña. El peso de las materias primas brutas o semitransformadas en las exportaciones marca máximos históricos. Convertido en el primer proveedor de productos alimenticios de China, que es su primer socio comercial, Brasil ha visto cómo su mercado interior ha sido invadido con productos manufacturados chinos de bajo precio. Ello ha laminado la industria textil y de plásticos brasileña. 
 
Grupo de presión
La tradición política de gravar las importaciones para favorecer la producción local ha captado grupos internacionales, por ejemplo en el sector del automóvil y de los electrodomésticos. Pero se trata de plantas de ensamblaje, con poca transferencia tecnológica y de innovación, que, en cambio, se mantienen fuera del país y de las que este no se beneficia.
¿Puede Brasil diversificar más su economía? Sin duda. Pero, como subrayaba el gran economista brasileño Celso Furtado, haría falta, en primer lugar, que los poderes públicos se libraran del influyente grupo de presión agrícola y agroindustrial.