Consumo // Bienes atípicos: ¿Por qué optamos por pagar más?

Comparte
Pertenece a la revista
Julio 2022 / 104

El elevado precio de un bien no disuade de seguir consumiéndolo. Los economistas Robert Giffen, George Akerlof y Thorsten Veblen han estudiado distintas manifestaciones de esta rareza.

En economía se denomina un bien típico a todo bien cuyo aumento del precio provoca una disminución de su consumo: si es más caro, compramos menos. Nada más normal y nada más lógico. Por tanto, un bien atípico es aquel cuyo aumento de precio provoca un aumento de su consumo. Nada más raro y nada más ilógico. 

Los bienes Giffen

Sir Robert Giffen (1837-1910) no es uno de los economistas más famosos, pero cualquier estudiante de esa carrera recuerda su nombre. Este economista y estadístico escocés pasó a la posteridad cuando Alfred Marshall le rindió un homenaje al bautizar “bienes Giffen” determinada categoría de mercancías.

Giffen estudió los hogares pobres de la Irlanda del siglo XIX. En esa época, Irlanda era una región muy pobre del Reino Unido. Giffen resumió los hábitos de consumo de aquella gente de un modo muy simple: los hogares irlandeses comen patatas durante la semana y carne, que es más cara, el domingo. Pero un aumento del precio de las patatas había provocado… ¡un aumento del consumo de patatas! En efecto, durante la Gran Hambruna irlandesa, de 1845 a 1852, el precio de las patatas se disparó y, víctimas de la carestía de la vida, los irlandeses pobres ya no podían permitirse comer carne los domingos. ¿Qué comían en lugar de la carne? Patatas, cuya demanda se acrecentó y su precio aumentó.

Poder adquisitivo: El consumo de patatas aumentó durante la Gran Hambruna (1845-1852), pese al incremento de su precio

Generalizando, un bien Giffen es un bien inferior (la patata) cuyo consumo está ligado a un bien de lujo (la carne). El aumento del precio del bien inferior provoca una disminución del poder adquisitivo de los hogares (efecto ingreso) que lleva al consumidor a sustituir el consumo del bien de lujo por el de ese bien inferior (efecto sustitución). En definitiva, el aumento del precio del bien inferior desemboca en un aumento de su consumo. 


Bienes Akerlof

Nacido en 1940, el economista George Akerlof es premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas de 2001, distinción que comparte con Joseph Stitgliz y Michel Spence. Con su célebre ejemplo de los limones (los coches de ocasión) en el mercado del automóvil, Akerlof es el padre del concepto de asimetría de información. También es el marido de Janet Yellen, actual secretaria del Tesoro de Estados Unidos. Un bien Akerlof es un bien del que el consumidor, a falta de información específica, toma el precio como un indicador de su calidad. A un consumidor que no sabe nada de informática le ofrecen en una tienda tres ordenadores: uno de 300 euros, otro de 500 euros y un tercero de 800 euros. Como carece de conocimientos específicos, considera el precio como un indicador de calidad y supone, con o sin razón, que el ordenador menos caro es de calidad inferior, el de 500, de calidad media y el más caro, de calidad superior. Lo mismo le pasa a un invitado a una cena al que los anfitriones le sugieren que lleve una botella de vino: a falta de conocimientos enológicos, supone que el vino de 5 euros es mediocre, mientras que la botella de 30 euros contendrá un vino de gran calidad.

No siempre se respeta la ley de la oferta y la demanda

Los bienes Akerlof son, generalmente, bienes de alto contenido tecnológico. Y son atípicos porque la mayoría de los consumidores que pueden permitírselo rechazan los ordenadores y las botellas de vino más baratos: ¡un precio elevado llevará a consumir más!


Bienes Veblen

Mientras Giffen estudiaba los hábitos de consumo de los más pobres, el economista y sociólogo estadounidense Thorstein Veblen (1857-1929) se dedicó a estudiar los hogares más ricos de su país.  Su obra de 1899, Teoría de la clase ociosa, tuvo un gran éxito.

Lujo: Comprar bienes de lujo sirve para mostrar ante los demás cierta condición social

Calidad: En algunos bienes, como el vino y los ordenadores, un precio superior se asocia a una calidad superior

Para Veblen, los hogares ricos estadounidenses de finales del siglo XIX pertenecen a la clase ociosa. Pretenden desmarcarse del resto de la población consumiendo bienes de lujo: sería, pues, ingenuo pensar que el consumo de dichos bienes, como joyas o coches de lujo, se debe únicamente a criterios estéticos. Por el contrario, comprar bienes de lujo es mostrar ante los demás su alto poder adquisitivo, su riqueza, su condición social, su pertenencia a la clase ociosa… es lo que Veblen denomina el “consumo ostentoso”.

Los bienes Veblen son también atípicos: sus precios elevados no son prohibitivos para sus consumidores. Por el contrario, cuanto más caros son, más alardean de ellos los ricos. Todos estos casos atípicos prueban que la ley de la oferta y la demanda no siempre se respeta. 

 

¿De qué estamos hablando?

Varias tipologías de bienes

Además de distinguir entre bienes típicos y bienes atípicos, también distinguimos entre bienes inferiores, bienes normales y bienes superiores. Los bienes inferiores satisfacen las necesidades primarias, como la alimentación, el vestido y la vivienda: su porcentaje en el gasto de los más pobres es importante. Los bienes normales satisfacen las necesidades secundarias, como los servicios sanitarios no vitales y los transportes. Finalmente, los bienes superiores satisfacen las necesidades de lujo de los individuos, como objetos de lujo, viajes, acceso a la enseñanza superior o a la cultura: su porcentaje en el consumo de los más ricos es importante. También distinguimos entre bienes sustituibles, que pueden sustituirse uno por el otro; bienes complementarios, que deben consumirse juntos, y bienes independientes, aquellos cuyo nivel de consumo no está relacionado entre sí.