10 céntimos por devolver un envase

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Septiembre 2018 / 61

Reciclaje: Varias Administraciones estudian aplicar el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR). Navarra ya ha emitido una ley favorable.

28 millones de envases tirados diariamente no se reciclan. FOTO: Thinklstock

Soñar con la playa, y al llegar, envases, restos de latas y plásticos inundan la orilla. Soñar con la montaña… Y al llegar, restos de basura en los caminos opacan la paz de la naturaleza. En España se ponen en el mercado 51 millones de envases diariamente, de los que 28 millones se pierden. La ciudadanía no los deposita en los recipientes de basura adecuados, y acaban en vertederos, en incineradoras y en el entorno.

Retorna, una asociación formada por a empresas, ONG ambientales, sindicatos y asociaciones de consumidores, lleva ya más de 20 años intentando cambiar el modelo de residuos que se realiza en España. Entre otras cosas buscan implementar, en todo el Estado, un sistema de retorno de envases llamado Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) que permita recuperar y reciclar al máximo los materiales de envases y, así, superar los índices de recogida actuales.

El sistema es parecido al que se usaba en España cuando se devolvía el envase a la tienda. Esta práctica funcionó aquí hasta la década de 1980 y, actualmente, se aplica con éxito, según la Plataforma, en más de 40 regiones del mundo como Australia, Alemania, países nórdicos, California y Nueva York, entre otros.

Este modelo recicla, explican desde la plataforma, 9 de cada 10 envases “sin coste extra alguno para la Administración central y con importantes ahorros para los entes autonómicos y locales y podría generar 14.000 nuevos puestos de trabajo en España”.

Varias Administraciones autonómicas están estudiando aplicarlo. 

 

BALEARES

El Parlamento balear tiene actualmente en debate una ley de residuos y suelos contaminados de las Islas Baleares que prevé reducir al máximo el uso de plásticos a partir de 2020. Menorca, junto con el Ayuntamiento de Ciutadella y la plataforma Per una Mar sense Plàstic han hecho una prueba en Menorca, poniendo máquinas durante las fiestas de San Joan, y ofreciendo 10 céntimos por envase depositado.

“Cuando los residuos tienen un valor económico, la gente no los abandona, ayuda con entusiasmo a su recuperación y los espacios públicos quedan totalmente limpios”, dicen desde Retorna. “Las personas han acudido sin cesar a la Plaça del Pins para devolver sus envases de bebidas (...). Se han devuelto 13.627 envases de bebidas, que no han quedado en el suelo, como en fiestas anteriores”.

Le ley balear va bastante más allá de la recogida de envases en máquinas, a cambio de los 10 céntimos. Y ha preocupado a la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), que ha escrito un documento al Parlament.

Sucede que la ley prevé, entre otras cosas, la prohibición de las las pajitas para bebidas, las cápsulas monodosis de café, las vajillas de plástico, los bastoncillos para las orejas y otros. Por ejemplo, los establecimientos de hostelería y restauración deberán ofrecer gratis la posibilidad de consumir agua no envasada apta para el consumo humano.

Las pruebas que se han hecho mejoran la limpieza del entorno

En lugares como Valencia y Canarias, la iniciativa está parada

A inicios de junio pasado el Parlamento de Navarra pasaba una nueva Ley de Residuos para impulsar los Sistemas de Depósito para volver a los envases retornables y reutilizables, y eliminar los envases de un solo uso. La propuesta salió adelante con el apoyo de Geroa Bai, Bildu, Podemos y Ezkerra. La nueva normativa navarra da un periodo de dos años para promover experiencias demostrativas del sistema de depósito de envases.

En Cataluña se hizo una prueba piloto en Cadaqués y se logró recuperar hasta el 92% de los envases en menos de tres meses. La generalitat publicó los resultados de un estudio en julio de 2017 en los que concluía que el SDDR permitiría reciclar 41.000 toneladas de residuos adicionales; y que los municipios se ahorrarían 26,44 millones de euros. Todavía no se ha presentado, sin embargo, un proyecto concreto en el Parlament.

A nivel estatal, Unidos Podemos registró en junio pasado en el Congreso de los Diputados una Proposición de Ley que tiene como objetivo que en España se recicle el 100% de los plásticos en 2030. Incluía entre otras cosas la prohibición de los plásticos de un solo uso y el retorno de envases.

Estas iniciativas van en línea con la propuesta de directiva contra los plásticos presentada por la Comisión Europea en mayo pasado. La directiva se refiere a los 10 productos de plástico de un solo uso que se encuentran con más frecuencia en las playas y mares de Europa (los recipientes alimentarios, los envases y envoltorios, los cubiertos, los recipientes y vasos de bebidas, los productos del tabaco con filtros, las compresas, las toallitas húmedas, los bastones de plásticos para la limpieza de los oídos, los globos y las bolsas de plástico). Y agrega otras tantas medidas.

 

EN CONTRA

Pero no todo es lo que parece. Hay muchos intereses en juego, no solo de la industria alimentaria. Ecoembes, una de las principales empresas españolas de reciclaje, que es la encargada del tratamiento de los residuos con los contenedores, está completamente en contra del sistema de retorno de envases. Opinan que hay algún país, como Alemania y Noruega, “donde hay un sistema adicional al de los tres contenedores, en el que los ciudadanos pagan por adelantado y recuperan un importe económico cada vez que reciclan sus envases de bebidas. Pero mucha gente confunde pagar por adelantar dinero y luego recuperarlo. Sobre este tema hay muchos mitos”. 

Para Ecoembes, el SDDR solo sirve para recuperar los envases de agua, bebidas refrescantes y cervezas, sean de plástico o latas de metal. “Cualquier otro tipo de envase no lo puede reciclar”, agregan. “Según unos datos sobre el reciclaje publicados por Ecoembes, en total, se encarga del 8% de los envases, mientras que en España, a través de los contenedores amarillos y azules, se puede gestionar el 100%”. Por otro lado, explican que esto funciona normalmente a través de las tiendas, en lugar de contenedores; “al ciudadano no le pagan, sino que paga él. Al comprar un envase, el ciudadano tiene que pagar un importe por el producto. Este importe solo se le reintegra si devuelve el envase en perfecto estado (en caso de abolladura, por ejemplo, la máquina lo rechaza)”. Es un sistema más caro que el habitual, y “sobre todo, no tiene beneficios para el medio ambiente (...) Transportar envases vacíos sin aplastar de los comercios supondría un número de viajes mucho mayor, transportando aire, con lo que las emisiones de CO2 aumentarían”, dicen. 

Argumentan también que “para reducir la enorme cantidad de residuos que aún se depositan en los vertederos (el 70% del total) la prioridad es actuar sobre flujos de residuos que actualmente no tienen casi ningún tipo de recuperación como la materia orgánica, los textiles, las celulosas, etc. Los envases de bebidas, después de muchos años de trabajo, son justo lo que más se están reciclando en la actualidad”.

“En otros países los promotores comerciales de esta iniciativa han utilizado el mismo método: financiar una campaña institucional y de comunicación para crear un terreno de cultivo favorable y, bajo la premisa falsa de “pagar por reciclar”, generar un negocio en la venta de máquinas de aproximadamente 475 millones de euros para el que verdaderamente es el promotor de este sistema”, culminan.

La postura de Ecoembes es la que paralizó en Canarias la posibilidad de implementar este sistema por ley. Además, aducen que no hay espacio en los comercios para la instalación de las máquinas y que su implementación no hará más que encarecer el producto.

También quedó descartado el pasado abril en la Comunidad Valenciana. La Consellería de Medio Ambiente dijo: “no hay consenso, ni recursos, ni las garantías para que funcione”.

Lo que sí está en marcha en la Comunidad Valenciana, aunque el Ejecutivo está trabajando en la normativa final, es la prohibición de los residuos de un solo uso y el uso de materiales de plástico, siempre y que exista una alternativa más sostenible.